-¿Las oyes? -le preguntó una noche de verano, mientras ambas estaban sentadas afuera de una camioneta estacionada.
-¿Qué cosa? -le respondió mientras acariciaba su espalda.
-Las estrellas.
-¿Qué dicen?
-Cuentan una historia, una muy vieja pero que frecuentemente olvidamos: no estamos solas.
-¿Te refieres al universo? -Y entonces se volteó para besarla suavemente en la mejilla. -¿estás bien?, estás actuando muy raro esta noche. -Y ella no respondió, solo alzó las manos al cielo y empezó a cantar una canción en un idioma que no conocía. Su compañera tuvo escalofríos por un momento, pero decidió quedarse; a fin de cuentas, estar ahí con ella también era una locura, sobre todo sabiendo que en cualquier momento su padre podía salir y si las encontraba de nuevo juntas, no dudaría en mandarla lejos, mandarla a exorcizar, terapia de electrochoques, lo que sea con tal de que ella fuese "normal". Poco a poco se fue acercando a la otra chica, hasta que ambas estuvieron tomadas de la mano, cantando la misma canción que no conocían.
-Ahora entiendo -le dijo de repente -ahora las escucho - el cantó cesó, las estrellas parecían brillar más fuerte. -Te amo, ¿lo sabías?
-Ellas lo saben -señaló a la estrellas -por eso nos hablaron hoy.
-¿Crees que un día esto será normal?
-¿Qué cosa? -Y la besó fuertemente en los labios a modo de respuesta.
-¿Algún día seremos normales?
-En algún lugar del universo, ya lo somos.
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