El chico de los lentes rosas un día se fue de viaje.
-Mi papá quiere que vayamos a la ciudad a visitar a su madre, porque está enferma -ya podía casi adivinar lo que estaba pasando por su mente, así que lo abracé antes de que las lágrimas lo alcanzaran.
-Todo estará bien -le susurré al oído. Él se apartó poco a poco mientras me sonreía. Habían pasado otras dos semanas, el tiempo me parecía eterno, cada día sin poder decirle todas las emociones que se acumulaban en mi pecho y querían salir en forma de abrazos, besos, caricias. Él siempre parecía tranquilo, pero sabía que también sentía lo mismo que yo. "¿Estás feliz usando los lentes?", preguntó hacía apenas unos días, yo dije que no con la cabeza y él se rió fuerte. De verdad, no estaba feliz, ver la vida como realmente era me quitaba un montón de emociones, y también la energía. "Te vas a acostumbrar", decía él y se acercaba tanto a mi boca mientras lo hacía. Casi podía sentirlo, y luego se alejaba rápidamente. Me estaba volviendo loca.
-Vuelvo en 3 días, ¿vas a extrañarme?
-Ni siquiera tienes que preguntarlo.
Se despidió con un tímido beso en la frente, yo no quería soltarlo, pero finalmente se fue.
No había visto a mis amigos desde que el chico de los lentes rosas había aparecido, casi un mes. Mi vida ahora era: trabajar, comer, dormir y estar con él. Sabía lo que mis amigos dirían "otra vez estás haciendo lo mismo, te dejas llevar por tus emociones, te fundes y te dejas moldear al antojo de estos chicos hasta que se terminan hartando de ti y se van", pero esta vez era algo diferente.
Reunión en casa de Tomás, a las 5 pm, todos llevando bebidas y comida, y yo entrando triunfante. "Miren quién se digna a venir", dijo Tomás, yo me reí y contesté tantas preguntas que creí que estaba en un interrogatorio oficial.
-Lo conocí en mi café favorito, ajá, el de la vuelta de mi casa. Su papá es mi doctor del corazón. Sí, es mayor que yo, tiene 28 años. Sí, parece normal. No, hasta ahora no han aparecido signos raros. No, ahora no está, pero en cuanto vuelva lo pueden conocer. Sí, bueno, no, aún no somos novios. Es complicado.
Al final de la noche estaba borracha y me sentía feliz.
-Te ves feliz -me dijo Andrés -hace mucho no estabas así, desde ya sabes quién -yo asentí y alcé mi vaso a modo de brindis. Andrés me abrazó y me dió un beso en la mejilla. -¿cómo te irás a casa?
-Creo que me quedaré a dormir en el sofá.
Antes de quedarme dormida le mandé un mensaje al chico de los lentes rosas. "Pienso en ti"
sábado, 9 de mayo de 2020
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