Había agendado una sesión con mi psicóloga para hablar acerca de mi situación, ya que no la había visto por más de un mes.
-Y -comenzó -¿cómo has estado?
Le conté acerca del chico de los lentes rosas. Ella sonrió mucho y me pidió que le mostrara una foto de él, asintió. "Es guapo", yo también sonreí.
-Pero, ¿cómo te sientes ahora que estás usando los lentes de nuevo?
-Es extraño, siento como si estuviera siendo vigilada por alguien, es como: no quiero fijarme en las cosas que no me agradan, pero no puedo evitarlo, y en vez de pensar con el corazón, pienso con la cabeza.
-¿Eso es bueno?
Me encogí de hombros. De verdad no sabía, sentía que quizá una parte sumamente importante de mí se perdería si seguía usando los lentes. ¿Quién era yo cuando no estaba enamorándome de chicos?
-Quizá sea hora de que te enfrentes a esa gran pregunta, ¿no crees? -continúo -¿cómo se ve tu vida cuando no te dejas llevar por tus emociones y ves la realidad tal cual es?
Faltaba solamente un día para que el chico de los lentes rosas volviera y yo no sabía cómo sentirme al respeto. Hacía apenas unos días me sentía tan enamorada que las emociones se me desbordaban por los poros, y ahora: ¿qué quedaba?
No quería hablar con él, y tampoco quería engañarlo o engañarme a mí misma quitándome los lentes.
"Cuanto todo falla vuelves a los mismos patrones", escuchaba la voz de mi psicóloga bien grabada en mi mente.
Es decir, era fácil, hablarle a algún otro chico para vernos y así evadir todos mis sentimientos -o falta de ellos.
Pero no me lo merecía, sabía bien cómo terminaría aquello: conmigo sintiendo una culpa que no me dejaría dormir por días. Y no podría volver a ver a los ojos al chico de los lentes rosas, jamás.
Pronto, el momento decisivo llegó. "Estoy de vuelta", el corazón me dio un vuelco. ¿Sería que solo estaba alucinando todo el fin de semana?, sentí como si las dudas se esfumaron al instante. Pensé que tal vez mi corazón me estaba jugando una broma y se había quitado los lentes por sí mismo. Pero cuando revisé, ahí seguían.
Quedamos de vernos a las 7pm. Llegó a mi casa y me abrazó.
-Te extrañé -me dijo al oído.
martes, 12 de mayo de 2020
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