Estaba enojado
pude verlo en sus ojos cuando me alejé.
Estaba enojado porque dije que no
y en su mente ya me estaba llevando a casa.
Cuando puso su mano en la mía y lo solté,
fue la primera advertencia.
Insistió,
pero por primera vez estuve preparada para pelear.
Sus ojos suplicaban
su boca recitaba palabras para que me quedara.
Para que la armonía en la que habíamos existido no se extinguiera.
Pero repetí que no
y en sus ojos se encendió un fuego que jamás había visto.
Me tomó de la cintura,
como quien le manda flores a un alérgico al polen,
pero no hubo reacción.
"Ya no te quiero"
sus ojos se apagaron.
"Por favor déjame ir"
su sonrisa se borró.
Y me jaló para que estuviera aún más cerca
para que nuestros labios compartieran alientos
para que sus palabras resonaran llenando el silencio.
"Por favor", rogó.
me alejé
y dentro de él un incendio se desataba.
Sentí su mirada clavarse hasta mis entrañas
"te deseo, quiero tenerte ahora"
eran las palabras que corrían hacia mí
queriendo hacer que tropezara con ellas.
Pero no pasó.
Ahora cuando me vea por la calle
nunca más podrá atraparme,
sus palabras se consumirán en su aliento antes de llegar a mí.
No podrá decirle al mundo que una vez fuimos amantes
nadie va a creerle.
Yo ya no lo creo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario