Había pasado una semana de silencio. Tefi y Mauricio
estaban recostados en sus respectivas camas y ambos estaban pensando en el
otro. Pero nadie se atrevía a mandar el primer mensaje. Una semana atrás habían
quedado que saldrían a un bar el fin de semana y que los acompañaría Morgan, el
tío de Mauricio que recién llegaba de la gran ciudad. Tefi tenía un recuerdo
vago de Morgan, lo había conocido cuando apenas eran unos niños y habían pasado
algunos momentos juntos, pero nada en especial, sin embargo sabía que él y
Mauricio eran muy buenos amigos. Un mensaje llegó a los celulares de ambos,
rompiendo así el silencio que se había estado acumulando.
“¿Salimos?”, era de Paul, amigo y conocido de
todos los miembros del club, “sé que van
a ir al bar y mi novia y yo queremos ir”
“Nos vemos a las 10” contestó Mauricio, y Tefi no pudo
hacer otra cosa más que sonreír.
Tefi y Mauricio quedaron de verse en el parque, donde
aprovecharon para comprar cervezas y platicar. Una vez que se vieron las caras,
no cerraron la boca, y parecía que todo estaba en perfectas condiciones, como
si el silencio nunca hubiera existido entre ellos. También estaba Morgan, que
bebía su cerveza a un paso de tortuga.
-¡Hey!, ¿estás emocionado por salir? – le preguntó Tefi y
él solo asintió con la cabeza. –Quizá puedas conocer a algún chico especial
hoy, ya sabes –continúo y le guiñó un ojo. Morgan solo río.
-Él no es como tú –le respondió Mauricio. Luego puso
canciones de Luis Miguel y los tres cantaron a todo pulmón mientras esperaban a
Paul y su novia.
-¿Y si le hablamos a Talía? –dijo Tefi de repente.
Ella y Mauricio intercambiaron una mirada, y luego Morgan
añadió: -¿Qué? –en todo divertido.
-Sabes que Talía tiene novio, ¿no? –Morgan asintió – Pues
hemos llegado a la conclusión de que su relación es increíblemente tóxica y el
chico no la deja hacer nada.
-¿Qué? –repitió Morgan.
-Mira vamos a probar nuestra teoría –continúo Mauricio,
que sacó su celular y marcó el número de Talía. Para hacer las cosas más
fáciles, la puso en altavoz, cuando ella contestó, él dijo –Hey, ¿vamos al bar?
-No puedo –contestó ella, sin detenerse a pensar.
-¿Por qué no?
-Ya sabes –y simplemente colgó.
Todos se quedaron con los ojos muy abiertos y no dijeron nada,
pero Morgan tenía un montón de dudas que no sabía cómo formular.
Finalmente, después de 30 minutos, llegaron Paul y su
novia Lili, también iba Vic, una amiga en común. Se pasaron todo el camino
hasta el bar riendo y cantando las canciones que Mauricio ponía. Y cuando
estaban casi por llegar, todos acordaron que cenarían primero, así que pasaron
por una taquería y comieron hasta sentirse satisfechos.
Al lado de la taquería había una tienda de disfraces, que
estaba cerrada.
-¿Sabes qué sería bueno? –le dijo Mauricio a Tefi. –Que te
disfrazaras como de gatubela o algo así y que fueras vestida así a bar.
Ella solo se río, pero en el fondo no le parecía una mala
idea.
-A la próxima –dijo ella y le guiñó un ojo.
-Justo ahora parece que estás disfrazada, eres la única
que está vestida demasiado elegante para ir al bar. –Y Tefi miró su atuendo
pero no le encontró nada de malo: llevaba una pequeña falda negra y un top de
encaje amarillo.
Morgan la sacó de sus pensamientos cuando le dijo -A mí
me gusta cómo te vistes – y ella lo abrazó y le dio un beso en la mejilla.
Una vez en el bar apenas y podían escuchar sus propios
pensamientos. Cada quién parecía estar demasiado sumergido en su mundo.
Paul estaba intentando ver si alguien podía venderle
alguna droga, mientras su novia lo seguía y lo miraba con una de sus famosas
miradas asesinas.
Mauricio y Morgan fueron a la barra a comprar alcohol, y
en el camino encontraron a unas chicas que estaban de despedida de soltera, así
que aprovecharon para hablar un rato con ellas.
Tefi estaba en la pista con Vic, y como no eran realmente
muy amigas, se sentía algo incómoda, y pensaba “ojalá que los demás regresen
pronto”, en eso, unos chicos chicos extranjeros se acercaron a ellas y
comenzaron a bailar exageradamente, ellas solo rieron.
Acercaron dos copas con champaña y se las ofrecieron, Vic
no aceptó pero Tefi dijo que sí y brindo con ellos. Uno en especial le había
parecido lindo.
-Tenemos una after-party –le dijo él en inglés. –Debes venir
conmigo –y la tomó de la cintura obligándola así a bailar con él.
-¿Quieres ir? –le preguntó Mauricio a Tefi un rato
después, cuando ya se había hecho demasiado tarde y los chicos extranjeros los
seguían invitando a su after party.
-Tenemos alberca privada y mucho alcohol –decía uno de
los chicos.
-¿Quieren ir? –les preguntó ahora Tefi a todos los demás,
porque no los veía del todo convencidos.
-¿Tienen maría, coca, algo? –les preguntó Paul y ellos le
guiñaron el ojo.
-Pues vamos –dijo Morgan.
Así que salieron del bar y caminaron unas cuantas cuadras
hasta la casa que estaban rentando los extranjeros.
-De esto no va a salir nada bueno –le dijo Tefi a
Mauricio.
-Van a contratar strippers, claro que saldrá algo bueno –contestó
él riendo.
-Si pasa algo raro, nos vamos –dijo Vic de repente.
A la mañana siguiente Mauricio despertó y se encontró con
que todos estaban en ropa interior, no lograba recordar nada de lo que había
pasado una vez que empezaron a tomar.
Se levantó del sillón donde había dormido y se dio cuenta
de que debía ser blanco como la nieve pero ahora estaba manchado de un montón
de sustancias que prefería no conocer. Miró a su alrededor y vio que ahí estaba
Paul, su novia, Morgan y Vic, pero Tefi no se veía por ningún lado.
Fue al baño y por primera vez cayó en cuenta de lo lujoso
que era todo; el baño media lo de una habitación normal, había bañeras y
espejos cubriendo casi la totalidad de las paredes.
-Hey, ahí estás –le dijo uno de los chicos extranjeros
cuando salió el baño.
-¿Dónde está Tefi? –Fue lo único que pudo decir -¿Qué
pasó anoche? –sonrió mientras en su mente algunos recuerdos aparecían y el
chico le sonrió de vuelta.
-No te lo vas a creer –contestó.
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