Estoy consciente de demasiadas cosas, quizá eso lo haga aún más difícil. Mi mente va a mil por hora, nunca estoy satisfecha.
Es complicado. Porque si miro atrás, puedo decir que me amo, que me acepto como soy, pero siempre hay algo que quiero cambiar, mejorar: ser más delgada, más musculosa, tener más labios, aprende más, sé más. Y cuando me miro al espejo -algo que antes me costaba mucho trabajo, veo una imagen que a veces me gusta y a veces no.
Y la pregunta recorre mi cabeza un millón de veces: ¿algún día lo encontraré?, ¿y qué pasará si no?, ¿me voy a deprimir?, ¿pasaré el resto de mis días lamentándome? No lo sé.
Hasta ahora todo han sido lecciones:
- Nunca ames más a alguien que ti misma
- Nunca le ruegues a alguien para que se quede
- No esperes del otro lo mismo que tú das
- No te sacrifiques con tal de sentirte amada
- No confíes ciegamente.
Y atrás de cada lección un hombre por el que sentí tanto amor que me quede vacía cuando se fueron.
Pero aquí estoy, recuperándome poco a poco, yendo lentamente, aprendiendo a tomar solo las cosas que me hacen bien.
Es difícil, saber que me quedan aún más lecciones por aprender y hasta entonces, hasta estar completamente lista, el amor llegará finalmente.
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