Hace unos días que mi mamá -de la nada, me mandó un mensaje de texto diciéndome que una familiar había muerto. Yo no lo creí al principio, tan joven y tan alegre, tan llena de vida y de repente, con el paso de un segundo al otro, su corazón ya no responde y nos dice adiós.
Yo la conocía desde que tengo memoria, y cada mayo, mi familia viajaba hasta el pueblo más remoto que conozco para visitarla, y al principio no me gustaba ir a su casa, pero en los últimos años, cuando visitábamos ese pequeñito pueblo, no quería salir de ahí: la mejor comida casera que he probado, los mejores frijoles, la persona más amable y risueña del lugar.
Y cuando mi mamá dijo "falleció", yo solo pude pensar, "no es cierto".
¿Qué pasa?, ¿cómo es que esto funciona?, ¿por qué se va la gente buena así de rápido?
Esto fue un recordatorio para mí, uno con letras gigantes que dice "Estoy aquí, no te confíes, porque cuando menos te lo esperes, tal vez cuando más feliz estés, llegaré por ti".
La muerte no anda con juegos, a veces nos olvidamos de ella, pero tarde o temprano se hace presente.
A veces en un día de mayo...
Se va alguien a quien recordaré por siempre sonriente, por siempre feliz.
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