Estaba yendo camino a casa un día cuando dije algo que me dejó sorprendida.
-Es que todos tenemos un pero -dije.
-¿Y cuál es el mío? -contestó.
Entonces yo no dije nada, me quedé pensando, porque sé que a las personas no les gusta escuchar la verdad, aunque digan que sí.
-Tú también tienes peros -continuó.
-Yo tengo muchos peros -me encogí de hombros.
-¿Quieres saber cuáles?
-La verdad es que no.
-¿Entonces no me importa lo que piense de ti?
Y esto fue lo que dije que me sorprendió tanto:
-Es que es difícil que conteste eso, porque por mucho tiempo me importó lo que los demás pensaran de mí, pero la verdad es que ya no me importa.
Unas simples palabras, un simple pensamiento, y un montón de pasado. Si hace meses me hubieran preguntado lo mismo, hubiera contestado que claro que me importa lo que piensen de mí, pero ya no. Vivo en dos lugares al mismo tiempo, y en cada uno de ellos las personas tienen percepciones distintas de mí, y está bien: no puedo complacer a todos.
En mi pueblo natal tengo amigos hombres, solo hombres, y es gracioso porque la gente piensa que estoy saliendo con todos a la vez o que si voy a su casa es para acostarme con ellos...y no podría importarme menos. Es mi vida, y podría pasarme horas tratando de explicar por qué no hay problema si decido salir con alguien y con alguien no, si decido que juntarme con 4 chicos es lo indicado para mí, si decido que puedo quedarme fuera hasta que se haga media noche y divertirme.
Es mi vida y no voy a pasarla explicando mis acciones, porque no tiene caso.
Mis papás saben exactamente quién soy y confían en mí y eso está bien. Mi familia sabe cómo soy realmente y eso está bien, incluso pueden empezar chismes sobre mí y no me importaría. Mis amigas me conocen a la perfección y saben el por qué de lo que hago, y está bien.
Podría pasarme los días intentando complacer a todo mundo: que si soy muy tímida, que debería hablar más, que si soy muy reservada, debería ser más extrovertida, que si llego tarde a casa, que debería ser más cuidadosa con quien me junto, que si gasto demasiado en las cosas que me gustan, que debería pensar en ahorrar más, que si muevo mucho mis pies y manos cuando hablo, que debería controlar mi ansiedad.
Yo sé quién soy. Confío en mí y en las decisiones que tomo. Y con eso me basta.
Yo pienso muchas cosas acerca de las personas, y las personas van a pensar de vez en cuando acerca de mí, y si es algo bueno o malo...eso es algo que yo no puedo controlar, y ni siquiera voy a intentar hacerlo.
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