Un viernes por la tarde, Tefi recibe una llamada: “estoy en GDL, ¿crees que me pueda quedar contigo el fin?”, no duda ni un segundo y dice que sí y se pone a limpiar un poco su cuarto y a eso de las 2pm, llega Marco, un amigo del Pueblo.
Hablan de todo lo que ha pasado últimamente, van a comer sushi y por primera vez en meses, Tefi se fuma un cigarro, y luego otro, siempre que está con Marco siente la necesidad de estar fumando. Tefi habla de cómo perdió al que creía que era el amor de su vida, de cómo ha salido con varios hombres en la ciudad pero el que la vuelve loca es Rodrigo, a pesar de ser mucho menor que ella. Marco habla de su fiesta de cumpleaños en el Pueblo, de cómo un día después se fue a GTO porque conoció a un hombre por internet y prometió pagarle el viaje, así que se lanzó a la aventura.
Estando con Marco Tefi se siente diferente, como si su yo de la ciudad estuviera en conflicto: ¿quién eres realmente?, se pregunta una y otra vez. ¿Quién es la persona que serás cuando vuelvas al pueblo?
Por la noche, salen a tomar a un bar y cae la tormenta más grande que Tefi ha visto desde que llegó. Toman bastantes tragos y cantan bastantes canciones de Cristian Nodal, regresan a casa y están listos para descansar pero Tefi recibe un mensaje de Rodrigo “¿dónde estás chiquitita?”, en el acento más norteño del mundo, Marco lo escucha y no puede creerlo, se muere de risa. “¿Quieres conocerlo?”, y una hora después están en otro bar, Tefi con la mano de Rodrigo sobre sus hombros.
No puede creer que sea real: su mundo de la ciudad está conociendo a su mundo del pueblo, y por primera vez, ve a Rodrigo completamente diferente: es encantador, hace reír a Marco, la besa de cuando en cuando y sugiere que vayan a bailar. “Quieres llevarme a bailar, ¿en serio?”
Al día siguiente Tefi despierta con la sensación de que todo fue falso, pero ve a Rodrigo a su lado y a Marco en el sillón, y sonríe. Rodrigo se levanta y la besa dulcemente. “¿Estás bien?” le pregunta y ella no responde pero lo abraza tan fuerte como puede hasta volverse a quedar dormida.
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