Y también pensé en cómo ha pasado apenas un poco más de un año desde que me enamoré de este lugar en donde vivo, y a veces me pregunto cómo es que solía vivir antes, sin apreciar la belleza del mar, sin entender que lo que más cuenta en la vida, es la gratitud y las pequeñas cosas son las que me hacen más feliz ahora.
Cuántas veces no pensé en irme súper lejos y dejar todo atrás, y de verdad pensaba que con eso se iban a arreglar las cosas, que mágicamente los problemas iban a desaparecer, que podría convertirme en una nueva yo de la noche a la mañana. Pero todos sabemos que no es posible, por eso pasé tantos años infeliz, atascada en una rutina que no funcionaba, o que bueno, funcionaba pero no me dejaba tiempo para pensar, que me mantenía con mucho dinero, pero poco hacía, de cualquier manera. Pasé años tratando de salir de este pueblito en donde me sentía una prisionera, pasé años quejándome cada día de la esposa de mi hermano y su manera de ser, y pasé aún más años intentando encontrar algo que jamás iba a encontrar afuera: el amor.
Y hoy, mientras el agua me mojaba la cabeza y los pies, y bailaba escuchando a Ariana Grande, pensé "soy feliz, qué bella vida", después de años de terapia, y de cursos, y de dejar de ponerme excusas para cumplir mis sueños, mis metas, mi propósito. TODO se arregla cuando uno esta bien consigo mismo, fui muy feliz en GDL y sé que si el próximo año me voy a Monterrey o a CDMX también seré feliz, no importa a dónde me lleve la vida o mi alitas llenas de sueños: mientras yo esté en paz, nada me puede vencer.
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