viernes, 23 de enero de 2015

Hábitos

Hay veces que mantenemos viejos hábitos incluso cuando sabemos que son malos para nosotros: dormir extremadamente tarde, morderme las uñas, dejar de comer cuando me siento mal, tocarme la cara sin parar cuando estoy ansiosa. Pero hay ocasiones en que incluso cuando sabemos que las cosas son malas para nosotros desde el principio, pero aun así las hacemos. No quiero que se me haga habito tomar café. Ah, ya sé, qué yo tontería ¿no?, pero el café me hace mucho daño, hace que me duela el estomago, la cabeza, que me de ansiedad. Pero me mantiene despierta, siento que ya no puedo estar despierta, he intentado dormir por las tardes pero ya no he podido, y no es que esté mal porque a fin de cuentas tengo que acostumbrarme porque pronto pasaré casi todo mi día fuera de casa. Está bien. Me gusta estar ocupada porque me ayuda a no pensar. Van dos días que tomo café y me hace sentir mal. Tengo que descubrir otra manera de mantenerme despierta que no involucre meter cafeína a mi sistema.


Pasando a un tema completamente diferente, hoy fui junto con otros tres amigos a pedir información a una guarderia para niños con discapacidades, para una materia. Me divertí muchísimo, me reí mucho y sentí que era parte de algo. Probablemente haga mi practica ahí, aunque me queda algo lejos de casa. 
Cuando estaba esperando camión de repete a media calle vi que una cosa pequeñita estaba ahí, como queriendo cruzar o no, era el gatito de la foto. Me recordó a mi: perdido, sin saber que corre peligro por ser tan pequeñito en este mundo tan gigante, en busca de algo pero sin saber qué. Y de verdad quisiera haberlo ayudado, haberlo traigo a casa conmigo...pero a quien engaño, no podría tener a un gato como mascota. Espero que sobrevivamos, tanto él como yo. 

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