Recuerdo una tarde en su casa cuando de la nada me dijo:
-¿Te puedo decir algo?
-Claro que sí -respondí.
-Una de mis películas favoritas es el amor en los tiempos del cólera, ¿la conoces?
Y una sonrisa gigantesca se escapó de mis labios, no lo podía evitar.
-¿Qué? -insistió -¿la conoces?
-Sí, es de mis favoritas también.
-La verdad es que ya sé que no lo parece, pero me gusta la poesía y esa película es muy bonita.
Yo sentía unas ganas inmensas de abrazarlo en ese momento, estábamos sentados lado a lado, en una pequeñita hamaca en el patio de su casa, casi siempre el tiempo con él se pasaba lentísimo, pero esa vez, ya eran casi las 12 am y yo seguía sin irme a casa, no quería irme nunca de su lado, y creo que él lo sintió también, porque cada que lo veía y sonreía como una tonta enamorada, él solo preguntaba: "'¿Qué?" y comenzaba a reírse, su risa era mi cosa favorita en esos momentos, junto con la sensación de haber encontrado a alguien especial.
Creo que la única vez que le había dicho a un chico que me gustaba de frente era cuando iba en la secundaria, se lo dije un día que llovía bastante y él estaba insistiendo en acompañarme hasta mi casa, entonces simplemente dije "no voy a dejar que me lleves a mi casa" y él contestó "¿y por qué no?", y yo aún no me explico por qué lo hice, pero respondí "porque me gustas".
Y todo eso estaba pasando por mi mente en aquel momento, en el momento en que un chico me había confesado que una de sus películas favoritas era una con un significado muy especial en mi vida, y yo quería decirle "me gustas tanto que no quisiera irme de aquí nunca", y yo iba a hacerlo, por un instante estuve decidida, lo mire y pensé en lo maravilloso que se sentía volver a sentir amor, en los momentos que habíamos pasado juntos, en que aquellas eran las mejores vacaciones de semana santa que había tenido en mi vida. Pero también pensé que una vez que se acabaran, yo tendría que regresar a casa, a mi verdadera casa, y el se quedaría ahí o tal vez se iría aún más lejos. Pensaba todo eso mientras lo miraba, así que me dijo:
-¿Qué pasa?
Y en vez de decir las palabras que mi corazón sentía, dije:
-Creo que es hora de irme a casa.
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