Tefi se despierta un domingo, más tarde lo habitual, porque la noche anterior estuvo tomando cervezas y mezcales con amigos viejos y nuevos. Tefi se da cuenta que lo olvidó por completo, pero hace dos días cumplió oficialmente dos meses viviendo en la ciudad. Pareciera que fuera apenas ayer cuando llegó a casa de su mejor amiga, con una pequeña maleta, una mochila y su guitarra. Así que hace un recuento de lo que ha vivido hasta ahora:
1. Un señor bastante mayor y bastante feo trató de ser su sugar daddy.
2. Dejó de hablar con el hombre que más ha querido hasta ahora.
3. Hizo nuevos amigos.
4. Terminó de escribir sus canciones.
5. Empezó a ir a clases de yoga regularmente.
6. Se pintó el pelo color rosa - finalmente después de muchos años queriéndolo hacer.
7. Para distraerse, bajó de nuevo aplicaciones de citas.
8. Entró a un concurso donde registró sus canciones.
9. Conoció a Cristian Nodal y se enamoró automáticamente.
10. Se dio cuenta de que está tan perdida como cuando llegó.
Tefi sabe que ya solo le quedan 3 semanas y sabe que el tiempo pasará volando. No sabe cómo, pero ha sobrevivido dos meses sin trabajar, sin preocuparse por dinero (hasta hace poco), y no se ha enfermado, sino que ha conocido partes de la ciudad que le han encantado, ha estado escribiendo más lo que jamás soñó y su guitarra se ha vuelto su mejor compañía. Pero ahora Tefi piensa, "¿qué sigue?, ¿a dónde voy ahora?, de regreso, y, ¿eso me hará feliz?", cada que sale a pasear por la ciudad se enamora más de ella, y piensa que le encantaría quedarse. Y siempre está la opción de volver, quizá este tiempo no es más que una ilusión. Tefi se acuesta en la cama y agradece por todo lo vivido, tiene muchas ganas de hablar con alguien pero sabe que no podrá, nunca jamás, y la nostalgia la invade. Piensa en todos los hombres que han pasado por su vida y en lo fácil que ha sido enamorarse una y otra vez, pero no desde que su maestro habló con ella y le explicó lo que en verdad estaba haciendo: "estás evitando ver quien realmente eres Tefi". Tefi piensa en Morgan y en Mauricio y se pregunta cómo estarán, se da cuenta de que todos estos años, Mauricio tenía razón: "tu y yo somos iguales Tefi, utilizamos a la gente para lo que necesitamos al momento y luego los dejamos", Tefi no había querido creerlo, ella se sentía superior, mejor, pero sabe que no, sabe que tiene que volver a llamar a su psicóloga y tiene que seguir trabajando, mejorando, creciendo.
"Esto es un cuento de nunca acabar", piensa mientras se queda dormida.
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