miércoles, 22 de septiembre de 2021

I was never one to be saved

 Le pasó a muchas de mis amigas: encontraron a un hombre que las salvó, incluso se las llevó lejos, a tierras prometidas, como en un cuento de hadas.
Y siempre me pregunté por qué no podía pasarme a mí: 
yo también soy una princesa 
yo también necesito amor, protección, alguien que me cuide.

De las palabras para afuera yo era la chica perfecta, lista para ser salvada.
"Príncipe, estoy lista, ven por mí"
y cada noche, mientras dormía, soñaba con vivir lejos, 
escribía poemas a un amor que nunca llegó. 

Pero luego lo entendí, poco a poco, y con el paso de los años,
más y más hombres me decían lo mismo:
"eres una mujer inteligente, independiente, fuerte,
tú no necesitas ser salvada"
Y yo me reía, ¿ellos qué sabían?
¡Por supuesto que necesitaba a un príncipe!, eso es lo que me habían vendido desde siempre.
Y si no me convertía en una princesa,
entonces,
¿qué sería?

Pero nunca fui una mujer que necesitara que la salvaran, 
al contrario, aprendí a salvarme desde muy pequeña:
primero, 
de la indiferencia,
luego,
del rechazo,
y finalmente,
de la humillación.

Nunca vendrá el príncipe, la ventana siempre estuvo cerrada, no tenía manera de entrar.
Y está bien, a veces lo que hay que aprender en la vida 
es que no todas las historias son iguales,
y yo, además, nací para escribir la mía. 

No hay comentarios: