viernes, 28 de junio de 2024
Del origen
Hablar del origen, por algún motivo, me genera ansiedad. Me costó trabajo preguntarle a mi mamá.
Quizá porque siempre he pensado que mi mamá no debió casarse, sino que debió quedarse en Monterrey y convertirse en la mujer de sus sueños. Pero ese no fue el camino que eligió, en cambio, se casó con mi papá en Diciembre de 1992, y en Noviembre de 1993 nací yo.
Mi mamá se desmayó un día de Abril, justo después de comer en el restaurante de mi bisabuela, sabía que su periodo no le había llegado en un buen rato, así que habló con mi papá y juntos fueron al hospital donde le hicieron una prueba de embarazo. Salió positiva, yo tenía dos meses desde mi concepción.
El embarazo fue normal, según sus propias palabras, ninguna amenaza, ella siguió con su vida como normalmente lo hacía, de repente tenía náuseas, tenía desmayos, pero nada grave. Nada que me pusiera en peligro. Durante su embarazo vivía en casa de mi abuela, mamá de mi papá. Ayudaba con el quehacer, hacía comidas, salía a caminar. Durante mi embarazo usaba vestidos largos, siempre que pienso en ella embarazada me viene a la mente una foto de ella frente a un árbol, con un vestido floreado rosa, sonriendo.
Mi mamá tenía 17 años cuando se embarazó de mí. Ya era una mujer casada, su mamá le había dicho que debía casarse y tener hijos, ella estaba cumpliendo su deber. Pero siempre me he preguntado si eso es lo que realmente quería, y cuando se lo pregunto, ella dice que sí, pero me cuesta creerle. No sé si es por cómo yo veo la vida, pero no puedo concebir que su meta en la vida era formar una familia y nada más.
Mi papá trabajaba mientras ella se quedaba en casa, mi papá era albañil y pescador cuando se conocieron, y lo seguía siendo cuando ella estaba embarazada. A veces se quedaba hasta tarde tomando con sus amigos, ella lo esperaba.
El 9 de noviembre de 1993, a las 6pm, mi mamá empezó a tener contracciones. Fue al hospital junto con mi papá, pero le dijeron que aún no estaba lo suficientemente dilatada, que fuera a caminar un rato y regresara. Volvió a las 9pm, la ingresaron, y nací por parto natural a las 11:30pm. Cuando le pregunté si mi parto fue largo, me responde que sí, bastante. Quizá no quería volver a nacer, me estaba resistiendo, quién sabe.
jueves, 27 de junio de 2024
mamá
Recuerdo el pánico de no saber si mi mamá volvería por mí una vez que me dejaba en la escuela, algo dentro de mi siempre tuvo la sensación de que un día iba a desaparecer, y aún me pregunto por qué.
miércoles, 26 de junio de 2024
martes, 25 de junio de 2024
De Nayarit a Guerrero
o mi pequeño pueblo, y la idea de mudarme por muchos años me parecía descabellada, sobre todo porque toda mi familia sigue viviendo en el mismo lugar, y no quisiera ver a mi sobrina solo unas cuántas veces al año, pero en fin, a veces la vida te empuja a lugares donde nunca pensaste estar.
lunes, 17 de junio de 2024
El verano en USA
domingo, 16 de junio de 2024
Acerca de mi padre
Mi papá nació en la víspera de navidad del 69, mi abuela siempre cuenta la historia como si estuviera portando una medalla de honor; con la cabeza en alto, el cuello bien estirado, orgullosa de sí misma. Mi abuela sabía que iba a tener un hijo o hija, pero no se imaginaba que en realidad tendría dos. En el hospital donde la atendieron, le pusieron a su hijo en brazos después de un buen rato de gritarle "puja, puja", pero mi abuela sentía que algo no andaba bien, que aún había algo dentro de ella.
El doctor le dijo que lo único que necesitaba era descanso, que el dolor había pasado ya, pero una enfermera miró a mi abuela y dijo "esta mujer va a tener otro hijo", mi abuela sintió que se desmayaba, "¿otro? uy, ya con ese van a ser cuatro, a ver cómo le hacemos".
Resultó que mi papá estaba enredado en su cordón umbilical y por poco no nace, cuando al fin salió al mundo, estaba más pequeño que su hermano gemelo y rojo como un jitomate. Nunca he visto fotos de cuando mi papá era bebé, de hecho, ahora que lo pienso, no hay fotos de su infancia, supongo que tiene sentido, ya que creció en un hogar bastante pobre, con su mamá y su abuela cuidando de él y sus hermanos. Después de sus gemelos, mi abuela tuvo 3 hijos más. 7 hijos en total.
Mi papá creció sin un padre. Mi abuelo solo iba a embarazar a mi abuela y luego se volvía a desaparecer para irse a cantar a distintos pueblos, no me sorprendió enterarme hace unos años de que tenía más familias en distintas partes del país. Mi abuelo se creía un revolucionario; lo conocí solo pocas veces pero en la única ocasión que visité su casa, pude ver su colección de rifles antiguos, estaba obsesionado con las batallas que México había ganado y creía tener enemigos que iban a ir a matarlo mientras dormía.
Así que con un padre tan loco como el que tuvo, mi papá creció rodeado de tíos y tías a los que les llamaba papá y mamá. Mi abuela cuenta que creciendo mi papá era tremendo: siempre jugando, nunca estudiando, se aprovechaba de tener un hermano gemelo para confundir a todo el mundo, incluso se cambiaban de lugar para hacer exámenes en la escuela, me pregunto si también se intercambiaban para ir a citas.
Mi papá conoció a mi mamá un día de fiesta; ella tenía 16, él 22. Un año después se casaron, un año después nací yo. Él dice que siempre quiso tener una familia grande como en la que creció, mi mamá tenía solo 4 hermanos y quería una familia que realmente pudieran mantener. Mi papá siempre ha sido un soñador, mi mamá es la realista que lo baja de su nube. No puedo imaginarme haber tenido un papá diferente, tan loco y tan fiestero y tan dispuesto a hacer lo que sea por sus hijos. Feliz día, pa.
sábado, 15 de junio de 2024
Esta no soy yo
Siempre he sido una chica pequeña, mido 1.55cm y peso alrededor de 50kg. Cuando iba en la primaria y nos formaban para hacer honores a la bandera siempre era de las primeras o la primera dependiendo si alguien faltaba ese día, siempre me sentaban lo más cerca del pizarrón también porque quizá asumían que de otra forma no podría alcanzar a ver (de cualquier manera me quedé medio ciega a los 16 aún sentándome en la primera silla). De cualquier manera, mi punto es: soy pequeña. En los aviones, camiones o trenes siempre tengo espacio de sobra para mis pies, para poner mis cosas a mi lado, no tengo problema durmiendo en sillones, incluso he entrado por las ventanas más pequeñas de las casas de mis amigos a los que se les olvidan sus llaves.
Estoy segura de que alcancé mi mayor punto de crecimiento en el sexto año de primaria y ya, así que he quedado.
Pero hay algo en particular que me parece extraño y hoy vengo a contarlo.
Y es que recuerdo perfectamente que creciendo mi talla de zapatos siempre fue del 4. O lo que es lo mismo: 24 cm. Desde primero de secundaria hasta después de terminar la universidad mis sandalias, zapatillas, tenis, botas siempre fueron de este número.
Hasta que un día que ya ni siquiera recuerdo mis zapatos me empezaron a quedar un poquito grandes. No hubo nada en particular que ocasionara este cambio; simplemente pasó. Y no me había puesto a pensar en ello hasta hace días cuando fui a la tienda de segunda mano y me probé varios zapatos del 4 que me quedaron grandes. ¿Por qué de repente mi pie se encogió solo un poquito? Y ahí es cuando empecé a fantasear y mim cabeza se fue lejos con las teorías:
¿Y si esta Janeth en realidad no es la Janeth que solía ser? Esta Janeth no soy yo, no, esta Janeth viene de otra galaxia, un día mientras estaba durmiendo nos cambiaron, ¿quién?, no lo sé, debieron haber sido los reptilianos que nos observan y roban nuestra energía, seguramente ya habían robado todo lo que tenían que robar de la otra Janeth y dijeron:
-Ok, necesitamos cambiarla por una diferente.
Y simplemente lo hicieron. ¿Me borraron la memoría? eso no lo sé, ¿estos son mis recuerdos o los de la otra Janeth? Ay, ahora ya no sé ni quién soy. Y quién sabe, quizá algún día mi talla vuelva a ser la misma, o quizá se vuelva aún más pequeña y entonces lo sabré: lo hicieron de nuevo.
viernes, 14 de junio de 2024
Bizarro
Tengo una sensación extraña en el intestino desde hace días:
mis amigos dicen que estoy enamorado,
mis padres que estoy enfermo,
después de pensarlo y sentirlo demasiado decido ir a la clínica.
El doctor dice que necesito cirugía urgentemente,
todos gritan histéricos al escuchar el veredicto,
yo digo que todos se callen y me dejen meditarlo en paz.
Julia viene a verme al hospital al día siguiente
estoy en la cama del hospital con ojos entrecerrados,
pienso si es buena idea declarar mi amor ahora
o esperar hasta volver a estar al borde de la muerte.
El amor es una inversión que me aterra,
aún así,
lo pongo todo el la línea y espero a que ella decida.
Un mes después entro a la tienda departamental,
voy a devolver una camisa que Julia pensó que me gustaría,
sé que va a enojarse,
sé que esta decisión viene con un conflicto pegado a ella.
Pienso en lo estúpido que es todo;
una sensación en el estómago - una visita al hospital - estar a punto de caminar hacía la luz - declarar el amor que sentía desde hace años - empezar a vivir juntos porque la vida es corta - darme cuenta de que Julia no es la persona que yo creía.
Tengo una sensación en el estómago de nuevo,
ha pasado un año desde mi cirugía.
Julia se fue hace 3 meses porque se lo pedí,
me digo que no estoy dispuesto a volver a repetir mi historia.
Le doy las llaves de mi casa al mayordomo,
le digo que no sé cuando volveré, que disfrute en mi ausencia,
y lo veo sonreír por el espejo retrovisor.
jueves, 13 de junio de 2024
Somos los dos contra el mundo
Cuando tenía 5 años mi mamá me enseñó a multiplicar. Siempre fui más listo que los demás en mi clase y eso me hacía sentir bien, sobre todo cuando al terminar un examen volteaba a ver quién más había terminado y no había nadie que pudiera seguirme el ritmo. Mi mamá quería ser maestra, pero creciendo su familia no tenía suficiente dinero para mandarla a la escuela, así que tuvo que enseñarse a ella misma, y cuando nací yo, decidió que yo sería su mejor estudiante, ella amaba las matemáticas más que nada en el mundo, yo nunca entendí por qué, pero trataba de amarlas tanto como ella.
Siempre fuimos mi mamá y yo, vivimos en casa de mi abuela hasta que cumplí 10 años, yo amaba esa casa: con su patio gigante y montón de arboles enormes que siempre quería escalar y cuando estaba a la mitad o mi mamá o mi abuela salían a gritarme que me iba a quebrar un brazo y que sino quería sufrir las consecuencias, que me bajara inmediatamente. A veces me caía del susto cuando me gritaban. La casa era blanca y reluciente, mi abuela tenía una obsesión con la limpieza y se la pasaba de un lado a otro con un trapo en la mano y desinfectante en la otra. Había 6 habitaciones, 8 baños y una cocina en la que podíamos meter a todos los niños en mi escuela; nunca entendí porque mi abuela tenía una casa tan enorme, mi mamá tampoco, siempre estaban peleando sobre cuándo la iba a vender para al fin tener algo de dinero. Todos mis recuerdos infantiles están en esa casa. Hasta el más feo de todos: cuando a los 10 años regresando de la escuela encontré a mi abuela en una especie de trance, estaba sentada en el sillón con los ojos y la boca abierta, la llamé un montón de veces, casi gritándole en la cara pero no respondió, intenté moverla pero pesaba tanto como una piedra, me asusté tanto que salí corriendo hasta el trabajo de mi mamá, corrí por casi 10 kilómetros.
Cuando le expliqué lo que estaba pasando no podía creelo, unas lágrimas cayeron de sus ojos, se quitó el delantal que estaba usando y me dijo que la siguiera hasta su carro. Manejó en silencio por lo que se sintió como una eternidad. Yo le pregunté una y otra vez si estaba bien pero nunca me respondió y yo temía que en cualquier momento se quedaría tiesa como mi abuela. Cuando llegamos a la casa, abrió la cajuela y sacó un montón de bolsas negras, una sierra y me dijo que me fuera a jugar y que no regresara a la casa en un buen rato.
-Mamá, ¿estás segura que estás bien?
-No hagas preguntas y vete.
Cada vez me asustaba más porque todo parecía tan extraño, jamás vi a mi mamá tan calmada, tan lista para actuar. Pero no entendía que estaba pasando con mi abuela tampoco, así que hice lo único que podía hacer: irme a trepar a los árboles. Era un domingo y el barrio estaba vacio excepto por unos cuentos perros rondando la basura. Mamá volvió después de un buen rato.
-Escuchame bien Juanito, necesito que me hagas una promesa, ¿entiendes qué es una promesa?
Yo asentí, estaba todo sudado y con tierra por todos lados.
-Nos vamos a ir de aquí mañana, tu abuela ya no estará en nuestras vidas, ¿ok?, ella tenía que irse para que tú y yo tuviéramos una mejor vida, una vida que yo siempre merecí vivir, no necesitamos una casa tan grande, vamos a tener una casa con una recamara para mí y una para ti, con el dinero que sobre voy a entrar a la escuela para finalmente ser maestra, y así poder hacer lo que siempre soñé. Así que ahora tú debes pensar, ¿cuál es tu sueño?
Yo no sabía qué decir, no entendía nada excepto que mi abuela había muerto o algo le había pasado.
-Está bien Juanito, no me tienes que responder ahora mismo, pero piénsalo. Porque cuando tengas tu sueño, no debes dejar que nada te impida conseguirno, ¿entiendes?, ni tu misma madre debe impedirte ser feliz.
Yo la seguí mirando, quería preguntar, ¿qué pasó con la abuela?, pero algo en mi no me dejaba hacerlo. Cuando volví a la casa para recoger mi cuarto y empacar mis cosas, había un montón de bolsas de basura por todos lados y un olor que hasta el día de hoy no se me va de la mente.
-Mamá -pregunté finalmente -¿qué le pasó a la abuela?, ¿por qué estaba tiesa como una piedra?
Mi mamá no dijo nada, solo siguió limpiando la casa y poniendo bolsas de basura en la cajuela.
Un mes después la casa de la abuela se vendió por 5 millones de pesos. Mi mamá no podía ocultar su emoción, había sido mucho más dinero de lo que ella había esperado. Con ese dinero compró una casa pequeña al otro extremo del país, una casa pequeña pero espaciosa para los dos, un carro nuevo y pasó sus estudios. A mí me compró muchos libros de literatura, porque le dije que mi sueño era ser un escritor famoso. Nunca más volvimos a hablar de la abuela, mi mamá jamás admitió que la envenenó pero yo descubrí que tenía montones de venenos guardados en un closet, a veces me preguntaba si un día haría lo mismo conmigo si me interponía en sus planes, pero ella me aseguraba que estaba viviendo sus sueños y que quería que yo viviera los míos, cuando nos preguntaban por nuestra familia mi mamá decía "somos solo nosotros dos contra el mundo"