domingo, 2 de julio de 2017

De alcohol y carreteras

Ayer en la tarde, como a las 5:40 pm más o menos, se fue el internet en mi casa, esto es algo pasa muy frecuentemente, así que decidí ir a visitar a mi mejor amigo, fuimos a hacer unos mandados, después decidimos que queríamos ir a la playa a ver a la famosísima nueva escultura, que resultó ser una ballena horrible, en mi punto de vista, compramos una botella de vino cada quién y pasamos así unas cuántas horas hasta que el sol se metió y nos fuimos.
Estábamos hablando acerca de qué haríamos a continuación, y yo estaba medio en estado de ebriedad, cuando llegaron dos amigas y dijeron "vamos a ir a Sayulita" y obviamente nos colamos.
Viajamos en el carro de J, en total éramos 6 personas dispuestas a tener una aventura más. Y sí que la tuvimos.
Llegamos sanos y salvos, nos encontramos con otros dos amigos y fuimos al Kiosko donde los demás compraron alcohol, había cerveza por doquier y una botella de tequila que prometía horas de diversión aseguradas.

Primera señal de advertencia del destino: cuando J quiso arrancar el auto después de haber comprado las provisiones, no quiso prender, todos los chicos tuvieron que empujarlo como dos veces, hasta que finalmente prendió y salimos disparados a la casa donde sería la reunión.

Llegamos, me instalé en el sillón, empezaron a poner canciones de todo tipo: banda, corridos, cumbias, hasta el jarabe tapatío. Todos estaban tomando, yo decidí no hacerlo, excepto cuando empezaron a decir "shot, shot, ¡shot!" y me tocó tomar uno. Bailamos, cantamos, todo parecía perfecto, hasta que una de las chicas empezó a ponerse muy ebria y hasta toqueteó a mi mejor amigo, yo dije "qué ridícula, seguro está fingiendo", pero luego la vi vomitando por el balcón. J le llevaba agua casi cada 10 minutos, trataban de calmarla, los demás solo reíamos.
"Qué bueno que esta vez no soy yo la que hace el ridículo", me dije. Y cuando se hicieron casi las 2 am dijimos "vámonos", subieron a la borracha en cuestión a bañar, pero creo que no se dejó. Tomaron sus cosas y casi arrastrándola la subieron al carro -cabe mencionar que nunca aparecieron sus zapatos por ningún lado.

De nuevo estábamos los 6 trepados en el coche, cuando la segunda señal de advertencia llegó; otra vez el carro no prendía. De nuevo nos bajamos, los chicos lo empujaron y la magia se hizo: prendió. Ya íbamos avanzando poco a poco cuando la tercera señal de advertencia hizo su aparición: "no me sirven las luces" dijo J, "no puede ser", dijimos los demás. Aún así, seguimos avanzando, aferrándonos a no sé qué esperanzas.
El camino a casa es bastante corto desde Sayulita, uno no hace más de 10 minutos, sin importar lo lento que maneje, y no había pasado ni la mitad de ese tiempo, cuando toda las advertencias y señales nos dejaron con la boca abierta: el carro se paró, así, sin más, en medio de la carretera y con un montón de autos atrás de nosotros, incluso un camión.
"Bájense todos" grité, y abrí la puerta a una velocidad increíble, vi a todos y nadie sabía que hacer.
"Súbanse, rápido, lo vamos a empujar" dijo mi mejor amigo.
Nos subimos, yo no sé si estábamos en shock o qué, pero nadie decía nada excepto puras estupideces. Avanzamos poco a poco, pero como la carretera estaba de bajada, pronto el coche tomó más y más velocidad, yo veía a mi mejor amigo atrás del carro, corriendo y grité "¿Y ellos qué?", nadie dijo nada. De repente vimos como los demás autos comenzaron a rebasarnos.
"Tienes que salirte", es lo único que podía decir, "salte de la carretera"
"Pero no hay salida" decía J, "Prende tu lámpara" me decían y yo no reaccionaba, "no tengo pila", contesté.
Mirábamos atrás y no veíamos a los demás, hasta que finalmente vimos una salida, J sacó el carro y nos paramos casi llorando. "¿Qué pasó?, ¿dónde están?" decíamos todos y justo atrás de nosotros venía una camioneta que traía a los demás, "nos dieron raite" dijeron triunfantes.
"¿Y ahora?", nos dijimos todos, sin saber qué hacer. "Vamos a volver a empujar el carro, es bajada, sí llegamos", "nosotros los seguimos", dijeron las personas de la camioneta, muy amables y nuestros ángeles salvadores, por cierto.

Llegamos, no sé cómo, pero llegamos sanos y salvos. En cuanto el carro se paró todos nos bajamos, casi gritando aleluya.
Cabe mencionar que durante todo el trayecto la chica que estaba ebria venía medio inconsciente, y la tuvieron que bajar a fuerzas del carro y llevársela cargando casi como a un costal de papas.

Yo y mi mejor amigo llegamos a casa y nos empezamos a reír.
Dormimos como bebés, hasta que a las 6;30 am sonó la alarma, porque él tenía que trabajar.




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Día 2 del challenge. Una canción que te guste con un número en el título: 20 dollar - M.I.A

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