martes, 24 de agosto de 2021

Age is just a number

 He estado saliendo con chicos desde que tenía 17 años (formalmente, antes de eso creo que no cuenta porque estaba en la secundaria y tenía "novios", pero, bueno, no cuenta), eso quiere decir que he estado saliendo con chicos durante 10 años. Wow, bastante, ¿no?, aún no logro entender cómo hay gente que se encuentra tan rápido, mientras yo estoy aquí, recurriendo a todos los medios posibles y aún soltera. Ok, tampoco quiero sonar como si estuviera desesperada, de verdad, no lo estoy, solo que en mi mundo, si no hay amor, casi nada tiene sentido.

Ese no es el punto, el punto es que durante los años que he estado saliendo con estos hombres / niños /chicos. Me he dado cuenta de algo muy importante: la edad solo es un número, y la mayoría de las veces no importa. 

Cuando tenía 21 años y estaba por acabar  la universidad, me enamoré por segunda vez, de un chico de 17 años. Y pasé ahí bastantes años, con Ulises aprendí que la edad es relativa: sí, tenía 21 y estaba a punto de convertirme en una "adulta", pero en realidad cuando estaba con él me sentía como una adolescente. Hice las cosas más idiotas del mundo, como salirme de casa a escondidas en la madrugada, llorar y llorar noche tras noche porque no era correspondida como yo quería y enojarme con mis amigos porque me decían que "él no me convenía", y ¿cómo no iba a convenirme?, ellos qué sabían. En ese entonces lo más emocionante del mundo era pasar las noches a su lado, viendo películas o tomando con amigos, fue con Ulises que probé la marihuana por primera vez, con él me iba en moto a todos lados y era feliz, hasta que recordaba que él siempre me decía que jamás me iba a tomar en serio "porque yo era muy grande para él", ahora miro atrás y digo "wow", incluso veo fotos de Ulises a los 17 años y me parece un bebé. 

Después de Ulises estuve bastante tiempo sin enamorarme, hasta que llegó Alex, un año mayor que yo. Alex era todo lo que yo quería en un hombre: alto, rubio, con ojos azules y claro, americano hasta los huesos. Con Alex hice cosas de adultos, como tener sexo en una azotea a las 2 am mientras sus papás dormían en el cuarto de abajo. Pasar una semana en una ciudad teniendo nada más que sexo y comiendo afuera todos los días. Nunca me sentí menor que él. Alex, a sus 27 años tenía un trabajo estable, vivía solo y podía salir con quien quisiera, pero me había elegido a mí, aunque sea por un ratito y eso estaba bien. Funcionó mientras tuvo que funcionar y luego se acabó.

Apenas, muy recientemente conocí a Colin, de 24 años. Fue amor a primera vista, yo 27, él 24. Ni siquiera me importó. Me quité los lentes y vi ciegamente por un rato: Colin era divertido y le encantaba bailar tanto como a mí, nos poníamos tan high como podíamos cada noche y veíamos series o alguna película. Con Colin todo pasó rápido: a la semana conoció a mis mejores amigos y a mis papás, lo presenté prácticamente a toda la familia, algo que no había pasado desde que tenía 17 y tuve mi primer novio. Con él la edad nunca fue algo que se me pasara por la cabeza: yo lo quería y él me quería y ya está, ¿qué más? De repente sí hacía cosas que me parecían infantiles, pero lo dejaba pasar, a fin de cuentas, estaba perdidamente enamorada. 

La verdad es que nunca he salido con alguien más grande que yo, siendo esto, no sé, 5, 8, 10 años. No sé por qué, mis amigos dicen que tengo un problema, yo digo que cuando me veo al espejo veo que no he cambiado desde que tenía 15, entonces, aún me siento bastante menor. A veces de 16, a veces de 21, a veces de 25, pero definitivamente no puedo creer que estoy por cumplir 28. Quizá pronto escribiré acerca de cómo es enamorarse de alguien -mayor. Quizá nunca pase y está bien, no tengo problemas con eso. Quizá a lo que quiero llegar es que el amor es así: te hace tener miopía y solo puedes ver lo que está cerca, lo demás, ni siquiera importa. 

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