Es cómo si estuviera hecha de malos hábitos:
un día
me levanté de la cama y las sábanas se adhirieron a mi piel
los zapatos me quedaron pequeños y no los cambié
el desayuno regado en el suelo
tiempo después
el apartamento infestado de animales asquerosos.
Llamadas
y dejo que el buzón suene
una y otra vez.
No puedo salir con las sábanas pegadas al cuerpo.
Digo que no cuando debería decir que sí
comida una vez al día
me duele cuando camino de la cama a la cocina
pues el suelo ha quedado lleno de colillas de cigarros
así como mi cabeza está llena de malos pensamientos.
Mañana es mi cumpleaños
y cuando llames para felicitarme el buzón habrá quedado lleno.
Soplaré las velas del pastel
llorando
y pediré
un deseo:
nunca haberte amado.
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