Vamos construyendo una personalidad con base en:
- La forma en que nos dicen nuestros padres qué debemos ser.
- Lo que observamos que nuestros padres son.
- Lo que experimentamos que nos funciona ser.
- Lo socialmente aceptado.
- Experiencias dolorosas propias.
Filosóficamente dicen que nos hacemos esclavos de esa personalidad
porque sentimos que somos eso, sin embargo, se cree que la personalidad es un
vehículo para expresarnos. Nos “sobreidentificamos” con ella y, en vez de que
nos sirva, la servimos.
En la actualidad no usamos la personalidad para expresar al verdadero yo,
sino más bien para cubrir el verdadero yo que no conocemos.
Cuando vivimos dolores en la infancia, se forma una
personalidad acorazada para protegernos del dolor de la infancia o de etapas
conflictivas en la vida.
Esta personalidad herida
puede estar activa todo el tiempo en nuestro día a día o sólo en
momentos donde me siento
vulnerable con mi pareja o con personas significativas para mí.
La personalidad herida tiene un problema: es paranoica y
está a la defensiva todo el tiempo. Siempre está interpretando los actos y los pensamientos
de las personas, y desde el parámetro de: seguro me va a lastimar, a mentir o
traicionar. Se queda atrapada en la relación con los padres, abuelos, hermanos
y personas significativas que nos lastimaron, activando las reacciones de
defensa y sintiendo el mismo dolor de ayer.
Eso es lo que llamo una falsa personalidad, una
personalidad que es más como una coraza, una defensa ante la vida y no vehículo
para expresarme desde la conciencia.
¿Cuándo se activa tu personalidad herida?
¿Está encendida treinta, cincuenta o cien por ciento de
tu día?
¿Quién activa más dolorosamente esa personalidad?
¿Te has bajado de ella estando arriba?
¿Cuáles son las típicas reac ciones de tu personalidad
herida?
Conocer la personalidad herida y desarrollar otras partes
conscientes y sanas, hará flexible tu manera de
vivir.
Aprender a sanar las heridas es aprender a expresar el verdadero
yo.
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