sábado, 17 de agosto de 2019

Ya nadie vende discos

Excepto por este señor que a veces veo mientras voy camino al trabajo,
él va por la vida cargando una caja de cartón llena de discos, llena de sueños que ni siquiera entiendo, porque, en un mundo donde ya todo es digital, ¿podría ser que la gente aún quiera tener algo físico?
Tal vez aquella gente que tiene un anhelo por el pasado y desearía que nada hubiera cambiado.
Como yo, que a veces voy por la carretera y miro por la ventana y lo que veo ya no me gusta: cientos de árboles talados porque están construyendo un nuevo camino que hará las cosas más "fáciles", pero, ¿será verdad?, o solo será que tenemos una gran necesidad de cambiar, y si no es a nosotros entonces cambiamos lo que está a nuestro alrededor.
Hoy me vi al espejo y por primera vez en mucho tiempo me asusté con mi reflejo.
¿En quién me estoy convirtiendo?
Soy una esclava de mi trabajo, soy lo que más odiaba: una persona que pone excusas en vez de hacer las cosas.
Mi miedo más grande en la vida, por más estúpido que suene, es a ponerme gorda. Odio esa palabra: gorda, gorda, gorda...
no puedo dejar que esto pase. no puedo seguir aplazando el cuidado personal y todo por trabajar, por querer ganar dinero.
Hay gente que tiene problemas de verdad y yo aquí debatiéndome entre a cuál concierto ir.
Hay gente que aún se levanta con sueños y tiene que ir por la calle tratando de venderlos,
y estoy yo, cuestionando si vale la pena,
preguntándome si en algún punto la vida se vuelve más fácil,
si un día alguien detendrá a ese hombre y le dirá
"toma", mientras le ofrece una paca de billetes, "eres libre, no venderás discos nunca más."

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