Su mamá le preguntó si estaba lista mientras desayunaban, y
de la emoción casi escupía el cereal. ¡Claro que estaba lista!, había esperado
toda la vida para ese día, había pensado una y otra vez en lo mismo, había
hecho listas: primero cuando tenía 8 años, luego a los 12 y finalmente tenía en
sus manos la última que había hecho, hace apenas unos meses cuando cumplió 18.
Su padre le deseó suerte al salir de la casa, y mientras
mamá encendía el coche ella daba brinquitos sin poder detenerse, ¡el día había
llegado!
Entraron a una de las fábricas de la ciudad. "Aquí
siempre vienen las mujeres de la familia", le dijo su madre, "es la
más prestigiosa". Caminaron como si estuvieran en casa, partes por
doquier: cabezas, narices, piernas, e incluso...
"¡Mamá!" gritó ella y se tapó los ojos.
"Carmina, no seas ridícula, seguro que en internet has visto más de uno,
además, debes elegir el que vas a querer para tu hombre también, porque si
pensante en eso, ¿verdad?"
Carmina asintió levemente con la cabeza. Finalmente llegaron
a la sala donde había un montón de computadoras, cada una con un extenso
catálogo. "Ahí hay una desocupada" señaló su madre, "Hija, no
quiero presionarte pero esta es la decisión más importante de tu vida así que
piénsalo bien y mucha suerte" le dio un pequeño beso en la frente y
después un empujoncito para que se marchara.
Carmina llegó entonces a la computadora, se puso los
audífonos que estaban al lado y miró al rededor, todas las chicas estaban
completamente concentradas. Una voz salió de los audífonos entonces:
"Bienvenida, ahora comenzará el proceso de elección, te recordamos que una
vez que hayas elegido, no podrás realizar ningún cambio. Vamos a comenzar de la
cabeza a los pies, si estás preparada, presiona el botón comenzar", Carmina
lo presionó fuertemente.
Poco a poco eligió cada uno de los detalles, de repente se
sintió abrumada así que sacó su lista del bolsillo que ya conocía de memoria solo
para sentirse más segura.
Cabello negro, lacio y corto, ojos azules, boca mediana, labios
grandes, estatura de 1.80 cm, piel morena clara, complexión musculosa, piernas
robustas, manos grandes... la lista no paraba, se sentía emocionada y asustada
a la vez, sabía que pronto pasarían al área de construcción y allí, frente a
sus ojos todo se haría realidad.
"Estamos a punto de terminar", dijo la voz,
"solo necesitamos unos últimos detalles, te recordamos elegir
cuidadosamente, pues no se pueden realizar cambios"
Entonces la pantalla cambió y pudo leer la palabra
"personalidad" en mayúsculas y letras grandes. No había pensado mucho
en ese aspecto, casi nadie lo hacía, su mamá le dijo una vez, "mira a tu
padre, 23 años a su lado y nunca me ha dado lata, es mejor si dejas la
personalidad en automático". Pero ella quería un hombre que la desafiara,
que fuera inteligente, que le gustara la lectura y las películas de culto. No
quería un hombre como papá o sus tíos, soso y sin nada que decir, siempre de
acuerdo con cualquier cosa que dijeran los demás. "Para elegir una
personalidad, presiona el botón comenzar" le recordó la voz "de lo
contrario, presiona el botón automático y nosotros nos haremos cargo" Miró
a su madre rápidamente y luego de vuelta a la pantalla. No sabía que hacer:
elegir a un hombre con una personalidad ya hecha o hacerla ella. Pensó de nuevo
en mamá, en como parecía feliz cuando estaba alrededor de su padre. Ella
también quería ser feliz, así que finalmente presionó el botón automático y dio
un suspiro. "Estamos a punto de finalizar el proceso de elección, ahora
deberás decidir si quieres ponerle una fecha de caducidad a tu producto o si
quieres que sea al azar", Carmina pensó en lo horrible que sonaba aquella
frase “tu producto”, ella no quería pensar en aquel ser como un producto, era
el hombre con quien pasaría el resto de su vida. Presionó el botón al azar y
entonces se quitó los audífonos. Su madre caminó rápidamente hacia ella y le
dio un abrazo, “lo hiciste” le dijo en un susurro al oído, “estoy orgullosa,
¡ya quiero verlo!, seguro será guapísimo”, “Mamá” dijo entonces Carmina, “¿te
sentiste segura cuando decidiste como sería papá?”, pero no tuvo tiempo de
contestar porque una mujer llegó para decirles que era hora de pasar al área de
construcción.
Era un área grandísima y de paredes blancas, se sentaron en
una de las tantas bancas y frente a ellas había un cristal enorme y detrás de
él, máquinas y más máquinas, todas construyendo parte por parte a los hombres.
Carmina miró a los lados, un montón de chicas acompañadas de sus madres,
esperando a todo estuviera listo. “Mamá, ¿eres feliz con papá?” su madre solo
le pasó la mano por la cabeza para después decir: “¿Sabes lo afortunadas que
somos ahora?, ¿has leído acerca de cómo era antes?” Carmina asintió. “Imagina
no poder elegir como ahora, imagina que hubiera un montón de hombres caminando
por el mundo, todos ya hechos, todos complicados, de todos tamaños y colores, e
imagina tener que conocerlos, tener que decidir cuál de todos es el indicado
para ti, e incluso después de elegirlo, tener que pasar la vida tratando de
complacerlo, porque sabes que antes podían simplemente abandonarte, ¿no?,
podían dejarte por otra mujer y sin decir nada” dio un suspiro “me duele la
cabeza de solo pensarlo, ¿a ti no?” y Carmina río bajito. “Tienes razón mamá,
qué suerte tenemos ahora” dijo finalmente mientras veía su hombre armándose frente a sus ojos.
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