miércoles, 30 de octubre de 2019

Meat is murder


Estoy enojada, maldita sea estoy muy enojada. Toda mi vida no he sido más que su esclava y lo he soportado absolutamente todo, abusos, maltratos de todo tipo, golpes, violaciones, todos los hijos que he perdido porque me los quitan en cuanto han nacido. Y ahora esto, son unos malditos, quisiera matarlos, quisiera soltarme de estas cadenas que no me dejan moverme e ir a su encuentro, estoy tan gorda que podría simplemente sentarme en sus debiluchos cuerpos y asfixiarlos.
Quiero hablar con mis compañeras de celda pero no me escuchan, están tan acostumbradas a las drogas que nos dan que apenas y reaccionan. 
-¡Van a matarnos pronto! -les grito, pero siguen tan adormecidas, quisiera patearlas para que despierten.
Hace mucho dejé de tomar las drogas, el encargado no se da cuenta, es tan estúpido como flaco. Y cuando intentó inyectarme lo golpeé tan fuerte que creo que estuvo desmayado por más de una hora. 
-¡Conmigo no vas a poder! -le grité al despertar y él solo río. Soy su favorita, lo sé porque a pesar de sus maltratos, siempre me sirve de comer primero, una vez incluso me permitió pasar más de un día con uno de mis hijos. Sé que me quiere y a la vez me odia y sé que disfrutará con todo su ser matarme. He visto cómo lo hace con las demás: a veces un disparo en la frente, a veces un corte en la garganta, a veces golpes y golpes hasta dejarlas inconscientes, una vez incluso colgó a una de una sola pata y la dejó ahí semanas hasta que no resistió más. Sé que disfruta su trabajo, lo puedo ver en sus ojos, y esta mañana, cuando me miró diferente al  traerme la comida supe que había llegado mi turno. ¡Maldita sea estoy furiosa! Nunca podré salir al exterior, nunca podré respirar un aire que no apeste a mierda, nunca podré pasar un día sin ser explotada y nunca podré conocer a mis hijos. Tuve una compañera por un tiempo y me contó que antes vivía en una de esas granjas orgánicas de las que tanto hablan. "Es la misma violencia, pero por lo menos podía salir de vez en cuando al campo", me dijo. "los hombres tienen una manera extraña de amar: porque cuando menos te lo esperas ya te tienen en su plato y te comen sin remordimientos".
Traté de imaginarlos comiendo unos tacos con mis tripas en ellos y un montón de lágrimas salieron sin querer. La mamá de mi madre vivió 25 años, y yo, que apenas cumplí 5 años, estoy a punto de ser asesinada para consumo de los hombres. 
Intento de nuevo soltarme, jalo las cadenas con todas mis fuerzas pero no funciona. Quiero morir antes de que él me mate. 
Cierro los ojos, los imagino de nuevo comiendo mi carne y quiero vomitar, los abro y entonces lo veo asomarse por la esquina con una sonrisa y la pistola en la mano.

No hay comentarios: