-¿Crees que Dios se aburrió un día de crearnos de uno por uno e inventó una máquina? -me preguntó mi hijo de 6 años un día mientras caminábamos.
-¿Qué dices?
-Mamá, imagina qué cansado sería hacernos de uno por uno, así que por eso creo que Dios inventó una máquina donde ahora nos hacen automáticamente.
-¿De dónde sacaste eso Enrique? -le pregunté preocupada.
-Pablo me dijo hoy que nadie es perfecto, y pensé qué claro que no, porque si nos hacen en una máquina, seguro todos debemos venir con defectos de fábrica, ¿no? -lo miré asombrada -a veces escucho a papá quejarse de las cosas que compra, dice que ya no hacen nada bien estos días, que todo está diseñado para descomponerse pronto y así compremos más, ¿crees que eso también pasa con nosotros?, digo, mira a la abuela, pobrecita a cada rato va a parar al hospital.
-¿Estás diciendo que quieres comprar una nueva abuelita? -y me reí, pero él permaneció completamente serio.
-¡No mamá! -dijo exasperado -Lo que digo es que cada vez estamos peor, o al menos eso es lo que escucho decir a papá un montón de veces al día.
Estábamos casi por llegar a casa cuando se detuvo en seco y se quedó pensativo.
-¿Mamá? -me preguntó finalmente -¿crees que podamos pasar al banco para mandarle dinero a Dios y así compre una mejor máquina? -y sonrió complacido.
viernes, 11 de octubre de 2019
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