Sé lo que todos dicen de mí: que soy un asesino, y ni siquiera pueden escribir mi nombre bien, he visto las noticias y casi estoy seguro de que el 50% de las veces lo han escrito incorrectamente. Está bien, no los culpo, la mayoría me conoce como el asesino del río rojo y me gusta, además, todo es culpa de mi madre por ponerme un nombre tan estúpido como Cariann.
No voy a explicar mis crímenes porque todo el mundo los conoce, están por todos lados y si no sabes quién soy te recomiendo que salgas de la maldita cueva en la que vives y huelas el aire exterior para variar, y verás cómo todo el mundo está hablando de mí.
No, no quería que me atraparan, pero después de un tiempo todo se vuelve aburrido: plantar evidencia, cambiar las llantas de mi auto cuando descubrían las anteriores, subir prostitutas a mi auto solo para que me vieran como un hombre amigable y le dijeran a sus compañeras que no corrían ningún peligro andando conmigo.
Todos son tan estúpidos, todos creen lo que yo les hago creer, incluso fueron a mi casa, me llevaron a la comisaría y me hicieron una prueba para detectar si mentía. Por supuesto, la pasé. Yo no soy estúpido, soy bueno en lo que hago y por eso hoy estoy durmiendo en prisión.
Pero estoy harto de que todos hablen de mí sin antes pensar en qué fue lo que me llevó a convertirme en lo que soy ahora. No quiero justificar mis actos, maté a muchas mujeres, sí, pero al menos quiero contar el por qué desde mi punto de vista.
Mi madre siempre fue una mujer que a falta de adjetivos voy a describir como una maldita dictadora. Cuando mi padre estaba en casa lo golpeaba hasta hacerlo llorar, a mí me humillaba en cualquier oportunidad que se le presentaba, al igual que a mi hermano.
Cuando tenía 6 años y era muy tarde y muy noche, tuve una pesadilla y mojé la cama. Ella jamás me lo perdonó, me hizo lavar las sábanas desnudo al amanecer, luego me llevó a la tina y me bañó tallando fuertemente mis genitales, era como si quisiera arrancármelos. A partir de ese día no pude dejar de mojar la cama, por más que intentaba, y los baños con mi madre pronto se convirtieron en la rutina del día a día.
Mi padre tampoco ayudó mucho, trabajaba en la morgue de la ciudad y cuando apenas tenía 8 años me contó historias acerca de cómo tenía sexo con los cadáveres que tenía que abrir.
Crecí confundido, veía a mi madre los sábados a mediodía en su bikini tomando el sol y solo podía pensar en ella y nuestros baños, luego pensaba en mi padre y su necrofilia. Traté de quitarme todo esto de la cabeza, de verdad lo intenté, pero no podía y entonces me sentía completamente enojado, y la rabia dentro de mí crecía más y más.
Tuve mi primera esposa al cumplir los 19 años, pero me enlisté en el ejército así que tuve que irme lejos por meses y meses, no tenía otra opción más que recurrir a las prostitutas, es decir yo tenía necesidades y mi esposa estaba lejos, ¿qué más podía hacer?
Pasé mucho tiempo lejos de casa, acostándome con mujeres cuyo trabajo solo era complacerme, pero en vez de eso, un día en la revisión médica de rutina me informaron que tenía gonorrea.
No puedo explicar la furia dentro de mí, quería ir hasta donde estaban esas sucias mujeres y matarlas una por una, desgarrarlas, cortarles la garganta, hacerlas pagar por lo que me habían hecho.
Si les soy sincero no recuerdo a quién maté primero, todo es un recuerdo borroso, todas esas mujeres no significaron nada, para mí era divertido burlar a la policía, a mis conocidos, a mis novias. Todos son tan estúpidos, incluso me preguntan si me arrepiento.
Yo solo quiero decir que todos mis actos no son más que el reflejo de las huellas que mis padres dejaron en mí. No sé si dios existe, pero si lo hace, me gustaría preguntarle, ¿por qué?, ¿por qué darme a unos padres tan desgraciados?, ¿por qué torturarme todos los días que pasé con ellos?
Ahora la pena de muerte me espera, al menos sé que pronto podré descansar.
*basado en la historia del asesino del río verde.
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