¿Por qué me dejaste aquí en el fuego?, soy demasiado joven para estar así de herida.
Me siento condenada en las habitaciones de los hoteles, mirando derecho hacía la pared, contando las heridas mientras intento adormecerlas.
¿Te importa?
¿Por qué no te importa?
Te di todo de mí: mi sangre, mi sudor, mi corazón y mis lágrima.
¿Por qué no te importa?
Yo estuve ahí cuando nadie más lo estuvo.
Ahora no estás, y yo sigo aquí.
Mi nombre estaba seguro en tu boca, así que, ¿por qué tenías que escupirlo?
Y tu voz era el sonido más familiar, pero suena tan peligrosa ahora.
Tengo preguntas para ti
Número uno, dime, ¿quién crees que eres?, tienes valor al tratar de arrancarme la fe.
Número dos, ¿por qué intentas hacerme ver como una tonta? nunca debí de haber confiado en ti.
Número tres, ¿por qué no fuiste quien juraste que serías?
Tengo preguntas,
tengo preguntas y me persiguen.
¿Cómo lo arreglo?, ¿podemos hablar?, ¿nos podemos comunicar?, ¿podemos hablar?
¿Quiero arreglarlo?
¿Es mi culpa?, ¿es mi culpa?, ¿me extrañas?
miércoles, 25 de diciembre de 2019
sábado, 7 de diciembre de 2019
No es que sea súper popular pero he
recibido muchos mensajes y ninguno de ellos es
tuyo. Tal vez sea que tu carro se averió
en alguna carretera y está lloviendo cómo
cuando es julio y es temporada de huracanes y
nadie sabe cuándo acabará el problema. Tal vez
te picó una abeja y te dejó el aguijón
en la palma de la mano lo que no te permite
escribir o comer o hacer cualquier otro movimiento. Posiblemente
no puedes escribir porque algo como una
nube negra te envolvió la cabeza, la parte superior
de la cabeza, y tu sentido de la visión o algún otro sentido
está bloqueado. Sé que estas son puras especulaciones pero cómo
no he recibido ninguna palabra de ti me siento enferma.
recibido muchos mensajes y ninguno de ellos es
tuyo. Tal vez sea que tu carro se averió
en alguna carretera y está lloviendo cómo
cuando es julio y es temporada de huracanes y
nadie sabe cuándo acabará el problema. Tal vez
te picó una abeja y te dejó el aguijón
en la palma de la mano lo que no te permite
escribir o comer o hacer cualquier otro movimiento. Posiblemente
no puedes escribir porque algo como una
nube negra te envolvió la cabeza, la parte superior
de la cabeza, y tu sentido de la visión o algún otro sentido
está bloqueado. Sé que estas son puras especulaciones pero cómo
no he recibido ninguna palabra de ti me siento enferma.
lunes, 25 de noviembre de 2019
Then & Now
Me sorprendí al darme cuenta del poder que tiene el agua para transformar las cosas, incluso para destruirlas. ¿Cómo algo que puede dar vida también puede herir? suavemente, apenas anunciándose, un roce que parece delicado y acaba dejándote en los huesos.
La mamá de mi mejor amiga dejó su auto bajo un chorro de agua, no lo pensó demasiado y al día siguiente descubrió partes sin pintura.
El techo de la casa después de días de lluvia, el metal...
Nuestros cuerpos.
No pasamos tanto tiempo bajo el agua pero sin duda nos hemos desgastado.
Y me pregunto si lo hicimos a propósito, si una vez que nos vimos de nuevo, tan diferentes, tan doblegados por el constante sonido de una gota y luego otra, decidimos ignorar la capa principal e intentamos pretender que los huesos que teníamos frente a nosotros eran normales. Que nada había cambiado cuando en realidad todo lo había hecho.
El agua se lo llevó todo.
La mamá de mi mejor amiga dejó su auto bajo un chorro de agua, no lo pensó demasiado y al día siguiente descubrió partes sin pintura.
El techo de la casa después de días de lluvia, el metal...
Nuestros cuerpos.
No pasamos tanto tiempo bajo el agua pero sin duda nos hemos desgastado.
Y me pregunto si lo hicimos a propósito, si una vez que nos vimos de nuevo, tan diferentes, tan doblegados por el constante sonido de una gota y luego otra, decidimos ignorar la capa principal e intentamos pretender que los huesos que teníamos frente a nosotros eran normales. Que nada había cambiado cuando en realidad todo lo había hecho.
El agua se lo llevó todo.
lunes, 18 de noviembre de 2019
Todo lo que no tengo
Estoy muy cansada de inventarme excusas para no ser lo mejor que podría ser. Así que a partir de hoy voy a cambiar todo aquello que no tengo y lo convertiré en cómo podría tenerlo.
- Amor
Sí, sí, sí, yo sé que siempre hablo del amor y probablemente todos estén hartos pero el amor es lo que me motiva a seguir adelante. Cuando el amor no está a la vista no puedo hacer más que volverme una bola de pelos humana y hundirme en la tristeza (como he hecho hoy todo el día). Solo pasó una semana desde que regresé de Canadá pero a pesar de que todo el mundo cree que estoy increíblemente enamorada la verdad es que ya no sé que esperar. Me siento como una tonta a decir verdad. Siento que fui hasta allá y ¿para qué?, siento que nunca seré suficiente para nadie, que nadie nunca podrá darme todo el amor que estoy dispuesta a dar.
PERO NO MÁS. No más rogar por amor, no más invertir mis pensamientos mi tiempo y dinero en cosas que sé que no van a funcionar.
Ahora quiero enfocarme en darme primero el amor a mí misma, quiero ser la mejor versión de mí. Y claro que quiero encontrar a mi hombre ideal, a mi pareja ideal, nunca me voy a rendir. Mis pensamientos estarán enfocados en que el universo me brinde la oportunidad de amar y ser amada como me merezco.
- Escuela
No he asistido a la escuela en tres años. Y sí, voy a clases de guitarra desde hace más de un año pero aún así siento que hay demasiado que quiero aprender y no lo hago solo por flojera. Voy a regresar, voy a aprender más cosas, voy a ser como una esponja y absorberé tanto como pueda. Las posibilidades son infinitas.
- Casa - (¿mudanza?)
Este es el tema que más me aflige día con día. ¿Estoy donde debería estar?, ¿este lugar es suficiente como para sentirme completa?, ¿a dónde quiero ir?, o de lo contrario, ¿quiero empezar a construir los cimientos de un hogar aquí?
No lo sé. Gran parte de mí me dice que es hora de irme, de buscarme y encontrarme. Pero es que no estoy segura. Acabo de cumplir 26 y siento (como buena drama queen que soy), que de verdad los años pasan cada vez más rápido y no puedo seguir igual.
domingo, 17 de noviembre de 2019
Los domingos se inventaron para pensar
Dios al parecer estaba tan cansado después de crear y crear sin parar que decidió darse a sí mismo un día entero para hacer nada. Pero nadie le advirtió que cuando uno no hace nada definitivamente queda más espacio dentro de uno para ponerse a pensar.
Hoy me desperté tarde (y por tarde me refiero a las 9am), vi a mi mejor amigo para desayunar, volví a dormir y acabo de ver a mis amigos de nuevo para comer. Se supone que me pondría a trabajar un poco pero no tengo ganas. Terminé de ver Atypical (Que luego dedicaré un post entero a esa serie), estoy viendo Eat, Pray, Love.
No sé qué hacer, es uno de esos días en los que quiero recostarme en el piso y quedarme dormida solo para despertar cuando las cosas se hayan solucionado. Pero es que no hay nada que solucionar, todo parecería estar bien pero aún así no estoy satisfecha. Llegué a la conclusión de que nunca lo estaré. No importa qué tanto tenga, nunca podré ser del todo feliz.
Necesito cambiar mi vida, necesito salir de aquí e irme lejos, quizá no a Bali pero si a encontrarme.
Cumplí 26 en un país donde vi la nieve por primera vez, donde estuve feliz por 5 días y luego regresé a una realidad que no me gusta.
Necesito cambiar. Es hora.
Es el momento de enfrentarme a los pensamientos recurrentes que no se van y que sé que no se irán hasta que los haya repasado uno por uno.
Ya no soy una niña y el tiempo pasa cada vez más rápido.
Hoy me desperté tarde (y por tarde me refiero a las 9am), vi a mi mejor amigo para desayunar, volví a dormir y acabo de ver a mis amigos de nuevo para comer. Se supone que me pondría a trabajar un poco pero no tengo ganas. Terminé de ver Atypical (Que luego dedicaré un post entero a esa serie), estoy viendo Eat, Pray, Love.
No sé qué hacer, es uno de esos días en los que quiero recostarme en el piso y quedarme dormida solo para despertar cuando las cosas se hayan solucionado. Pero es que no hay nada que solucionar, todo parecería estar bien pero aún así no estoy satisfecha. Llegué a la conclusión de que nunca lo estaré. No importa qué tanto tenga, nunca podré ser del todo feliz.
Necesito cambiar mi vida, necesito salir de aquí e irme lejos, quizá no a Bali pero si a encontrarme.
Cumplí 26 en un país donde vi la nieve por primera vez, donde estuve feliz por 5 días y luego regresé a una realidad que no me gusta.
Necesito cambiar. Es hora.
Es el momento de enfrentarme a los pensamientos recurrentes que no se van y que sé que no se irán hasta que los haya repasado uno por uno.
Ya no soy una niña y el tiempo pasa cada vez más rápido.
miércoles, 6 de noviembre de 2019
A tres días de mi cumpleaños
Estoy en el aeropuerto esperando para tomar un vuelo a CDMX y de ahí a Toronto. Mi corazón está lleno, llenísimo, me siento tan feliz que podría explotar. Nunca me imaginé que mis sueños se harían realidad tan rápido. Un día me desperté feliz y al lado de alguien increíble y hoy de nuevo vuelo a verlo. Estoy en las nubes. Nunca he visto la nieve y creo que por primera vez la veré.
Estoy a punto de cumplir 26 y más feliz que nunca.
Podría llorar de felicidad (probablemente lo esté haciendo).
Estoy a punto de cumplir 26 y más feliz que nunca.
Podría llorar de felicidad (probablemente lo esté haciendo).
martes, 5 de noviembre de 2019
a un día...
Son las pequeñas cosas de la vida las que hacen que todo valga la pena: mientras estoy a punto de quedarme dormida comienzo a recordarnos en un restaurante, pone su mano sobre la mesa y comienza a mover los dedos en mi dirección, me río como una niña, él dice "hola", y abraza dos de sus dedos con dos de los míos, "así es cómo nos abrazamos porque no tenemos brazos", dice, y río aún más fuertemente.
Lo veo sonriéndome como si fuera lo más normal del mundo mientras caminamos tomados de la mano.
Le digo, "¿puedes cargarme como un bebé?" y me dice "ven aquí", pero corro lejos de él solo para después correr de vuelta y lanzarme a sus brazos.
Me abraza durante el concierto de mi vida y no se queja ni un momento a pesar de que permanecemos parados como por 6 horas.
Nos decimos "parece que nos conociéramos de mucho antes" y tratamos de dormir en un autobús que nos lleva más cerca de casa.
Y no me dice adiós, me dice hasta pronto.
Pero hoy, hoy lo extraño tanto y cierro los ojos para sentir que estoy a su lado de nuevo
y mañana me despierto para tomar un vuelo y dormir de nuevo en sus brazos.
Lo veo sonriéndome como si fuera lo más normal del mundo mientras caminamos tomados de la mano.
Le digo, "¿puedes cargarme como un bebé?" y me dice "ven aquí", pero corro lejos de él solo para después correr de vuelta y lanzarme a sus brazos.
Me abraza durante el concierto de mi vida y no se queja ni un momento a pesar de que permanecemos parados como por 6 horas.
Nos decimos "parece que nos conociéramos de mucho antes" y tratamos de dormir en un autobús que nos lleva más cerca de casa.
Y no me dice adiós, me dice hasta pronto.
Pero hoy, hoy lo extraño tanto y cierro los ojos para sentir que estoy a su lado de nuevo
y mañana me despierto para tomar un vuelo y dormir de nuevo en sus brazos.
domingo, 3 de noviembre de 2019
Historias de un sábado por la noche
No he escrito para mí misma en todo el mes, me pasé octubre escribiendo cuentos y aún no acabo Cuentober pero no me he sentido inspirada, además dije que me daría los fines de semana para no escribir. Hoy es domingo y estoy muy cruda, hace muchísimo no me sentía así de mal, anoche celebré mi pre-cumpleaños con mis amigas Sam, Daf e Ingrid. Me sorprende saber que ya tengo un grupo de amigas en el pueblo, y me alegra, porque por más que ame a mis amigos a veces necesito juntarme con chicas para variar.
Me siento tan mal, anoche llegué a casa y dejé las llaves pegadas a la puerta, caminé a mi cuarto y me tire al suelo, me quedé dormida ahí, desperté como una hora después solo para ir a vomitar al baño. Siento que el mundo da vueltas y yo giro con él.
Estoy a menos de una semana de cumplir 26. No me lo creo.
Empecé este blog cuando tenía 16, y 10 años después aquí sigo, contándole mi vida a quien quiera leerla, teniendo decepción amorosa tras otra, enamorándome perdidamente, emborrachándome, teniendo crisis existenciales, viajando. Sigo siendo la niña de 16 años pero con muchas responsabilidades. Soy muchas cosas, creo que mi yo de hace 10 años estaría orgullosa, creo que yo estoy orgullosa. Finalmente tengo mucha seguridad y me acepto, me quiero, trato de respetarme y me trato a veces como a una niña pequeña a quien tienen que regañar por no hacer lo que debe.
Tengo tanto miedo. A crecer, a que este pequeño pueblo ya no tenga lugar para mí, a nunca ser amada, a perderme y no encontrar el camino de vuelta.
En 3 días me voy de nuevo, a una aventura que parece un sueño hecho realidad, porque cuando regresé de Canadá, pasaron solamente 10 días y ya estaba comprando un boleto de regreso. Esta soy yo volviéndome loca, soy yo improvisando en la vida y dándome la oportunidad de vivirla al máximo.
No sé qué va a ser de mi el año que viene. 26 años se sienten como el comienzo de los 30, y pronto mis días de sentirme como eterna adolescente quizá queden atrás. No sé. Ya no me siento con las mismas ganas de antes de salir los fines de semana o de tomar con mis amigos hasta altas horas de la noche. Las desveladas ya no son como antes. Estoy muriendo, un día a la vez, y quiero saber que he aprovechado mi vida al máximo. A veces creo que ya no debería seguir aquí, en el pequeño pueblo que me vio nacer, siempre me he visto a mí misma como una chica de ciudad, cada que viajo y conozco lugares maravillosos quiero quedarme por siempre ahí. Me enamoro a cada paso, sin dudas.
Hay tanto que quiero hacer, tanto que quiero aprender, pero aún no tengo un plan. Hace 10 años creí que estaría siendo completamente independiente, me vi a mí misma viviendo en la gran ciudad, con un hombre bueno a mi lado.
Hoy, sigo en donde empecé, pero vaya que he cambiado, quiero convertirme en una mujer, en la mujer de mis sueños, y solo me siento invencible cuando estoy viajando. Vivir aquí me ha dado la oportunidad de poder ahorrar, de tener comodidad, pero no sé si quiero eso. Veo la vida de una de mis youtubers favoritas y me digo: yo también puedo. Conseguir un empleo maravilloso y mudarme, ser fabulosa, vivir en la ciudad.
Creo que algo más grande me está llamando, y yo quiero ir a su encuentro.
Los 26 llegan y yo me voy con ellos a los brazos de un ruso al que extraño demasiado. ¿Qué me espera? Solo el tiempo lo dirá.
Me siento tan mal, anoche llegué a casa y dejé las llaves pegadas a la puerta, caminé a mi cuarto y me tire al suelo, me quedé dormida ahí, desperté como una hora después solo para ir a vomitar al baño. Siento que el mundo da vueltas y yo giro con él.
Estoy a menos de una semana de cumplir 26. No me lo creo.
Empecé este blog cuando tenía 16, y 10 años después aquí sigo, contándole mi vida a quien quiera leerla, teniendo decepción amorosa tras otra, enamorándome perdidamente, emborrachándome, teniendo crisis existenciales, viajando. Sigo siendo la niña de 16 años pero con muchas responsabilidades. Soy muchas cosas, creo que mi yo de hace 10 años estaría orgullosa, creo que yo estoy orgullosa. Finalmente tengo mucha seguridad y me acepto, me quiero, trato de respetarme y me trato a veces como a una niña pequeña a quien tienen que regañar por no hacer lo que debe.
Tengo tanto miedo. A crecer, a que este pequeño pueblo ya no tenga lugar para mí, a nunca ser amada, a perderme y no encontrar el camino de vuelta.
En 3 días me voy de nuevo, a una aventura que parece un sueño hecho realidad, porque cuando regresé de Canadá, pasaron solamente 10 días y ya estaba comprando un boleto de regreso. Esta soy yo volviéndome loca, soy yo improvisando en la vida y dándome la oportunidad de vivirla al máximo.
No sé qué va a ser de mi el año que viene. 26 años se sienten como el comienzo de los 30, y pronto mis días de sentirme como eterna adolescente quizá queden atrás. No sé. Ya no me siento con las mismas ganas de antes de salir los fines de semana o de tomar con mis amigos hasta altas horas de la noche. Las desveladas ya no son como antes. Estoy muriendo, un día a la vez, y quiero saber que he aprovechado mi vida al máximo. A veces creo que ya no debería seguir aquí, en el pequeño pueblo que me vio nacer, siempre me he visto a mí misma como una chica de ciudad, cada que viajo y conozco lugares maravillosos quiero quedarme por siempre ahí. Me enamoro a cada paso, sin dudas.
Hay tanto que quiero hacer, tanto que quiero aprender, pero aún no tengo un plan. Hace 10 años creí que estaría siendo completamente independiente, me vi a mí misma viviendo en la gran ciudad, con un hombre bueno a mi lado.
Hoy, sigo en donde empecé, pero vaya que he cambiado, quiero convertirme en una mujer, en la mujer de mis sueños, y solo me siento invencible cuando estoy viajando. Vivir aquí me ha dado la oportunidad de poder ahorrar, de tener comodidad, pero no sé si quiero eso. Veo la vida de una de mis youtubers favoritas y me digo: yo también puedo. Conseguir un empleo maravilloso y mudarme, ser fabulosa, vivir en la ciudad.
Creo que algo más grande me está llamando, y yo quiero ir a su encuentro.
Los 26 llegan y yo me voy con ellos a los brazos de un ruso al que extraño demasiado. ¿Qué me espera? Solo el tiempo lo dirá.
jueves, 31 de octubre de 2019
Ciudad a medianoche
Estaba perdida en las calles
de la enorme ciudad a la que había ido a pasar sus vacaciones, era la primera
vez que viajaba sola y con tan solo 27 años se sentía emocionada y a la vez
asustada, había escuchado todo tipo de historias acerca de las chicas que iban
a la ciudad y no regresaban. Quería encontrar un bar en particular que había
visto en instagram y no quería perder la oportunidad de tomarse una foto en sus
paredes color rosa decoradas con millones de pedazos de cristales. Aún no era
muy tarde, pero sabía que ahí oscurecía más rápido que en su pueblo natal, así
que apresuró el paso, era malísima para seguir instrucciones y orientarse,
incluso con el GPS en la mano. Así que le preguntó a unas chicas que estaban
paradas esperando al autobús.
-Disculpen, ¿saben cómo llegar a este bar? -y señaló una foto en
su teléfono. Ellas compartieron una mirada como burlándose, supieron de
inmediato que se trataba de una de esas turistas pretenciosas que solo quería
tomarse la foto del recuerdo e irse. Le indicaron por dónde ir, ella dijo que
sí con la cabeza, dio las gracias y se fue. No había entendido muy bien pero al
menos se sentía más segura ahora que tenía una idea acerca de hacía dónde
ir.
5 cuadras después y supo que no estaba yendo en la dirección
adecuada, sentía que las calles de la ciudad se burlaban de ella, escuchó la
voz de su madre en su cabeza diciéndole “Estás loca, ¡cómo vas a ir a la ciudad
sola!”.
Decidió entrar al bar que
estaba cruzando la calle, no era lo que estaba esperando pero estaba muriendo
de sed y hambre. Se sentó, miró de nuevo su atuendo, una falda negra hasta las
rodillas, blusa blanca de holanes y una chaqueta café oscuro. Se sentía
bien, sabía que toda su cara gritaba turista pero no le importaba, estaba
feliz, después de haber pasado más de un año ahorrando para poder pagarse esas
vacaciones, escuchando las quejas de su madre y
trabajando turnos extra, no permitiría que nada le arruinara el
viaje.
Un chico entró al bar mientras la miraba. Ella le sonrió. No
recordaba cuándo había sido la última vez que un chico lindo le había sonreído,
mucho menos recordaba la última vez que había tenido sexo. Mientras pensaba en
todas las cosas alocadas que quería hacer, el chico se acercó:
-Hola -le dijo con una seguridad que jamás había visto en un
hombre -¿Puedo sentarme? -y jaló la silla aún sin haber obtenido una respuesta
- Soy Antonio -se presentó -y por lo que puedo ver, no eres de aquí. Ella sonrió
tímidamente, quería parecer menos pueblerina y más citadina pero no le salía.
-Soy Karla -sonrió también.
Hablaron por bastante tiempo de cosas banales, hasta que Antonio
dijo que tenía que irse pues su hora de comida había terminado. Karla se sintió
de repente triste de que su nuevo compañero la abandonara así.
-Si quieres podemos vernos más tarde -dijo Antonio antes de irse y
la cara de Karla se iluminó por completo.
Después de haber pasado la tarde comprando un montón de cosas que
sabía que no necesitaba, de nuevo se sentía exhausta, así que pasó a una cafetería
y se compró un café latte carísimo, quería tener energías para su encuentro en
la noche.
Había caminado tanto que ya ni siquiera tenía idea de qué tan
lejos estaba de su hotel. Decidió pedir un Uber, era la primera vez que usaba
la aplicación pero estaba segura de haberlo hecho bien. Miró hacía arriba y se
maravilló con la vista: miles y miles de edificios y sus luces neones brillando
como si de estrellas se tratara. Quería llorar de felicidad pero se aguantó las
ganas. Se sentó al borde de un carro mientras seguía esperando. Miró el
teléfono y vio que aún faltaban 7 minutos para que su auto llegara, se preguntó
por qué tardaría tanto.
Comenzó a sentirse extraña, pronto las luces de colores empezaron
a dar vueltas, todo giraba demasiado rápido a su alrededor, se puso de pie pero
el equilibrio le falló por completo y cayó al sueño aterrizando en el montón de
bolsas que traía en las manos.
Un chico salió de la nada y se acercó a ella.
-¿Estás bien? -le preguntó, ella dijo que no con la cabeza así que
él aprovechó para encaminarla hasta su coche, la subió con cuidado, cerró la puerta
y sonrió. Minutos después el Uber llegó y al no encontrar a Karla, decidió
irse.
-Es gracioso cómo funciona el universo, ¿no lo crees? -le dijo el
chico cuando finalmente despertó. Quería creer que estaba soñando, pero al
mirar alrededor y darse cuenta de su estado, quiso gritar pero de su garganta
no salió ningún sonido. -¿Te acuerdas de mí Karla?, soy Joel, de la prepa 83,
¿recuerdas cómo me humillaste cuando te pedí que salieras conmigo?, todas tus
amiguitas y tú se rieron de mí por mi aspecto, pero mírame ahora, estoy totalmente
cambiado, ¿verdad?, me metí al gym, hice esas dietas estrictas y luego me corte
el pelo. Las chicas aquí me encuentran atractivo, espero que tú también -y le
acarició la cara. Karla estaba llorando de desesperación, estaba amarrada a la
cama de las muñecas y por más que pataleaba no lograba zafarse, su boca estaba
atada con un pañuelo que olía horrible y sentía que si no se lo quitaba pronto
iba a vomitar. -Tienes que tranquilizarte Karla, porque si t vomitas, te puedes
ahogar, y no quieres eso, ¿verdad? -le sonrió y entonces Karla pudo recordar
quién era. 10 años atrás, cuando apenas y tenía 17 el chico más asqueroso y
maloliente de la escuela se le había acercado en una hora libre con una carta
en la mano y una sonrisa en los labios. “¡Estás loco!, le había gritado ella,
¡Nunca saldría contigo!, ni aunque me pagaran.”
-Seguro debes estar arrepentida -ella dijo que sí con la cabeza
muchas veces, él sonrió. -Es muy tarde Karla, es muy tarde, pero ¿sabes?, fue
una coincidencia encontrarte, nada de esto estaba planeado pero el karma sí que
funciona después de todo, ¿no?, cuando te vi en el bar te reconocí
inmediatamente, ¡no has cambiado nada!, ese pelo castaño y tus ojitos verdes
que se cierran mientras hablas emocionada. No fue difícil drogarte, un billete
al bartender y mira, aquí estamos. ¿No te parece gracioso cómo todo funciona?
Una semana después un niño estaba a punto de tomar un baño cuando
gritó:
-¡Mamá!, el agua apesta.
Su madre fue corriendo a ver qué pasaba, tiró de la cortina y casi
cae desmayada por el olor, ambos se taparon la nariz y salieron de la casa.
-Mijo, ¿y ese olor a qué se deberá? -el niño tan solo se encogió
de hombros. -Vamos a tener que revisar el tinaco, háblale al vecino mientras
saco la escalera de la bodega.
El vecino llegó malhumorado y no tardó en comentarle al oído "este
es otro favor que me debes" y sonrió. Subió la escalera, quitó la tapa y
lanzó un grito tan agudo que los demás vecinos se asomaron para ver qué estaba
pasando.
-¡¿Pero qué pasa?! -preguntó el niño que lo único que quería hacer
era bañarse para después ir a la central de autobuses y recibir a su hermana.
Nunca olvidaría la cara del vecino al voltear y decirles:
-¡Es Karla!, ¡Karla!, ¡Karlita está muerta y alguien la metió al
tinaco!
El niño sintió entonces cómo todo se movía a su alrededor y apenas
pudo poner los brazos para agarrar a su madre cuando cayó desmayada.
miércoles, 30 de octubre de 2019
Meat is murder
Estoy enojada, maldita sea estoy muy enojada. Toda mi vida no he sido más que su esclava y lo he soportado absolutamente todo, abusos, maltratos de todo tipo, golpes, violaciones, todos los hijos que he perdido porque me los quitan en cuanto han nacido. Y ahora esto, son unos malditos, quisiera matarlos, quisiera soltarme de estas cadenas que no me dejan moverme e ir a su encuentro, estoy tan gorda que podría simplemente sentarme en sus debiluchos cuerpos y asfixiarlos.
Quiero hablar con mis compañeras de celda pero no me escuchan, están tan acostumbradas a las drogas que nos dan que apenas y reaccionan.
-¡Van a matarnos pronto! -les grito, pero siguen tan adormecidas, quisiera patearlas para que despierten.
Hace mucho dejé de tomar las drogas, el encargado no se da cuenta, es tan estúpido como flaco. Y cuando intentó inyectarme lo golpeé tan fuerte que creo que estuvo desmayado por más de una hora.
-¡Conmigo no vas a poder! -le grité al despertar y él solo río. Soy su favorita, lo sé porque a pesar de sus maltratos, siempre me sirve de comer primero, una vez incluso me permitió pasar más de un día con uno de mis hijos. Sé que me quiere y a la vez me odia y sé que disfrutará con todo su ser matarme. He visto cómo lo hace con las demás: a veces un disparo en la frente, a veces un corte en la garganta, a veces golpes y golpes hasta dejarlas inconscientes, una vez incluso colgó a una de una sola pata y la dejó ahí semanas hasta que no resistió más. Sé que disfruta su trabajo, lo puedo ver en sus ojos, y esta mañana, cuando me miró diferente al traerme la comida supe que había llegado mi turno. ¡Maldita sea estoy furiosa! Nunca podré salir al exterior, nunca podré respirar un aire que no apeste a mierda, nunca podré pasar un día sin ser explotada y nunca podré conocer a mis hijos. Tuve una compañera por un tiempo y me contó que antes vivía en una de esas granjas orgánicas de las que tanto hablan. "Es la misma violencia, pero por lo menos podía salir de vez en cuando al campo", me dijo. "los hombres tienen una manera extraña de amar: porque cuando menos te lo esperas ya te tienen en su plato y te comen sin remordimientos".
Traté de imaginarlos comiendo unos tacos con mis tripas en ellos y un montón de lágrimas salieron sin querer. La mamá de mi madre vivió 25 años, y yo, que apenas cumplí 5 años, estoy a punto de ser asesinada para consumo de los hombres.
Intento de nuevo soltarme, jalo las cadenas con todas mis fuerzas pero no funciona. Quiero morir antes de que él me mate.
Cierro los ojos, los imagino de nuevo comiendo mi carne y quiero vomitar, los abro y entonces lo veo asomarse por la esquina con una sonrisa y la pistola en la mano.
martes, 29 de octubre de 2019
Cuando el estómago habla
4.11.19
¡Abuela!
No
puedo dormir, lo he intentado de verdad, he contado ovejitas como me enseñaste,
incluso puse uno de esos discos con sonidos ambientales e intenté meditar pero
nada funciona, el perro se metió a mi cuarto y comenzó a dar vueltas
persiguiendo su propia cola, de verlo tan fijamente pronto comencé a sentirme
mareada y el sueño se escapó por mi ventana. ¿Crees que puedas hacerme una de esas
bebidas fuertes que me ponen a dormir? color verde y con un sabor a humedad que
aún no logro descifrar, no sé qué les pones pero prefiero sentir que me desmayo
y que estoy dando vueltas a pasar otro instante sin conciliar el sueño.
5.11.19
¡Abuela!
Mi
estómago está hablando de nuevo, se despertó la noche anterior enojado debido
al sabor del menjurje que me diste. Y me dice cosas que no quiero escuchar, me
habla de los campos de girasoles y cómo un día me encontraré con los chicos
ahí. Te juro que no tengo intenciones de hacer nada malo.
Abuela
no puedo dormir, mi estómago no se calla, necesito que prepares ese remedio en
el que extraes la pulpa de las frutas y
la pones afuera de mi ventana, solo así el sueño finalmente encontrará el
camino hasta mi cuerpo.
6.11.19
¡Abuela
hay aire abajo de mi cama!
Y
me está susurrando cosas mientras intento dormir. Pronto mis sueños se volverán
pesadillas si sigo escuchando su sonido. Me tapo las orejas pero no funciona.
¿Puedes hervir agua con vinagre y sal para luego humedecer un trapo y ponerlo
bajo mi cabeza? Solo entonces el aire se irá de nuevo por donde llegó dejándome
en silencio y permitiéndome descansar.
7.11.19
¡Abuela!
Tres
días seguidos consumiendo tu bebida verde y ahora mi cabello también se vuelve
de ese color. Empezó con en las raíces y ahora me llega a las orejas, pronto mi
cabeza parecerá un campo donde los girasoles van a florecer y con ello mis
sueños finalmente no serán pesadillas. Me estoy acostumbrando a no poder
dormir, a sentirme mareada todo el tiempo por la falta de sueño.
Abuela,
el aire se fue pero le dejó su espacio al agua para instalarse en mi cuarto y
sé que pronto todo estará inundado.
Sacaré
mi pequeño trompo color morado del buró solo para intentar hacer que gire en el
suelo lleno de agua mientras lo veo hundirse, al igual que yo me hundo en la
cama sin conseguir que mis ojos se cierren por completo.
8.11.19
¡Abuela
te he desobedecido!
Pasé
la noche hablando con el monstruo que vive en el agua debajo de la cama y le he
contado acerca de mis poderes, acerca de mi estómago que me habla a veces
diciéndome cosas que aún no pasan y luego se hacen realidad.
Mis
pies y manos están tan débiles, sé que dijiste que fuera a dar un paseo para
así cansarme y llegar directo a dormir, pero nada funciona.
Abuela
saca el cuadro donde tienes guardada a la voz de tu estómago y guarda ahí
también la mía, así mientras no pueda hablar no tendré motivos para permanecer
despierta.
9.11.19
¡Abuela
estoy lista!
Hoy
es mi cumpleaños, así que toma un cuchillo con el que partiste el pastel y haz
los huecos en mis parpados.
Sé
que mi estómago no me hablará más, mi intuición está guardada junto a la tuya y
mi cuarto está sellado: ni el agua ni el aire podrán entrar.
Abuela
dile al perro que deje de dar vueltas tras su cola, pues cada que lo veo me mareo
y no puedo dormir.
*Basado en Belispeak - Purity Ring
*Basado en Belispeak - Purity Ring
viernes, 25 de octubre de 2019
Muy tarde y de noche
Sé lo que todos dicen de mí: que soy un asesino, y ni siquiera pueden escribir mi nombre bien, he visto las noticias y casi estoy seguro de que el 50% de las veces lo han escrito incorrectamente. Está bien, no los culpo, la mayoría me conoce como el asesino del río rojo y me gusta, además, todo es culpa de mi madre por ponerme un nombre tan estúpido como Cariann.
No voy a explicar mis crímenes porque todo el mundo los conoce, están por todos lados y si no sabes quién soy te recomiendo que salgas de la maldita cueva en la que vives y huelas el aire exterior para variar, y verás cómo todo el mundo está hablando de mí.
No, no quería que me atraparan, pero después de un tiempo todo se vuelve aburrido: plantar evidencia, cambiar las llantas de mi auto cuando descubrían las anteriores, subir prostitutas a mi auto solo para que me vieran como un hombre amigable y le dijeran a sus compañeras que no corrían ningún peligro andando conmigo.
Todos son tan estúpidos, todos creen lo que yo les hago creer, incluso fueron a mi casa, me llevaron a la comisaría y me hicieron una prueba para detectar si mentía. Por supuesto, la pasé. Yo no soy estúpido, soy bueno en lo que hago y por eso hoy estoy durmiendo en prisión.
Pero estoy harto de que todos hablen de mí sin antes pensar en qué fue lo que me llevó a convertirme en lo que soy ahora. No quiero justificar mis actos, maté a muchas mujeres, sí, pero al menos quiero contar el por qué desde mi punto de vista.
Mi madre siempre fue una mujer que a falta de adjetivos voy a describir como una maldita dictadora. Cuando mi padre estaba en casa lo golpeaba hasta hacerlo llorar, a mí me humillaba en cualquier oportunidad que se le presentaba, al igual que a mi hermano.
Cuando tenía 6 años y era muy tarde y muy noche, tuve una pesadilla y mojé la cama. Ella jamás me lo perdonó, me hizo lavar las sábanas desnudo al amanecer, luego me llevó a la tina y me bañó tallando fuertemente mis genitales, era como si quisiera arrancármelos. A partir de ese día no pude dejar de mojar la cama, por más que intentaba, y los baños con mi madre pronto se convirtieron en la rutina del día a día.
Mi padre tampoco ayudó mucho, trabajaba en la morgue de la ciudad y cuando apenas tenía 8 años me contó historias acerca de cómo tenía sexo con los cadáveres que tenía que abrir.
Crecí confundido, veía a mi madre los sábados a mediodía en su bikini tomando el sol y solo podía pensar en ella y nuestros baños, luego pensaba en mi padre y su necrofilia. Traté de quitarme todo esto de la cabeza, de verdad lo intenté, pero no podía y entonces me sentía completamente enojado, y la rabia dentro de mí crecía más y más.
Tuve mi primera esposa al cumplir los 19 años, pero me enlisté en el ejército así que tuve que irme lejos por meses y meses, no tenía otra opción más que recurrir a las prostitutas, es decir yo tenía necesidades y mi esposa estaba lejos, ¿qué más podía hacer?
Pasé mucho tiempo lejos de casa, acostándome con mujeres cuyo trabajo solo era complacerme, pero en vez de eso, un día en la revisión médica de rutina me informaron que tenía gonorrea.
No puedo explicar la furia dentro de mí, quería ir hasta donde estaban esas sucias mujeres y matarlas una por una, desgarrarlas, cortarles la garganta, hacerlas pagar por lo que me habían hecho.
Si les soy sincero no recuerdo a quién maté primero, todo es un recuerdo borroso, todas esas mujeres no significaron nada, para mí era divertido burlar a la policía, a mis conocidos, a mis novias. Todos son tan estúpidos, incluso me preguntan si me arrepiento.
Yo solo quiero decir que todos mis actos no son más que el reflejo de las huellas que mis padres dejaron en mí. No sé si dios existe, pero si lo hace, me gustaría preguntarle, ¿por qué?, ¿por qué darme a unos padres tan desgraciados?, ¿por qué torturarme todos los días que pasé con ellos?
Ahora la pena de muerte me espera, al menos sé que pronto podré descansar.
*basado en la historia del asesino del río verde.
jueves, 24 de octubre de 2019
Hanna
I
La vi
justo al bajarse del metro. Juro que nunca había visto una chica tan linda. Yo
no soy uno de esos tipos que pueden simplemente acercarse a una mujer. Mido
1.65 y siempre he estado acomplejado por mi baja estatura, tengo orejas
grandes, una nariz que no se puede describir de otra forma más que peculiar y
la piel tan pálida como la de un vampiro. Yo nunca he sido de los chicos que se
acercan a las mujeres en los bares e inician una conversación, mucho menos en
el transporte público, así que cuando la vi bajando del metro, luego pasar a mi
lado y comenzar a alejarse, no supe que hacer, me quedé completamente congelado
y luego tomé del hombro al hombre que estaba a mi lado, él reaccionó moviéndose
rápidamente y haciendo cara de enfado.
-Perdón
–le dije –pero es que acabo de ver a la chica más linda del mundo y creo que
nunca la volveré a ver.
Él
hombre ni siquiera me miro, no le importaba mi historia. Algo dentro de mí me
dijo que corriera a alcanzarla, pero si lo hacía iba a perder el próximo tren y
entonces sí que llegaría tardísimo a la universidad. Pensé en la clase que tenía
a primera hora: Religiones y con el maestro más puntual del mundo, “¿Qué más da
si me pierdo una clase?”, me dije y comencé a correr en dirección a la que se
había ido la chica. Subí escalones, bajé escalones y no la encontré por ningún
lado, estaba casi por llegar a la salida cuando la vi, pero estaba a punto de
subirse a un camión, quería gritarle, pero, ¿qué podía decirle en realidad?, “hey
tú ya chica de vestido azul, pelo negro y ojos hermosos, espera que si no mi
corazón se rompe”, me vería patético. Así que finalmente me detuve y tomé un
respiro, me dolían las piernas ya que casi nunca las usaba y mucho menos para
correr de aquella manera. Justo en el momento en que vi el camión alejarse supe
que nunca la volvería a ver, así que preferí irme a casa. Un día no podía
comenzar de aquella manera tan deprimente y luego ponerse bueno, mejor ir a
dormir.
Semanas
después yo seguía pensando en la chica del metro. Así la bautizó mi mejor amigo
ya que al parecer yo no podía dejar de hablar de ella. Lo había intentado de
verdad, me despertaba extra temprano para llegar a las 6:45 a la estación y
esperar en el mismo punto donde la vi bajar, pero nada, ni un rostro parecido,
ni un vestido azul y unos ojos hermosos.
Hasta
que un día mí mejor amigo Chris tuvo una idea.
-¡Ezra!,
-llegó gritándome como loco: -¡Ezra tengo una idea! – y vi sus ojos brillar
como nunca. –Hay una chica en sexto
semestre de medicina y es toda una artista, deberías ver sus dibujos, parecen
fotografías –yo no entendía nada pero me estaba contagiando de su entusiasmo –tienes
que ir a hablar con ella y decirle los rasgos de la chica del metro para que la
dibuje y así…
-¡Así
podré encontrarla! –terminé su frase con una sonrisa estúpida en la cara.
Chris
me dio el nombre de la chica de medicina y pronto fui a buscarla, era una chica
bastante rara y maquillada como una gótica pero no me importaba, solo quería que
hiciera mi dibujo. Pronto acordamos que nos veríamos por la tarde para que ella
pudiera hacer el boceto, y yo estaba que no cabía de la emoción.
-¡Estás
loco amigo mío! –Me gritó Chris al día siguiente cuando nos vimos para
desayunar –El dibujo está por todos lados, de verdad, ¡por todos lados!
Yo le
sonreí, estaba feliz y emocionado, me había pasado la tarde y noche anterior
pegando el dibujo por toda la universidad, y sobre todo, me había levantado temprano
para ir a la estación y también pegar dibujos ahí.
-¿Y
bien? –Preguntó Chris curioso -¿has sabido algo?
Yo miré
a la pantalla de mi celular, y no, ninguna notificación a la vista, así que
negué con la cabeza.
-Bueno,
no te desanimes, ¿ok?, vas a encontrarla.
Luego
caminamos a clases y mucha gente volteaba a verme, no estaba para nada
acostumbrado a la atención así que solo sonreía de vez en cuando.
-Ezra –me
detuvo una chica a la mitad del pasillo –sé que no soy la chica del tren pero
si quieres podemos salir un día, me llamo Hanna y tenemos clase de religión
juntos –y sonriendo se alejó. Yo miré a Chris con cara de “qué acaba de pasar”
y él no pudo contener una carcajada.
-Bueno,
creo que ahora eres popular.
Dos
días más y ninguna respuesta acerca de la chica del metro. Estaba comenzando a
darme por vencido, también estaba volviéndome más y más conocido en la escuela,
sabía que muchas personas estaban hablando de mí y eso me causaba una mezcla
entre gracia y asombro.
Hasta
que un día por la tarde, me llegó un mensaje de un número que no conocía: “Sé
quién es tu chica pero no te va a gustar” decía, yo marqué rápidamente al número
para saber quién era pero la llamada mandaba a buzón, intenté otra y otra vez y
nada. Un rato después me llegó otro mensaje, “no te voy a contestar pero te
diré esto: tu chica trabaja en la zona Azul.”
II
He
estado enamorada de Ezra desde la primera vez que lo vi en la universidad, con
sus ojos verdes que destacan entre su piel casi blanca y sus orejas grandes. Me
parecía sorprendente que nadie notara lo lindo que era, así que pacientemente
traté de acercarme a él una y otra vez, pero nada. Ezra vivía completamente
atrapado en su mundo donde solo existían él y su amigo Chris. Me sabía por
completo sus horarios, sabía que a las 7am tomaba el metro así que siempre lo
tomaba junto con él, pero jamás me notaba. Estaba comenzando a desesperarme
cuando todo el alboroto sobre la chica del metro pasó. Me enojé bastante, ¿cómo
se suponía que Ezra se fijara en mí si tenía todas sus energías puestas en esa
mosca muerta?, además yo era la que siempre estaba al pendiente de él, ¿por qué
no podía más bien enamorarse de mí?, incluso fui a decirle, en medio del
pasillo, que aunque yo no era la chica del tren estaba interesada en él, y ni
siquiera así se dignó en darme atención.
No tuve
otra opción, hice lo mejor que sabía hacer: investigar. Así como había
investigado cada detalle de la vida de Ezra, iba a investigar cada detalle de
esa chica y aunque fue difícil encontrarla, no resultó imposible, incluso me
pareció patético que Ezra no la hubiera encontrado. Solo tuve que pasar frío,
eso sí, pero el haberme parado durante 3 días seguidos a las 4 am para rondar
la estación del metro valió completamente la pena.
La
chica se llamaba Diana y tenía 21 años, 2 años más que Ezra y que yo, estudiaba
arquitectura al otro lado de la ciudad, así que tenía que pararse temprano para
alcanzar el tren, el día en que Ezra la vio, simplemente se le había hecho
tarde, y es por eso que por más que Ezra la buscó a las 6:30, no pudo
encontrarla, ya que ella tenía que irse a las 5 máximo.
Tuve que
hacerme pasar por una estudiante de su universidad, tuve que faltar a mis
clases, pero aun así todo valió la pena, porque Diana pronto se sintió en
confianza conmigo y me contó un montón de cosas que no me interesaban, la muy
tonta pronto me llamó su amiga. Compré un
chip de telefóno, de esos que cuestan apenas 40 pesos, y le mande un mensaje a
Ezra, para ese entonces ya me había encargado de quitar todos los papeles con
la cara de Diana del metro. Ella, tan estúpida, había visto esos letreros
durante más de una semana y ni siquiera se había dado cuenta de que era ella.
La zona
azul es la zona de la ciudad donde las chicas van a prostituirse. Yo le pedí de
favor a Diana que me encontrara cerca de ahí un viernes a las 8 pm, le dije que
me quedaba de pasada a mi casa, que solo se anduviera con cuidado. Habíamos quedado
de ir a uno de esos antros nuevos que abren cada fin de semana, ella aceptó
pues nunca había ido a uno, yo le sonreí mientras le prestaba “uno de mis
vestidos” que en realidad había comprado en el tianguis y parecía de
prostituta.
III
Ezra
fue a buscar a su chica a la zona azul el viernes a las 8, la vio parada en una
esquina esperando a alguien y vestida en un diminuto vestido negro de encaje,
sintió como su corazón se rompió otra vez. La chica del metro no era más que una
ilusión que se había tomado demasiado en serio.
Quería
ir a hablar con ella pero pensó que lo mejor sería irse, se dio la vuelta y
justo en ese momento le llegó un mensaje a su celular. “Hola, soy Hanna, quizá
no te acuerdas, pero vamos juntos en la clase de religión, hace unos días te
saludé en el pasillo y me preguntaba si quieres salir uno de estos días”. Erza sonrió,
su corazón ya no se sentía tan roto después de todo.
miércoles, 23 de octubre de 2019
Estrés postraumático
Debo dejar de llorar y levantarme de la cama. Pero es que no puedo, un momento creo tener fuerzas y al siguiente las lágrimas llegan. Es fácil decirle a alguien "no estés triste", lo escucho todos los días, como si esas palabras mágicamente pudieran hacerme olvidar, sacarme de este letargo, revivirme. Pero debo dejar de llorar y salir ahí afuera, quizá el día sea brillante y hermoso, como solían serlo antes del accidente.
Pasó en nuestro viaje a San Francisco, lo habíamos planeado con meses y meses de anticipación, íbamos a cumplir tres años juntos, tres años de amor incondicional, de tardes viendo atardeceres y películas absurdas donde intentábamos no reírnos.
Esa mañana me desperté aún más contento de lo normal, le di un beso en la frente y le dije que se alistara, porque teníamos que salir antes de las 10 para llegar a tiempo. Juntó un montón de ropa del suelo, porque la casa siempre estaba hecha un desastre, y la puso en una bolsa, tomó sus tenis favoritos y me sonrió, yo me reí mientras alistaba mis camisas.
Durante el camino nos detuvimos a comer unas cinco veces, ella siempre decía que estaba hambrienta y terminaba comprando más galletas y agua, entonces vimos una tienda de antigüedades y vi cómo sus ojos brillaron, le pregunté si quería que me detuviera para que pudiera comprar algo y sonrió. Entramos y me sentí en un mundo completamente nuevo, ya no estábamos en el 2011, habíamos retrocedido unos cien años por lo menos.
-¡Mira esto! -me dijo mientras me mostraba una corona de flores, una de esas que se volvieron a poner de moda hace poco y las chicas las usaban en la cabeza. Yo le dije que sí mientras la veía brincando de emoción por su hallazgo y luego fuimos a la caja registradora, estaba tan feliz, sonreía como una niña pequeña a la que le acaban de comprar su dulce favorito un domingo por la tarde. Me revisé los bolsillos para encontrarlos completamente vacíos.
-Olvidé la cartera en el coche, voy por ella -le dije y luego cometí el error más grande de mi vida, por el que aún estoy pagando acostado en esta cama, sin poder parar de llorar, sin poder comer, sin encontrarle un sentido a lo que todos llaman vida y para mi acabó aquel día.
A veces sueño con ella en el infierno, porque siempre se la pasaba diciendo que el cielo seguro sería un lugar aburrido, que prefería con todas sus fuerzas arder por siempre. Me la imagino a un lado de algún demonio, sosteniendo la corona de flores en sus manos, tratando de ponérsela solo para hacerlo enfadar.
A veces intento salir de nuevo pero aún es demasiado, se siente tan reciente. La gente piensa que estoy loco pero es que cada que veo a un carro pasar, la veo a ella, siendo arrollada por un imbécil que iba demasiado rápido, y ella tan inocente que solo iba a recoger mi cartera al carro, que solo quería comprar ese adorno, que solo quería ser feliz y ahora ya no está.
miércoles, 16 de octubre de 2019
9 de copas invertida.
A veces creo que yo misma me causo los problemas que me aquejan día con día. "Todo estaba bien hasta que conocí a un chico..." sería el título del libro de mi vida. Pero, es que de verdad, todo estaba bien, este chico parecía verdaderamente interesado, hasta que ya no lo estuvo y ahora me estoy quebrando la cabeza tratando de descifrar qué fue lo que hice mal.
¿Habrá sido aquella vez que salí de la casa sin maquillaje y toda despeinada, probablemente con mal aliento?, ¡pero es que él tiene la culpa!, no me avisó que vendría a verme, de lo contrario hasta me hubiera levantado temprano para arreglar todo lo que está mal conmigo.
¿O será que esto es un mal karma que estoy pagando?, ¿qué hice?, ah, bueno, he rechazado a chicos un montón de veces, claro. ¿Es este mi karma?
Recuerdo que tengo una baraja de tarot que me regaló un amigo y la saco del closet, pongo las cartas en mi desordenada y sucia cama, las barajeo, prendo un incienso, y lanzó una pregunta al aire: "¿Qué está mal?, ¿por qué no puedo ser feliz?", luego cierro los ojos y tomo una carta, 9 de copas invertida.
Busco en internet qué significa y casi quiero llorar. "El nueve de copas a la inversa señala insatisfacción, codicia, materialismo, dar cosas por sentado, deseos negados, sentirse triste. Situaciones exageradas en cuanto al apetito y el alcohol."
Dejo de leer, y me río a modo de burla, ¡maldita carta!, yo no quiero eso, quiero que el universo me diga que todo estará bien, quiero que mi amor me corresponda, quiero que mi vida esté en orden de nuevo. Pero en vez de hacer algo, me quedo en la cama, tirada y con lágrimas secas en las mejillas.
La situación se pone peor cuando mi jefa me encuentra llorando en el cubículo, me apresuro a secarme las lágrimas pero es muy tarde, me pregunta si estoy bien y le invento que una tía acaba de fallecer, me dice que me tome el día libre pero le digo que no es necesario. Soy una mujer fuerte, me repito, no puedo seguir llorando porque un chico no me responde los mensajes. Pero cuando el turno se acaba y a mi teléfono le queda el 3% de batería y con ninguna notificación a la vista, prefiero pasar al super a comprar una botella de vino, de esa manera no tendré problemas para conciliar el sueño. Llego a casa y lo primero que hago es conectar mi celular a la corriente. Abro instagram y publico una foto solo para ver si me da un like por lo menos, pero me quedo dormida a media botella de vino y cuando despierto a las 3 am me doy cuenta que el maldito sí me dio un like, tiene el descaro de darme likes cuando no puede ni siquiera mandarme un mensaje. Lloro de la desesperación. Busco entre el montón de cosas regadas en el suelo el 9 de copas y la la rompo lanzando gritos que más bien parecen alaridos. "Me rehúso a creer en ti", le grito a los pedazos de papel ahora regados por el piso.
Al despertar por la mañana borro instagram y borro facebook y quiero aventar mi celular por la ventana. Me miro al espejo y la imagen que veo me asusta: no recuerdo si me bañé en los últimos 3 dias, dientes amarillos, pelo alborotado, granitos por la barbilla. Esta no soy yo, me repito. Y luego, el timbre, debe ser el paquete que encargué hace dos días, ya se había tardado, abro la puerta y ahí está, con un ramo de flores baratas en la mano y un montón de excusas en la otra. "Había estado ocupado", "muchísimo trabajo", "apenas y tengo tiempo para pensar". Le sonrío con todo y mis dientes amarillos, mi pelo alborotado. "¿Sabes qué?", le digo, "me importa una verdadera mierda", y le cierro la puerta en la cara, escucho como toca y toca de nuevo pero pongo música a un volumen bastante alto, luego llamo a la oficina y digo que hoy no iré a trabajar. Limpio rápidamente mi cama y por primera vez en semanas, logro dormir plácidamente sin tener que tomar alcohol.
Hallowen 2064
Lindsey, Adriane y yo, Sandy, iremos disfrazadas de brujas
este año. Mi abuela me contó una historia que me hizo pensar
bastante acerca de esta celebración y me convenció por completo acerca de
nuestro disfraz.
Me dijo que hace más de mil años, las mujeres que eran
consideradas brujas eran quemadas en hogueras gigantes en medio de los bosques.
Ellas ni siquiera tenían oportunidad de explicarse, simplemente eran señaladas,
arrastradas e humilladas sin piedad. Pero la abuela dice que en Halloween la
muerte –que tiene forma de una mujer delgada, con el pelo ondulado, largo y
plateado, sale a pasear buscando a mujeres jóvenes para intercambiar sus almas
con las de las brujas que fueron quemadas hace muchos, muchos años. La abuela dijo ce que para darle consentimiento a la muerte de tomar nuestras almas, debemos
vestirnos como las brujas.
Yo les conté esto a mis amigas y estuvieron completamente de
acuerdo. Fuimos a las tiendas de antigüedades de la ciudad, buscamos entre las
prendas más viejas y encontramos vestidos, zapatos y accesorios que más bien
parecían sacados de una película de terror. La abuela sonrió cuando le
mostramos nuestro aspecto. “Ahora solo tienen que salir, vayan cerca del bosque
y justo a las 12 con 12 minutos, la muerte se mostrará ante ustedes, sabrán que
es ella por la corona con rubíes rojos que porta”.
Sabía que Lindsey y Adriane tenían miedo pero aún así harían lo que yo dijera, así que estuvimos en el bosque a media noche.
Nos miramos divertidas, en el fondo, queríamos que la historia fuera real,
además la abuela siempre estaba inventando cosas. Nos sentamos y yo les pasé
una pequeña botella de agua que había rellenado con vodka antes de salir de casa.
Pronto se hicieron las 12:30 y nada pasaba.
-Si nos apuramos aún podemos llegar a casa de Rachel, según dicen su fiesta este año será la mejor -dijo Adriane, yo la miré y volteé los ojos, claro que sería ella la primera en acobardarse e irse.
-Váyanse si quieren -les dije, y aunque dudaron, al final decidieron quedarse, preferían eso a perder mi amistad. Yo también quería irme, estaba muy aburrida y prefería irme a la fiesta, pero sentía que alguien me pedía que me quedara. "Sandy, tú sabes que hacer", escuché la voz de mi abuela y asentí.
-Si nos apuramos aún podemos llegar a casa de Rachel, según dicen su fiesta este año será la mejor -dijo Adriane, yo la miré y volteé los ojos, claro que sería ella la primera en acobardarse e irse.
-Váyanse si quieren -les dije, y aunque dudaron, al final decidieron quedarse, preferían eso a perder mi amistad. Yo también quería irme, estaba muy aburrida y prefería irme a la fiesta, pero sentía que alguien me pedía que me quedara. "Sandy, tú sabes que hacer", escuché la voz de mi abuela y asentí.
-¿Estás segura de esto Sandy? -me preguntaron y yo asentí mientras todas acarreábamos madera y hojas e intentábamos construir una hoguera.
-¡Pero yo no quiero morir aún Sandy!-dijo Lindsey con lágrimas en los ojos.
-Ay ya, no seas tan tonta, entiende que no vas a morir, solo vas a reencarnar, ¿ok?
-Ok.
Al día siguiente, en casa de Sandy, su mamá la llamó sin recibir respuesta y comenzó a preocuparse así que bajó a la sala.
-¡Mamá!, ¿dónde está Sandy?
-Fue al bosque con sus amigas.
-¿Al bosque a qué?, no les habrás contado alguna de tus locas historias mamá.
-¿Pero qué dices si yo he estado viendo la televisión y me quedé dormida aquí, apenas me desperté.
Encendieron la televisión y ambas se quedaron con la boca abierta al ver la noticia principal: "Tres chicas fueron encontradas muertas esta mañana en el claro del bosque, al pareces construyeron una hoguera y se suicidaron, la policía trabaja arduamente para identificarlas.
-¿Mamá? -dijo al borde de las lágrimas - ¿con quién estaba Sandy ayer?
-Con sus dos amiguitas esas de las que nunca se separa. Hija, ¿pero qué te pasa por qué estás llorando? -en ese momento el teléfono sonó y el identificador de llamadas se pudo ver que era la policía. Mientras su hija contestaba y daba gritos al teléfono, la anciana subió hasta su cuarto, se sentó en el borde de la cama y sonrió. Había una caja a su lado, la abrió y de ella sacó una Corona con rubíes rojos que resplandecieron con la luz.
martes, 15 de octubre de 2019
Nevada
A
veces quisiera no tener que pensar en todo dos veces, quisiera ser normal, como
mi hermana o como mi padre. Pero en vez de eso, paso los días pensando:
cualquier cosa, por más mínima que parezca. Fui al supermercado porque mi padre
pensó que sería buena idea ponerme a hacer algo, me dijo "trae unas
galletas", y yo lo obedecí, pero justo al llegar al pasillo correcto me vi
abrumado por la cantidad de opciones. Con pasas, de avena, suaves, con
chocolate, rosas, cafés, con 100 calorías, con 300... Los estantes me miraban y
yo sentía que se reían de mí. Traté de acordarme cuáles eran las galletas
preferidas de mi padre pero mi cerebro estaba en blanco. Pensé, pensé, quise
agarrar cualquier caja pero no pude, solo salí corriendo de la tienda y completamente
agitado y sudando frío me senté en la banqueta a llorar. No me importaba que la
gente me viera, aquello era demasiado para mí y sabía que mi padre seguro me
gritaría que era un bueno para nada. Pensé en mis posibilidades y las voces
pronto aparecieron:
a)
regresar a casa para ser reprendido.
b)
quedarme afuera del centro comercial hasta que alguien me pida que me vaya
(probablemente un policía).
c)
Ir al bar.
Cuando
pienso demasiado siento que mi cabeza me va a explotar, cierro los ojos y me
digo "no pienses", en balde. A veces no duermo porque las voces en mi
cabeza no se callan, hice cuentas y en último mes solo he dormido
aproximadamente 90 horas.
Mi
padre me lleva con la psicóloga a veces, ella me enseñó que yo no tengo ningún
problema, que las voces en mis cabeza son pequeños demonios (así las bauticé) y
que debo combatirlas. Pero es que ellas ganan siempre.
Y
por eso vengo al bar. No tengo amigos, de vez en cuando viene una chica
pelirroja a sentarse conmigo, siempre trae minifaldas y me deja que la mire,
eso me divierte hasta que empiezo a pensar en cuáles serán sus verdaderas
intenciones y entonces prefiero irme.
Cuando
pienso bebo y cuando bebo también fumo. Mi padre no lo sabe, escondo cajetillas
de cigarros por toda la casa, es mi pasatiempo favorito. A veces creo que me va
a descubrir y me echará, pero sé que en el fondo es muy blando y no podría
abandonarme.
La
chica pelirroja llega.
-¿Qué
te dicen hoy tus demonios?, cuéntamelo todo -me susurra al oído. Yo le sonrío a
medias, no quiero hablar de eso, ella lo sabe, pero le gusta molestarme. -Tengo
un regalo para ti -continúa y saca un sobre del bolsillo de su abrigo.
Esa
es la cosa con ella, sin importar qué tanto frío haga, ella siempre usa
minifalda, y no, jamás la he visto con medias. Hoy está vistiendo un abrigo de
piel falsa, así que le pregunto cómo está el clima afuera.
-¡Estás
bromeando! -se ríe -No ha parado de nevar desde hace una hora.
Me
preocupo, no traje una chaqueta apropiada y si está nevando ahora probablemente
siga haciéndolo por un buen rato. Miró al reloj, son las 5 de la tarde, si no
llego a casa antes de que el sol se meta mi papá llamará a la policía y
entonces estaré en problemas, en verdaderos problemas.
-Debo
irme a casa -le digo y ella se ríe, me dice que soy su loco favorito pero no me
dejará ir en medio de la nevada. -Mira, si no llego papá llamará a la policía y
me enviarán de nuevo a la institución.
Le
digo eso sin pensarlo y me arrepiento al instante. Pero ella no hace ningún
gesto, apenas y me mira, tiene la mirada fija en la televisión, están pasando
un juego de fútbol. A mí me sorprende que le interesen esas cosas.
Pasa
una hora más, no puedo aguantar más. Quiero llamarle a mi padre y pedirle que
por favor venga a recogerme, pero si le digo que estoy en el bar, será él quien
se vuelva loco pero de rabia.
La
pelirroja me mira mientras se pasa las manos por el pelo. "¿Estás listo
para tu regalo?" me pregunta y yo intento sonreírle. "Mira, si
quieres irte a casa, quizá esto te ayude", y de nuevo me mostró la bolsita
que contenía un polvo blanco adentro.
Mi
padre siempre me advirtió sobre las drogas y yo jamás había probado una, pero
ella se veía tan convencida, tal vez tendría razón.
Me
dijo que saliéramos un momento, yo sabía que esa era una pésima idea pero la seguí
y salimos por la puerta de atrás. En cuanto sentí el frío hasta los huesos, di
pequeños brinquitos y me froté los brazos para calentarme.
-No
te preocupes -dijo sonriendo -pronto no sentirás nada.
Tomó
una tarjeta y puso un poco del polvo blanco en ella, como todavía nevaba, la
nieve se confundió con el polvo blanco y me hizo mucha gracia. Me miró feliz
después de dar una gran aspiración por su nariz
-Tu
turno –dijo entonces.
Estaba a punto de hacerlo, tenía la tarjeta en
mis manos y entonces mi padre abrió la puerta abruptamente.
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