miércoles, 29 de enero de 2020

Enamorarse del potencial ~ no de las personas

Empatía: La empatía es la capacidad de percibir, compartir y/o inferir los sentimientos, pensamientos y emociones de los demás, basada en el reconocimiento del otro como similar, es decir, como un individuo similar con mente propia.
Toda mi vida he sido una persona bastante empática, además mi profesión se basa en eso. No podría ser psicóloga si no me pusiera del lado de los demás, no podría enseñar si no entendiera cómo piensan los niños. 

Pero ser empática me ha llevado a un lugar que no me había percatado, hasta esta semana. Y es que la empatía me hace ver a los hombres no como son, sino como podrían ser. Y es que siempre he visto a los demás con ojos de "algún día", en vez de "ahora mismo".
Un ejemplo perfecto es mi ex-novio. En lugar de enfocarme en lo miserable que era con él, en cómo me trataba y en lo posesivo que era, me enfocaba en lo trabajador que podría llegar a ser, en las cosas en las cuales se convertiría, y pensaba "algún día se dará cuenta de que no necesita ser así conmigo, va a cambiar", pero no pasó. Y ese es el lado oscuro de ser empática: me cuesta mucho dejar a las personas. Si por mí hubiera sido, seguro seguiría en ese tormento de relación, y todo por no querer herirlo. Me enfoco tanto en la otra persona que termino hiriéndome a mí con tal de no herirlos a ellos.

Y no digo que esté mal llegar a ver el potencial de otros, pero cuando eres así con cada uno de los hombres que conoces, es entonces que te das cuenta que el amor no está en el corazón, sino en la idea de lo "que podría llegar a ser". 
Es difícil cambiar, sé que será difícil cambiar esto, porque a final de cuentas no puedo dejar de ser empática, no puedo dejar simplemente de enfocarme en lo bueno de las personas. Pero debo aprender a hacerlo, sino seguiré con este mismo patrón que no me ha llevado a ningún lado, excepto a relaciones tóxicas de las cuales no puedo salir.

Así que ahora, tendré que recordarme a mí misma que las personas son lo que son AHORA, y si bien puedo darme cuenta de lo mucho que podrían hacer, eso depende de ellas, no de mí.

jueves, 23 de enero de 2020

Tiempo libre

Han pasado ya casi 4 años desde que comencé a trabajar (3.5 años hasta ahora) y la verdad, la vida adulta no es nada a como yo esperaba. En mi primer trabajo me pagaban practicamente nada, pero lo acepté porque yo quería trabajar lo antes posible (me gradué en mayo y para junio ya estaba trabajando). Así, con todo y mi sueldo logré ahorrar y en un año me fui de vacaciones por un mes, pero bueno, es que en ese entonces vivía con mis papás aún. Conseguí otro trabajo de medio tiempo en una tienda que rápidamente se convirtió en algo emocionante: estaba haciendo cosas que jamás pensé hacer y aprendía algo nuevo cada día y lo mejor es que ganaba aún más que en mi trabajo "formal", pronto ahorré aún más. Renuncié a mi primer trabajo (la cosa más incómoda que he hecho en la vida -no difícil, solo incómoda). Me dediqué por un tiempo a mi otro trabajo pero pronto el tiempo libre me parecía algo de más, y si ya no ganaba igual no podía darme la misma vida. Así que -abrí mi oficina, y pronto mis días estuvieron completamente ocupados.
Ahora, y desde hace casi un año, tengo 3 trabajos.
El tiempo libre es algo que casi no veo. Sí, tomo clases de guitarra pero la verdad cuando llego a casa me siento tan cansada que solo quiero acostarme a dormir.
Antes no era así, pero claro, ahora tengo 26 y dormirme a las 9 am me parece algo racional porque me tengo que despertar a las 6am.
No trabajo los fines de semana pero a veces se me pasan tan rápido que siento que no los aprovecho.
¿Qué hacer?, estoy pensando seriamente en darme 1 día extra libre por las mañanas, pero no sé. Me siento culpable.
En estos tiempos el hecho de estar ocupados y estar trabajando y ganar "bien", es algo que es completamente aplaudido y perseguido por todo el mundo.
Pero siento que no doy lo suficiente por querer hacer de todo.
Sacrificar un día de hacer dinero y darme tiempo libre es un lujo que vendrá con consecuencias, tanto buenas como malas quizá, pero si no lo intento nunca sabré.

martes, 21 de enero de 2020

Procedimiento de rutina

-¡Pero mamá!, ¡no quiero que me quiten los sentimientos!
-Sabes que es un procedimiento de rutina, con tu primera menstruación, tenemos que llevarte con el médico familiar, sabes que es necesario.
-¡Entiende que no quiero!, no quiero ser como ustedes, no quiero ser como un robot, yo quiero sentir.
-¿Y qué?, ¿terminar como tu tía Jane?, ¡quieres llorar a diario?, ¿quieres que los hombres se aprovechen de ti?, no seas estúpida y arréglate que nos vamos en 10 minutos.
-No voy a ir mamá.
-¡María deja de decir tonterías por favor y ve a tu cuarto a cambiarte!
-Es que tú ya no sientes, lo has olvidado todo: la emoción de ver a las personas, la tristeza de que alguien se ha ido, el enojo cuando te dicen algo que no quieres  escuchar, el asco al ver algo desagradable, ¡tú no sientes nada mamá!, nadie siente nada ya, solo pasan la vida en piloto automático, y no lo entiendo, no vine al mundo para ser una esclava más, para ser como papá que todos los días hace lo mismo: levantarse, ducharse, ir a trabajar, ver la televisión en la noche y dormir. ¡Todos los malditos días mamá!, yo no podría vivir así.
-No tienes opción María, y lo sabes bien.
-¿Y qué hay de la tía Jane?, ella tuvo elección.
-¡María tú sabes bien lo que le pasa a las personas como ella!, son vistas como bichos raros, ¡mírala!, ni siquiera ha podido encontrar un trabajo decente y tiene que conformarse con enseñar danza y apenas sobrevive. ¿Sabes qué hizo tu abuela cuando Jane le dijo que no quería que le removieran los sentimientos?, ¡la sacó de la casa!, porque sabía que una mujer con sentimientos no tiene lugar en este mundo. María, ¿tú quieres ser como Jane?, un mujer caprichosa y enamoradiza, que apenas y puede controlar el llanto a la primera provocación, una mujer que ha sido usada incontables veces por hombres que dicen amarla y luego la dejan al saber que sus sentimientos son tan fuertes. María, esto es por tu bien y lo sabes.
-Mamá, ¿no te arrepientes a veces?
-Nunca. Soy una mujer exitosa: te tengo a ti, a tu hermano, un trabajo y una rutina. ¿Qué más puedo pedir?
-¿Eres feliz mamá?, ¿recuerdas cómo se siente la felicidad?
-María, ya por favor, deja de decir tonterías y ve a tu cuarto.
-Iré a mi cuarto mamá, pero no será para cambiarme y disponerme a ir a la cita con el doctor Pérez. Cuando regrese será con una maleta en la mano. Quizá tú no recuerdes lo que es la felicidad, pero yo quiero seguirla sintiendo, aunque tenga que experimentar también un montón de emociones no tan placenteras. No sé cuándo vaya a morirme, pero no puedo seguir adelante sabiendo que seré un robot, así que prefiero ser como la tía Jane y sentir demasiado, a ser como tú. Al menos así sabré que sigo viva.

lunes, 20 de enero de 2020

Espacios vacíos

El viernes de la semana pasada tenía que ir al banco y de pura casualidad me encontré a unos tíos que iban al mismo lugar que yo, así que me dieron raite. Estábamos platicando y de repente un silencio absoluto se sintió casi tangible. Y fue ahí que me puse a reflexionar acerca de cómo en mi vida me he dedicado a llenar espacios vacíos. Cosas tan pequeñas como los silencios me ponen nerviosa, me hacen sentir incómoda y prefiero hablar -de lo que sea, todo con tal de que el silencio se vaya.
Puedo ver en las personas pequeñas piezas que hacen falta, y en vez de alejarme, trato de hacerme espacio, de alguna manera termino regalándoles pedazos de mí para que se completen.

Y están mis espacios vacíos, en el estómago, en el corazón, en la piel, que a veces trato de llenar con cosas mundanas: más salidas, comprar más ropa, ir a otro lugar el fin de semana.
Hasta que finalmente un día me quedo completamente sola en mi cuarto -otro espacio que se siente vacío cuando no tengo nada que hacer, y es ahí cuando me doy cuenta de que la felicidad no va a venir cuándo termine por darme por completo a los demás, sino que vendrá cuando finalmente esté cómoda y acepte que los vacíos son necesarios, que nadie está completo y la felicidad llega cuando encontramos la belleza en las cosas rotas, en las paredes blancas y desgastadas, en los silencios que no vamos a llenar solo por que sí.

jueves, 16 de enero de 2020

Amor o lección

Cuando pienso en el mundo y cómo para llegar a -amar a alguien primero hay que conocerlo, salir, atravesar un montón de cosas juntos para finalmente llegar a un lugar común: tal vez matrimonio, tal vez vivir juntos, tener un hijo; pasar el resto de sus vidas juntos. Todo esto me parece tan lejano ahora, y es que creo que agoté todas mis energías. He pasado más de la mitad de mi vida fantaseando con el amor, con encontrar a la otra persona que me hará vibrar y decir "esto es, aquí estás, finalmente te encontré", y no ha pasado y a veces quiero rendirme. ¿Hasta cuándo?
Estoy consciente de demasiadas cosas, quizá eso lo haga aún más difícil. Mi mente va a mil por hora, nunca estoy satisfecha.
Es complicado. Porque si miro atrás, puedo decir que me amo, que me acepto como soy, pero siempre hay algo que quiero cambiar, mejorar: ser más delgada, más musculosa, tener más labios, aprende más, sé más. Y cuando me miro al espejo -algo que antes me costaba mucho trabajo, veo una imagen que a veces me gusta y a veces no.
Y la pregunta recorre mi cabeza un millón de veces: ¿algún día lo encontraré?, ¿y qué pasará si no?, ¿me voy a deprimir?, ¿pasaré el resto de mis días lamentándome? No lo sé.

Hasta ahora todo han sido lecciones:

  1. Nunca ames más a alguien que ti misma
  2. Nunca le ruegues a alguien para que se quede
  3. No esperes del otro lo mismo que tú das
  4. No te sacrifiques con tal de sentirte amada
  5. No confíes ciegamente.
Y atrás de cada lección un hombre por el que sentí tanto amor que me quede vacía cuando se fueron. 
Pero aquí estoy, recuperándome poco a poco, yendo lentamente, aprendiendo a tomar solo las cosas que me hacen bien.
Es difícil, saber que me quedan aún más lecciones por aprender y hasta entonces, hasta estar completamente lista, el amor llegará finalmente. 

lunes, 13 de enero de 2020

La lucha por no enamorarme

Decidí -antes de que el año empezara, que este sería MI año. No más chicos, no más enamoramientos y darlo todo por nadie, excepto por mí. Y sé que apenas van 13 días, pero, oh boy, es difícil.
No más tinder, no más salidas los viernes por la noche a los bares, no más llamadas o textos en las madrugadas, no más.
Y es que sin amor me aburro, mi corazón está tan lleno y a la vez tan ciego que quiere darlo todo, entregarse a manos desconocidas una y otra vez.
Pero esta vez pasó algo mayor: no solo el corazón se rompió, también se fue una parte muy grande de mi esperanza, de mi confianza hacía el sexo opuesto. Porque una cosa es que te digan: "ok, no quiero saber más de ti", y una muy diferente es que desaparezcan como sin nada y luego vuelvan a aparecer pero con una chica diferente en la mano y haciendo lo que se supone harían contigo, eso, a mi punto de vista, es como decir "jódete, jódete y no me importan en absoluto tus sentimientos".
Y me digo, ¿será posible?, que sin importar la edad, la nacionalidad, la apariencia física, en realidad todos los hombres van a aplicarme la misma mierda una y otra vez...

Ellos dicen que uno atrae lo que uno es.

Así que, para dejar de atraer a puro imbécil, voy a trabajar en mí misma. Sí, no más chicos. En vez de eso, más agua, más ejercicio, más leer, más escribir, entrar a la escuela, certificarme en inglés, viajar, crecer, mudarme.

Este es mi año. Este es el año en que lucho contra los sentimientos atorados en mi corazón, los guardo, los alimento y en vez de dárselos a cualquiera que pase por la calle, me los doy a mí misma.

domingo, 12 de enero de 2020

Mi corazón sentimental tiene 10 años

Ayer -pero hace 10 años me senté en mi pequeño cuarto color rosa y con 16 años comencé este blog. Hace unos días estuve leyendo mis primeras entradas y me di cuenta de lo genial que creía ser y me dio mucha risa. Pero en general, estoy feliz de no haber abandonado este blog por demasiado tiempo en los últimos ¡diez años!
Muchísimas cosas han pasado y tengo un récord para cuando cumpla 10 más volver a leerme y decir, wow, qué ridícula era.

Y si alguien me lee por ahí, también gracias :)

jueves, 9 de enero de 2020

The Love Club: Tefi parte II

No pasó mucho tiempo para que Tefi volviera a sentir el vacío en su estómago. Evitaba a toda costa hablar con sus amigos, a pesar de estar despierta a altas horas de la madrugada, fingía no escuchar su celular, en vez de eso comenzó a leer, leía muchísimo y pensaba que pronto, muy pronto la inspiración llegaría. Había dedicado toda su vida a hacer lo que los demás esperaban de ella, entró a la escuela de medicina solo para darse cuenta de que aquello sería una pérdida de tiempo: se desmayó en el primer día en el quirófano. Llamó a su mamá.
-Tengo noticias, voy a renunciar.
"Una decepción más a la lista", pensó. Luego de unos meses de pensar y pensar decidió entrar a psicología. Era lo más fácil, quería entender a la gente, quería algo que le ayudara a inspirarse. Pero su mayor inspiración siempre venía del amor. Cuando cumplió 14 años y le regalaron una guitarra sintió que finalmente el mundo comenzaba a tener sentido. Comenzó a componer canciones, todas acerca del amor, acerca de la vida y acerca de querer encontrar un sentido. Sabía que su pasión era la música, pero poco a poco fue dejándola a un lado, tenía que ir a la escuela, tenía que hacer tareas, sacar buenas calificaciones, encontrar un buen trabajo. La música era importante, pero no lo era tanto. Hasta que llegó a Finlandia. Y se encontró por primera vez sin nada que hacer realmente. Había ahorrado por dos años, tenía dinero suficiente, se dijo que se dedicaría a componer, pero la inspiración no parecía llegar.

-¿Segura que estás bien con que me vaya a trabajar y quedarte sola?
-Adam, no soy una niña pequeña a la que tienes que cuidar, voy a estar bien -pero en el fondo sabía que estaba mintiendo. Habían pasado dos semanas desde su llegada a su nuevo hogar. Todo le parecía hermoso y sentía que estaba viviendo en un sueño. Pero sabía que la realidad no tardaría mucho en aparecer: Adam volvería a trabajar después de 1 mes de vacaciones y ella tendría que pensar en un plan.
-¿Quieres que les hable a mis amigos?, podemos salir todos esta noche si quieres.
Tefi no respondió, a pesar de que amaba el esfuerzo que Adam estaba haciendo, todos en la ciudad parecían demasiado serios, además empezaba a hacer demasiado frío.
-Tefi, mírame, ¿segura qué estás bien? -y la tomó de la barbilla hasta encontrarse con sus ojos, Tefi dijo que sí con la cabeza. Entonces, la besó dulcemente para después salir de la casa.

*1 año antes*

Tefi llegó de la Ciudad al Pueblo para pasar el fin de semana. Casi no tenía tareas, se sentía aliviada desde el momento en que se acostaba en su cama y cerraba los ojos. No más preocupaciones.
Sabía que quería ver a Lucas. Pero si sus amigos se enteraban le reprocharían al instante. No había parado de mandarle mensajes, "te vi aquí, sé que estás allá". No quería volver a caer en su juego pero sabía que le iba a resultar imposible.
"Quiero verte", le escribió. "mismo lugar, a las 11 pm"
Y cuando se hizo la hora salió de casa con la excusa de que vería a Mauricio. Se había arreglado como quien va a una cita romántica: con lencería de encaje un vestido que apenas y le cubría lo que debía de cubrir. Llegó a la playa, estaba nerviosa por alguna razón. Se sentó en una de las tantas sillas que los restaurantes dejaban en la arena. Estaba a punto de mandarle un mensaje a Lucas cuando escuchó una voz que le resultó familiar. "¡Mierda!", pensó, mientras se levantaba de la silla y caminaba lentamente, casi agachada. Cuando estuvo lo suficientemente lejos, finalmente sacó su celular.
"Mauricio está en la playa, no es seguro verte aquí", "¿entonces?", recibió como respuesta casi al instante.
-You fucking bitch! -y unas manos la tomaron por la cintura -¿estás haciendo lo que creo que estás haciendo? -y luego Mauricio le quitó el celular mientras reía, pero cuando leyó los mensajes, dejó de reír casi instantáneamente. -Tefi -dijo casi en un susurro -debes estar bromeando.

miércoles, 8 de enero de 2020

Huellas

Una memoria para siempre.
Sentirme una desconocida en mi propia piel, en mi casa.
Cambiar.
Para bien, para mal.
Mudar.
La piel, los recuerdos en otro rincón.
Hacer espacio en la maleta.

Los años pasan muy rápido.
Un día abriré los ojos y será la última vez.

Mis diarios en la casa de mis padres.
Las palabras que jamás conocí.
Propósitos olvidados.
"Hubieras sido tú si tan solo..."
Lágrimas y un corazón ciego.
Necesita lentes, no ve de lejos.
Se aferra al ayer.

La memoria del corazón es para siempre,
es la más peligrosa.
Cuando caminas por la playa y las huellas se borran con el agua.
Aquí eso no pasa.
Las huellas en el corazón son para siempre.

The Love Club: Tefi parte 1


Cuando Tefi era apenas una niña, tenía miedo de las lagartijas, especialmente tenía miedo de las pequeñas que andaban por las paredes de su casa, por eso a veces tenía miedo de dormir sola. En algunas ocasiones el miedo era tan grande que se iba al cuarto de sus mamá y le pedía que la dejara dormir con ella, la mayoría de las veces le decía que no, porque seguramente no la dejaría dormir.
Cuando cumplió 12 años y tuvo su periodo por primera vez, no se asustó, pues ya sabía qué algún día pasaría, solo se limpió la sangre, y se fue a su cuarto a continuar viendo la televisión. Horas después, su mamá le dijo: "ven", le dio una toalla femenina y se fue. Tefi no tenía ni la menor idea de cómo usarla, pero aún así se metió al baño.
Tefi esperaba que en algún momento le dieran "la plática" acerca de la sexualidad, acerca de cómo cuidar su cuerpo y su corazón, pero eso jamás pasó. Cuando de repente salían a la conversación aquellos temas su mamá solo decía, "espero que uses condón". Tefi esperaba tener a quién decirle todo acerca de los chicos, pero ella jamás mostró el menor interés, y cuando tuvo su primer novio lo único que recibió fueron regaños. Tefi esperaba amor y protección, y en vez de eso recibió silencio, rechazo, una barrera que sentía impenetrable. Tefi no se dio cuenta de esto hasta muchos años después.

Cuando cumplió 23 años comenzó a ir con una terapeuta que le cambiaría la vida por completo. Se dio cuenta de que la relación con su mamá había definido demasiado la manera en que buscaba el amor sin parar.
-No sé cómo evitarlo -le decía a su terapeuta - he repetido el mismo error una y otra vez. No puedo estar sola, necesito a un hombre.
-¿De verdad lo necesitas?, ¿o solo necesitas amor?, un amor que quizá ya lo tienes pero hasta ahora no has practicado el demostrártelo. He visto lo feliz que puedes ser, cada que conoces a alguien te llena el corazón de emoción y pones todas tus expectativas en él: tiene que ser el indicado, tiene que serlo a toda costa, y cuando las cosas no funcionan, pasas al siguiente.

Tefi tenía miedo. Estaba en camino a la que sería su última sesión terapéutico cuando Adam le envió un mensaje: "boletos. listos.", ella sonrío pero también quería llorar. Iba a dejarlo todo, y casi podía oler el fracaso a la vuelta de la esquina. Hacía eso siempre: imaginar los peores escenarios, prepararse para lo peor solo por si acaso. Quería que las cosas fueran diferentes, quería que todo funcionara con Adam.
-¿Estás segura? -le preguntaban todos una y otra vez. Todos excepto su mamá, cuando se lo dijo a ella un domingo por la tarde en casa de su abuelo, ella solo le dio una mirada de decepción. Tefi quería gritarle: "¡Dime de una vez qué es lo que esperas de mí, nada de lo que hago jamás es suficiente!", pero en vez de eso se levantó por un vaso de agua.
Adam parecía bueno, y si estaba listo para cometer una locura de amor, quería decir que era él, el chico por el que estuvo esperando por tanto tiempo.
Cuando tuvo su maleta en una mano y la mano de Adam sosteniendo la otra, lanzó un suspiró y una pequeña sonrisa se asomó por sus labios.
-¿Estás bien? -le preguntó él. Y ella no respondió pero le dio un beso. No sabía si estaba bien o si estaba lista, pero aún así, cometer locuras por amor era lo que ella hacía.

jueves, 2 de enero de 2020

2019: el recuento

2019 se acabó y aunque no quería sentarme a escribir un resumen de qué fue lo que pasó durante estos casi 365 días, me estoy obligando a hacerlo, y para eso voy a tener que dividir el año en dos partes.

Primer acto: la subida

La primera parte del año como siempre soy yo en un montón de fiestas, intentando descifrar cuál sería mi siguiente movimiento, con el corazón medio adolorido -como siempre.
Perdí el trabajo que me daba seguridad económica total y con eso llegó estrés, pensar en que mis planes de irme en el verano se verían seriamente afectados. Pero una puerta se cerró y se abrió otra, una que jamás me imaginé y ahora amo con todo mi corazón: La Thrift Shop.

 

Fuimos a GDL a comprar un montón de cosas que creímos que iban a funcionar, luego a Vallarta, a Valle Dorado y finalmente la Thrift Shop estaba lista para abrir sus puertas al público, ha sido lo mejor del año sin dudas, soy muy feliz trabajando en un lugar que es mágico y del que ¡soy dueña!
Y mientras todo esto de la nueva tienda estaba pasando, yo estaba saliendo con un chico -un chico que al principio parecía increíble y bueno y que poco a poco se estaba convirtiendo en el monstruo que destruiría muchas cosas.

En abril fui a un viaje a Cuba con 3 amigos.


Este viaje no fue absolutamente nada de lo que yo hubiera querido: no fue planeado, mi mejor amigo llegó un día con los boletos en la mano y no tuve opción más que agradecer, empacar mis maletas e irme, y por supuesto que eso no le agradó al tipo con el que estaba saliendo. Terminé llorando bastante todo el viaje y fue hasta el final que dije, fuck it!, me voy a divertir y así fue. Cuando regresamos estaba totalmente decidida a dejar al tipo, pero algo en mí de nuevo estaba mal y terminé por perdonarlo, lo que fue un total error.


Pero finalmente con ayuda de mis maravillosos amigos, logré superar el dolor y cuando finalmente aquella relación tormentosa acabó, pude volver a ser yo. (Lo que no fue para nada fácil después de pasar por una relación de abusos psicológicos, pero se puede, sin dudas).


Mi sobrina hermosa cumplió un año de edad y yo me pinté el pelo en mi total y tormentosa obsesión de querer ser rubia (que se fue después de un mes)


Hice un viaje junto a mis papás, dos de sus amigos y mi mejor amigo a Mazamitla, un lugar bastante popular y cercano pero al que no había ido. 


Unas semanas después fui junto con mi familia a Punta Perula, otro lugar bastante famosillo y cercano al que no había tenido la oportunidad de ir.

 

Después, de nuevo junto a mi familia visitamos mi lugar favorito del mundo: GDL, para después pasar a Tequila, emborracharnos con Cantaritos y reír sin parar.

Segunda parte: la caída.

Dicen que cuando vuelas lo suficientemente alto con alas falsas, lo único que puede pasar es que caigas, y yo caí de bastante alto.


Mis vacaciones de 3 partes empezaron conmigo visitando a mi mejor amiga en Guadalajara, pasé unos cuantos días con ella y me divertí bastante.
Y luego, para la segunda parte, me fui a Canadá.


Fui la persona más feliz del mundo, sin duda alguna, esta fue mi primera vez viajando sola, por completo y aventurarme a lo desconocido fue lo mejor que pude haber hecho. Conocí al ser más increíble del mundo -que luego me rompería el corazón, pero ya llegaremos a eso.


En Montreal vi a una de mis cantantes favoritas en primera fila: Marina. Lloré, canté, bailé, brinqué y me emocioné demasiado, fue lo mejor.


Y mis vacaciones se acabaron conmigo pasando una semana en Puerto Vallarta, me sentía como una turista más y me divertí bastante, hasta que tuve que volver a mi vida normal y volver a trabajar.


¡Volví a bailar!, 6 años después y no saben lo increíblemente feliz que estaba. Fue increíble y emocionante y mis nervios se podían casi tocar.


Otro viaje, esta vez a Monterrey para un festival de música y conocí el famosísimo cerro de la silla.



Vi a mi banda favorita por segunda vez, les escribí unos días antes por Instagram pidiéndoles que por favor tocaran Summer Days y cuando lo hicieron ¡me morí de emoción!, al final del show me fui a esperar pacientemente para volver a verlos y tomarme la foto, los amo. Después vi a Vampire Weekend y me enamoré aún más.


Para mi cumpleaños número 26 volví a Canadá donde por primera vez vi la nieve, casi lloro de emoción, fueron unos días muy lindos y que voy a recordar por siempre.


Fui -una vez más- a GDL para la feria del libro donde sorprendentemente solo compré dos libros de poesía.


Uno de mis amigos de la infancia se casó y nos invitó a su boda, lloré mucho -como siempre, y bailé demasiado.



Y así llegamos al último día del año. Se supone que terminaría el año junto al chico que conocí en Canadá, prometió venir a visitarme y al final, por azares del destino todo se terminó y no lo vi más (ni creo volver a verlo). Me puse muy mal en año nuevo. Estaba tan ebria que incluso mi mamá me regañó e hice cosas de las que me arrepiento. Pero bueno, el año se acabó y yo aquí sigo. De verdad quiero que este año sea diferente. Voy a enfocarme en el Love Club, quiero entrar a la escuela y empezar a hacer guión, voy a certificarme en inglés en 2 semanas y con eso sé que muchas puertas más se abrirán. 2020: ven, estoy lista para lo que traigas.