jueves, 20 de junio de 2013

No quiero ser hormiga.



-¿Qué estamos haciendo?
-Estamos siendo normales.
-Claro, pero ¿qué es normal?
-Normal es ser como todos los demás, sin deferencias; es pensar igual a ellos y seguir sus costumbres y tradiciones, es estar en contra de lo que ellos están, es encajar en el patrón, es ver televisión todo el día hasta que tus neuronas se hayan consumido y no puedas pensar "out of the box", es pasar tu tiempo libre actualizando tus redes sociales en vez de reunirte con amigos, es leer libros que hablan de superación personal, y estar en contra del gobierno pero no hacer nada, porque implicaría demasiado esfuerzo, es idealizar a todos esos famosos que salen en revistas y querer imitarlos, es tener la ropa de moda; ser normal es ser parte de una masa y que tu rostro no pueda ser distinguido entre la multitud.
-¿Y no  te parece estúpido? Es como ser una pequeña hormiga que no puedes distinguir de entre todas las demás y dejarse arrastrar por la corriente, ¿así quieres ser?
-No lo he decidido yo, es lo que conviene. Porque si no le convienes a la multitud, o ven que te haz vuelto diferente a ellos se deshacen de ti, así de fácil.
-Pero ¿eso es todo?, ¿no quieres se algo más? Alguien que se destaque por sus ideas y cambie formas de pensar, alguien que descubra algo maravilloso y ponga a reflexionar a todos, ¿no te gustaría?
-Eso sería igual a ser una pequeña hormiga que se rebela y va en contra de todas las demás, que tiene pocas probabilidades de sobrevivir sola, probablemente muera.
-¿Y si otras hormigas deciden seguirte? Entonces se convertirían en una pequeña multitud, ya no estarías solo y tendrías ideas nuevas para esparcir por el mundo. Yo no quiero ser hormiga, no sé tú, pero yo puedo decidir y formarme criterios. La vida es más fácil cuando te dejas arrastrar por la corriente, pero en algún punto tendrás que abrir los ojos y darte cuenta de que estás viviendo en una farsa.

miércoles, 19 de junio de 2013

Estoy aquí

Aprendiendo algo nuevo cada día, como que los títulos no llevan punto, aunque me cueste trabajo aceptarlo.
Y bueno, que me convertí en universitaria desde hace ya un año y no me lo puedo creer. A lo mejor me equivoqué y tomé el camino que no debía por la razón correcta, ¿eso tiene sentido?

No se me olvidan las clases de epistemología donde realmente me ponía a pensar acerca de la vida, y de mi vida y del destino. ¿Será que el destino existe? "No creo en el destino porque no me gusta pensar que no controlo mi vida", ¿acaso no es más fácil? Ponernos a pensar que  ya todo esta preterminado es una manera de tirar la toalla tal vez, y de decir que no importan nuestras acciones, pues al final de cuentas ya nuestro camino estaba trazado.

A veces no sé ni qué pensar, porque ¿quién pone nuestros pensamientos en nuestra cabeza? ¿De donde vienen? Alguien tuvo que ponerlas ahí, porque vienen de millones de años de evolución. Cada día me parece más y más que vivimos en la Matrix de verdad. Porque si en el ADN viene toda nuestra información genética, nuestro temperamento, nuestra forma de ser... ¿no será que también contenga nuestro destino? Que estemos preterminados a ser doctores, enfermeras, maestros desde ahí.

Todo esto me revuelve el estómago, porque supongo que no soy la única a la que le gusta la idea de creer que mis pensamientos son únicos, pero quien me asegura que en este momento no alguien más teniendo estos mismos pensamientos.



"Tal vez nuestra libertad sea una cuestión de probabilidad"