miércoles, 28 de octubre de 2020

Cuando el amor visita

Estás en medio del mar, en un pequeño bote de remos, apenas con provisiones necesarias y luego llega un hombre pidiendo auxilio, con el cuerpo cansado por haber nadado tanto tiempo, con los labios secos, con el corazón roto, y te pide que le ayudes, que no te quitará espacio, que ni siquiera tendrás que compartirle tu comida: él se las arreglará solo, y te encoges de hombros, dices "ok, está bien", y lo tomas de la mano para ayudarle a subir. 

Al principio todo está bien, apenas y habla, lo ves llorar de vez en cuando, le preguntas si está bien pero no dice nada. Duerme y pesca, come y duerme, y así pasan las primeras semanas. Te sientes invadida pero sabes que eventualmente se irá y que todo volverá a la normalidad. Un buen día dice que no quiere molestarte más, que se irá a buscar su barca, le preguntas, "¿qué pasó contigo?" y finalmente, habla.

Te dice que su corazón está tan roto, que apenas sobrevive, quisiera sacárselo, quisiera arrojarlo de una vez al mar y no volverlo a ver jamás. Te dice que su amada simplemente un día se fue de su barca, y desesperado fue a buscarla, creyó que quizá había ido a nadar y no encontró el camino de regreso. "Pero un día la volví a ver, estaba sola en un bote, estaba durmiendo con tanta tranquilidad que no me atreví a molestarla", te dice que entonces entendió que ella prefirió abandonarlo antes de arreglarlo todo, te dice que así no funcionan las cosas mientras lágrimas caen aún por sus mejillas. Tomas su mano dulcemente, quieres decirle que todo estará bien pero no sabes cómo. "¿Qué pasó contigo?" pregunta entonces, "¿por qué estás sola en un bote?" Le cuentas que al igual que él, un día tuviste a un ser amado, pero las cosas simplemente no funcionaron, "Ponen a dos personas en medio del mar en una barca y esperan que estén juntos para siempre: en la tranquilidad del sol y en las tormentas mas fuertes, ¿de verdad crees que es posible?", él solo agachó la mirada. "Entonces, ¿no crees que el amor lo puede todo?" preguntó. "Creo que la idea del amor es el problema" dices sonriendo, "creo que podemos ser felices con alguien y eventualmente el amor puede marcharse, creo que debemos darle esa posibilidad también, y nadie nos enseña eso", él te mira por un largo rato y luego se queda dormido.

Luego de un tiempo te acostumbras a su presencia, casi es la temporada de tormentas y sabes que las cosas se pondrán difíciles. Ahora todo es fácil: han creado una rutina juntos y por las noches te cuenta historias de todos los lugares dónde ha estado hasta que te quedas dormida. Te preguntas si el amor ha salido de tu corazón de nuevo, y un día de lluvia, mientras él canta una cancioncita que te molesta pero también te hace reír, decides que sí, el amor está en algún lado a tu alrededor, escondiéndose y le das la bienvenida con los brazos abiertos. Vas hasta tu compañero que no ha parado de cantar y lo abrazas, lo besas y duermen juntos, abrazados por primera vez. 

El amor se instala cómodamente entre ustedes: hay espacio de sobra en un lugar tan pequeño como un bote. Llega y lo cambia todo: acomoda las cosas a su antojo y se sienta en la orilla a verlos pasar el tiempo. "Qué hermoso", piensa el amor, "cómo en cada lugar puedo hacer a las personas tan felices, y también qué triste, que aún no entiendan que un día me marcharé y los dejaré solos, porque ya habré cumplido mi propósito"

Un día te levantas y te das cuenta que eres feliz, como no lo habías sido en años, tienes a un hombre con quien compartir, tienes provisiones y las tormentas han pasado, piensas en lo fácil que es la vida, en su simpleza, le das gracias al amor mientras lo ves marcharse, le dices adiós y le agradeces el haber salido un rato, el haber cambiado tu vida de nuevo. Miras a tu compañero que aún duerme y lo despiertas con un beso y una sonrisa que no se desvanece hasta muchísimo después.

viernes, 23 de octubre de 2020

Pensamientos al azar 8

 Sí, sé que muchas personas son como yo, y lo sé porque dos de mis mejores amigos comparten también esta "maldición". El sábado fui con uno de ellos al bar, nos tomamos unas copas y de repente llegó un hombre bastante mayor y bastante guapo (según mi amigo), este hombre le ha gustado por semanas, y de la nada: ahí estaba, sentado a un lado de nosotros, invitándonos cervezas, sonriéndonos y hablando con mi amigo, de la nada incluso lo abrazó y le dio un beso en la mejilla, yo sonreí de oreja a oreja.

Salimos después de una ronda a fumar un cigarro, mi amigo entonces me miró con cara de desagrado.

-¿Qué pasa? -le pregunté, aunque ya me imaginaba qué es lo que estaba en realidad ocurriendo.

-Así no quiero nada -respondió mientras hacía una mueca de tristeza.

-¿Así cómo?

-Así, simple.

Yo le sonreí, lo entendí a la perfección: una vez que obtienes algo, ya no lo quieres, una vez que la batalla se acaba y has conquistado, ¿de qué sirve? Me ha pasado un montón de veces, lo he documentando un montón de veces. ¿Será que existe un termino para este tipo de atracción?, ¿será que hay una palabra que defina el sentirse atraído solamente por que no se puede tener?, supongo que sí, ahora hay términos para todo. ¿Será que un día dejaré de vivir en el mundo de ilusiones que me hago en la cabeza y aterrizaré en el mundo real? I don't know, I don't really know. 

-

También he experimentado otro tipo de cambio, uno que finalmente me hace sentir como una adulta en vez de una adolescente (y eso que aún me confunden con una, a veces), pero ya va un tiempo a la fecha en el que -finalmente me siento atraída por hombres mayores y especialmente si tienen barba. Es gracioso, ¿no?, como un cambio de perspectiva de repente se instala en nosotros, casi sin darnos cuenta estamos del otro lado. Y yo, casi sin darme cuenta estoy a punto de cumplir 27 y me estoy cuestionando todo, investigando y quedándome con aquello que más me convence.

Ugh, qué complicada la vida, ¿a que sí?

lunes, 19 de octubre de 2020

La camisa

 Es un domingo por la mañana, me despierto a las 11:23 am, y siento que es tardísimo, acostumbro a levantarme más tardar a las 7am. "Pero es domingo", me recuerdo, y cierro los ojos un rato más, pero luego, siento algo rozando levemente mi espalda, me volteó y quiero gritar pero el grito se queda en mi garganta. "¿Qué hiciste anoche y cómo llegaste hasta aquí?", me pregunto casi automáticamente, reviso debajo de la sábana para ver si llevo ropa y doy un suspiro al darme cuenta de que traigo todo excepto mi blusa. Hago memoria: ¿qué pasó?, nada, lo último que recuerdo fue haberme puesto labial rojo antes de salir de casa. "¡Una cita!", grita mi mente, "el hombre que está dormido a tu lado es el hombre con el que saliste anoche", me volteo lentamente para verlo, me siento como una adolescente que no quiere ser descubierta saliendo de casa a altas horas de la noche, cierro los ojos, y los abro de una: "¡wow!", me digo a mí misma, "aún tienes buen gusto", ahora, "¿cómo vas a salir de aquí?, ¿dónde está tu blusa?", trato de recordar cuál es la que llevaba puesta, pero de nuevo una nube negra se posa en mis recuerdos y no logro ver nada. 
Mi cerebro me recuerda de repente que ya es tarde, que estoy hambrienta y debo llegar a casa. Pero, ¿dónde rayos estoy?, me paro lentamente, con cuidado de hacer el menor ruido y trato de imitar los movimientos de un nija, me doy risa, pero me aguanto las ganas de soltar una carcajada. ¿Qué dirán mis amigos cuando los cuente que seguramente me quedé dormida al lado del hombre más hermoso con el que he salido en los últimos 3 meses?, seguro se reirán. 
Busco el baño y lo encuentro rápidamente: la puesta estaba abierta y había ropa tirada por todos lados, pero ni rastros de mi blusa. Voy lentamente hacia el espejo, casi temo que la imagen que se refleje ahí termine por asustarme, pero para mi sorpresa luzco bastante bien: mi pelo un poco alborotado, mis ojos con el mínimo rastro de que anoche había maquillaje en ellos, mis ojeras resaltando un poco más, y mi boca reseca. Me lavo la cara, por un segundo olvido que esta no es mi casa. ¿Qué debo hacer? Evalúo mis opciones:
a) Despertar al hombre para tener una conversación un tanto incómoda, ¿me invitará un café?, ¿querrá que tengamos sexo matutino?, ¿estoy lista?
b) Buscar mi blusa y correr el riesgo de que el hombre se despierte.
c) ¿Hay alguna otra opción?, ¿irme a casa en brassier?
El estómago me ruge como recordándome que tengo que comer algo y pronto, o corro el riesgo de que la cruda llegue y se instale por completo. Me asomó a la cama con temor, pero el hombre sigue profundamente dormido. ¿Qué hago? Quiero irme ya, voy hacía la cama y veo mi bolsa tirada, todo está intacto: llaves, maquillaje, cartera, pasadores, pero mi blusa, ¡¿dónde rayos quedó?!, ¿habrá alguna posibilidad de que la haya dejado en algún lugar fuera de esta casa?, no tengo ni idea pero me estoy quedando sin tiempo. Vuelvo a mirar al hombre dormido, es tan hermoso que me duele el corazón, porque no tengo ni el menor recuerdo de quién rayos es y dónde lo conocí ni cómo llegué a su cama. Hago algo que no se me había ocurrido pero que en el instante se sintió como lo correcto, corro en silencio (o lo intento) al closet (o intento de), que más bien es un palo colgando en medio de dos paredes y agarro la primera camisa que veo: es azul con rayas blancas, la desabotono y me la pongo, me queda gigante. Tomo mi bolsa y voy hacia la puerta, no se me había ocurrido, pero, ¿y si la puerta está cerrada con llave?, ¿cómo voy a salir entonces?, ¡mierda!
Pero alegremente descubro que la puerta no tiene llave, así que la abro sintiéndome como una criminal y gracias al cielo no rechina y despierta al hombre, me doy la vuelta rápido y compruebo que él sigue durmiendo, sonrío y salgo a la calle con mi nueva camisa, donde un nuevo día me espera.

sábado, 10 de octubre de 2020

2

 Es sábado, 8:30am

Anoche besaste a alguien por primera vez en 3 meses. 

Se sintió extraño; casi como si estuvieras siéndole infiel a un recuerdo.

guardar el recuerdo de un fantasma lejos, hasta atrás de la mente 

pensar “¿cuándo va a pasar?”

saber que no lo hará, no así, no hoy ni mañana. 

Porque prometiste que pasarías el resto del año sola y estás incumpliendo 

Y el universo no olvida: 

Así que te vas a casa, otra vez con el cuerpo intacto y el corazón sano. 

jueves, 8 de octubre de 2020

¿Destino o Sabotaje?

 Cita nueva: a las 9pm, pero nada concreto, no el lugar, ni siquiera me pide el número de teléfono, yo tengo una sensación en el estómago que no me agrada desde hace días, y se hace más fuerte justo hoy. Le cuento a mi mejor amigo, y le digo, "¿quieres venir también?", "¿a tu cita?, ¡estás loca!", pero le aseguro que ni siquiera sé si es una cita o más bien un intento de, quién sabe, así que termino por convencerlo y en el camino también se nos une una amiga más.

Son las 9:30 y apenas vamos a cenar, terminamos por pedir pizza, yo no quiero tomar alcohol así que ordeno una coca (¿cuál es peor?), y mi mejor amigo acapara la plática durante más de una hora: no puede parar de hablar sobre su vida amorosa, lo que me causa mucha gracia y una sensación que hace muchísimo no había experimentado hacia él: una seguridad de que esta vez, estaba enamorándose hasta los huesos. Le advierto de los peligros del amor mientras me río, termino por decir que a fin de cuentas es lo único que vale la pena en la vida, cerrar los ojos y dejarse caer hasta me parece lógico si se trata de pasar tiempo con la persona amada.

Pero se hacen las 10:30 y me llega un mensaje, es el hombre de mi cita, tiene ¡30 años! (¿al fin me gustan mayores?), y me dice que está en el bar de al lado, así que vamos todos con curiosidad a su encuentro y cuando lo veo, por Dios, quiero desaparecer. Odio mucho cuando los hombres no traen camisa, y él está ahí: sentado en el bar, con la camisa puesta pero en la cabeza a modo de turbante. Me hago la que no lo ve y mis amigos mueren de risa, nos vamos a una esquina del bar, digo "¿por qué?", y luego de unos minutos me ve y camina en mi dirección. 

Pero de nuevo no pasa nada, estoy pasándola bien, pero sé que entre el hombre y yo no hay nada. Así que decido simplemente divertirme. Y a eso de la 1, mis amigos y yo decidimos que es bueno regresar a a casa. Me despido con un abrazo que desea decir "por favor no me mandes mensajes, hagamos como que esta noche ni pasó", y un rato después me quedo dormida en mi cama, y tengo un sueño muy vívido, con el hombre que al parecer no he podido olvidar desde Julio (y al último que besé, por cierto) En mi sueño estábamos en algún lugar lleno de agua, y todo parecía tan tranquilo, tan meant to be: sus brazos, su sonrisa y su manera de caminar, siempre de mi mano, como presumiéndome ante el mundo con sus pasos desenfrenados. Caminábamos hacía algún lugar y nos encontrábamos a casi todos mis amigos: todos nos decían "pero qué buena pareja hacen", y yo sonreía no solo con los labios, sino con todo el maldito cuerpo.

Me levanté pensando, ¿qué rayos me pasa?, ¿voy a rechazar a todos los hombres a partir de ahora?, ¿me voy a conformar con soñar con este otro que no me saco de la mente?, con el que hablo a veces, y veo sus fotos para no olvidar cómo se ve, y luego aparece en mis sueños tan nítido, tan real, que da miedo, porque me hace pensar que me estoy saboteando, que si sigo así, no lo voy a superar. O me pregunto si esto es solo un pequeño escalón en el camino del destino, uno que jamás comprenderé pero me llevará a la felicidad a fin de cuentas.

No lo sé, es que no lo sé.

viernes, 2 de octubre de 2020

Cruzar el puente

Un día me siento lo suficientemente preparada y cruzo el puente: del otro lado está Ryan, me espera en una esquina y vamos juntos a cenar, le digo "mi comida favorita es la italiana", así que comemos pasta mientras hablamos de nuestras vidas y la noche se hace más y más oscura. A pesar de estar lejos de casa, y del otro lado, no me siento insegura en absoluto, mi amiga Ingrid me escribe "¿Y qué tal?" en algún punto de la noche, y le respondo "todo va bien", de verdad, me sorprendo con lo bien que van las cosas: Ryan es poeta, le gusta leer y se gana la vida haciéndolo, además sabe cocinar y tiene la piel perfecta, ¿su único defecto? usa los short a media nalga, como si fuera un rapero o reggaetonero, pero lo dejo pasar por todos los puntos buenos a su favor. 
Después de cenar vamos a su casa, me siento en su sillón, tomo una cerveza más, estamos hablando tan naturalmente que me sorprendo, siento que lo conozco desde hace muchísimo tiempo, siento que una primera cita no debería ser tan buena, le mando un mensaje a Ingrid: "¿estaría mal si me acuesto con él hoy mismo?", "¡NO!, tu tranquila", ya es bastante tarde y al día siguiente trabajo, empiezo a bostezar, digo que sería mejor irme y tratar de tomar un taxi, y a manera de "broma" digo: o podría quedarme en tu sillón, quiero que Ryan diga que sí, que me bese, pero en vez de eso me dice que puede acompañarme a tomar el taxi, así que nos paramos y comenzamos a caminar. 
Cruzo el puente de regreso y llego a casa y le mando un mensaje "I had a lot of fun, it was nice", me responde casi de inmediato. 
Primera cita: fucking great.

Pero, los días pasan y yo no puedo dejar de pensar en alguien más, me reprocho la tontería de no poder sacarme de la cabeza a este otro hombre. A fin de cuentas, él ni siquiera vive cerca y me manda mensajes muy de vez en cuando. 
Pero mi corazón y mi cabeza no se ponen de acuerdo, y por más mensajes que recibo de Ryan no logro contestarle nada. 
"¡Pero ya cruzaste el puente una vez!", me reprocha el corazón, "no lo habías hecho en demasiado tiempo, es una señal, estás lista"
"Van a volver a herirte", contesta mi cabeza, terca como siempre, "¿para qué vuelves a cruzar? aquí estás a salvo?"

Así que pasan más y más días. Nada. No más citas.

Hasta que un día me despierto de nuevo con la certeza de que he sorteado el problema: si espero a estar lista simplemente nunca lo estaré, tengo que lanzarme a lo desconocido, tengo que intentarlo. Así que le escribo a Ryan, pero no hay respuestas. 
Un día, y uno más, y nada.
Me reprocho lo tonta que fui al llenarme de pánico, otra vez cerebro y corazón se pelean y luego se reconcilian al darse cuenta de que a fin y al cabo estaremos a salvo: sin cruzar el maldito puente de una vez por todas.