domingo, 31 de enero de 2021

Dayana

 Conozco a Dayana porque trabajé para ella por un periodo muy corto de tiempo, siempre me pareció la persona más linda del mundo, y a pesar de las grandes diferencias de nuestras vidas, la semana pasada nos juntamos para tomar café y hablar. 

¿No pasa que entre más creces más difícil es hacer amigos?, como, cuando éramos niños solamente hacía falta ir hacía alguien, jugar un rato con él/ella y ya, amigos para siempre. Pero mantener esas amistades una vez que el trabajo, la responsabilidad y los hijos aparecen es muy difícil, tengo amigas a las que no he visto en años y ya solo hablamos de vez en cuando, tengo a mis amigos de mi pequeño pueblo y amigas a las que veo con regularidad, por lo menos una vez cada 2-3 meses. 

En fin, Dayana y yo somos diferentes en muchos aspectos: ella tiene 56 años, yo 27. Ella es de Canadá, yo pues de México, ella está casada y yo soltera, ella ha pasado por infinidad de cosas que jamás hubiera imaginado, y me las contó por una pregunta que le hice: "¿Tienes hijos?", me dijo que no, pero que la explicación iba a ser bastante larga, le dije que no había problema.

Dayana estuvo casada durante 12 años, vivía en Toronto y tenía una vida bastante normal y exitosa, sin embargo, su espíritu libre le decía que algo estaba faltando a su vida, ella quería viajar y tener aventuras, incluso estaba pensando en tener hijos, y cuando le comentó esto a su esposo, él solamente la miró raro, y no dijo nada, tener hijos es algo de lo que ya habían hablado y él había dejado muy en claro su postura: "no quiero hijos, fin". Así que un buen día mientras lavaba los platos, Dayana tuvo una revelación: "sino salgo de aquí, esta será mi vida para siempre", y con 35 años, tomó sus cosas y se fue.

Tiempo después conoció a alguien más mientras estaba en México, y fue como si el destino le sonriera: era todo lo que ella había querido, finalmente, viajaban juntos por el mundo, iban de vacaciones a lugares exóticos y emocionantes y estaban viviendo en Londres. Dayana de nuevo pensaba en tener hijos, con él, incluso el criar a los niños le parecía una aventura que valía la pena vivir. Pero un día, de la nada y mientras regresaban de vacaciones, él tuvo un infarto. 

Por supuesto que Dayana estuvo devastada por bastante tiempo, ¿qué iba a hacer ahora de su vida?, tenía 45 años, y regresó a casa a Canadá. Al parecer, las circunstancias de la vida no iban a permitirle tener hijos. Hasta que, de nada, y después de años de conocerse, se volvió a casar, esta vez con un hombre que ya tenía 2 hijos, bastante mayores pero aún así, Dayana los quiso como suyos.

"Supongo que te cuento todo esto porque, quiero decirte que si un día sientes que ya no hay más opciones, debes saber que siempre las hay"

Me fui a mi casa ese día con una gran sonrisa en la cara, nunca hubiera imaginado que un simple café iba a permitirme conocerla mejor, claro que también hablamos de muchas cosas más: me recomendó música, de conciertos y del panorama general de la vida. Fue un gran día, y supongo que ahora yo lo cuento porque quiero decir que siempre hay maneras de conocer más a la gente, solo hacen falta dos cosas: preguntar y saber escuchar. 

jueves, 28 de enero de 2021

sometimes pms it's a bitch

ayer me sentí genial, en general sé que mis días son buenos, a excepción del cansancio habitual, acostumbrarme a la nueva rutina de ir al gimnasio otra vez (a verrrr) y tratar de mantener paz mental. Esta semana me va a bajar, lo sé porque me ha estado doliendo el estómago por las mañanas. Total que hoy creí que empezaría con el pie derecho y resultó que no, que el amigo con que vendría a desayunar me canceló a último minuto, entonces no desayuné en mi casa sino que salí corriendo después de haberme tomado un café y llegué a Sayulita con un hambre terrible, fui a uno de mis lugares favoritos y tomaron mil años en hacer mi comida, luego fui a comprar unas cosas en mi puesto de ropa favorito que se pone solo cada dos semanas y encontré un chaleco súper bonito y ni así me sentí con ánimos. 

Ryan me mandó mensaje, "¿quieres pasar a decirme hola?", y pensé "¿cómo le digo que no quiero sin sonar como una idiota", de todos modos lo vi por unos minutos pero estoy de ese humor en donde todo me irrita, hasta las cosas más simples. 

me cancelaron la cita de la visa

otro año sin viajar

otro año sin conciertos

escuché Somebody else en la radio y no pude evitarlo, lloré como una niña. 

jueves, 14 de enero de 2021

El tiempo del amor

Un día despertamos y ahí, al lado de la cama, en nuestra pequeña mesita estaba el reloj que me había estado atormentando por meses, los dos nos miramos y supimos de inmediato qué quería decir: se había acabado. No más besos ni abrazos ni desayunos ni bailes, no más noches juntos ni risas ni libros ni baños, no más pizza y vino barato, no más canciones ni momentos juntos. Algo dentro de mí se murió, explotó, y se rompió a la vez. Abracé por primera vez a mi amor, como no lo había hecho en mucho tiempo, y sentí que por más que quisiera aferrarme, ya nada podía hacer para arreglarlo: el amor había anunciado su partida hacía tiempo, y ahora, una vez que decidiéramos ver el reloj, todo acabaría, tendríamos las horas contadas.

Pero en nuestro abrazo, algo dentro de mí habló:

-No miremos el reloj.

-¿Qué dices?

-Sé que nuestro tiempo está por acabarse, sé que nos vamos a separar un día, pero prefiero no saber cuándo, si no lo vemos, será mejor, ¿no crees?

-Se nos está acabando el tiempo ahora mismo.

-¡No lo entiendes!, prefiero ser una cobarde a contar las horas, aprovechemos el tiempo que nos queda, ¿quieres?

Y mi amor sonrío. 


Al comienzo todo estaba bien, y cómo no iba a estarlo, si nos conocimos y al mes ya estábamos viviendo juntos. Fue algo mágico, cómo encontrar algo que andabas buscando por meses, años, como si finalmente el corazón dijera "estoy latiendo al ritmo de cada canción que escuchas". Y así fue: las mañanas con él eran lo que siempre había soñado, con besos al abrir los ojos y desayunos bailando y libros compartidos, y en las noches historias acerca de cada uno de los detalles de nuestros días, y pasión, mucha pasión. Pero es que todo lo que empieza debe acabar y entonces un día, lo sentí en los huesos: era el amor anunciando su despedida, y es que luego de 1 año, estábamos aburridos, las cosas ya no parecían tan emocionantes como antes y las peleas, oh, por dios, las peleas me volvían loca. Prefería taparme los oídos como una niña pequeña a seguirnos escuchando, porque nada tenía sentido. ¿A dónde habíamos ido?, ¿en quién nos habíamos convertido?

Todo esto suena como algo bastante cliché, ¿no es así?, y lo peor de todo es que lo era, y yo lo sabía y me sentía completamente impotente al no poder arreglar las cosas.

No era como si alguien hubiese sido infiel, nadie dijo palabras hirientes y no teníamos nada que reprochar: éramos la pareja perfecta para los demás, pero ahí, en medio de una cama que parecía la mayoría del tiempo un campo de batalla, estábamos estancados y no podíamos ver la forma de salir. 

Un día desperté y lo sentí aún más fuerte: era como el ruido de un reloj de esos antiguos, y era como si lo tuviera en mi oreja en todo momento, siempre recordándome "les queda poco tiempo", y, ¿qué hacía?, sentía que me estaba volviendo loca, y las peleas, los gritos, estaban presentes cada vez más, cada día, cada noche, me iba a dormir con lágrimas en los ojos y frustrada.

Y entonces se me ocurrió una idea, y es que el sonido del reloj no me dejaba en paz, y entonces, empecé a ignorarlo de la misma manera en que ignoraba nuestras peleas: me ponía las manos en las orejas y cantaba "la, la, la", como una niña pequeña.

Y como las canciones de amor que al principio cantábamos y nos sabían a miel, pronto mis intentos de parar el ruido también me supieron amargos. Un día las lágrimas solo cesaron, un día mis cosas estaban empacadas y salí de nuevo al mundo, a enfrentar demonios más grandes: ¿quién era yo después del amor?

Supongo que cuento todo esto porque el otro día vi a quien un día fue mi amor caminando por la calle, y por primera vez sonreí pensando en lo que vivimos. Los tiempos del amor son extraños, pero a la larga, tienen sentido.

sábado, 9 de enero de 2021

Cónicas de una noche de copas ep. 2

Después de 4 meses de espera Ryan volvió a hablarme y fue como si el tiempo ni siquiera hubiera pasado, fue como si hubiéramos estado esperando a que el universo dijera: ok, aquí es, este es el momento. Y de nuevo, mensajes todos los días, y un "¿quieres un té?, ¿quieres un libro?, mira este poema", y un "nos vemos mañana por la noche", y luego, el tiempo de nuevo mete su cuchara y hace que por una cosa u otra no podamos vernos. Y entonces, después de dos meses, y justo en la misma noche, hace la aparición otro hombre, uno del que creo que no he hablado nunca aquí, no recuerdo, vamos a llamarle Óscar.

Óscar tampoco me había hablado en meses y de repente, "¿dónde estás? vamos de fiesta esta noche", y yo, que ya estaba empezando la fiesta, dije, "estoy en ... si vienes te veo un rato más", "ok"

Y a eso de la 1am, apareció en medio de la pista de baile, vestido casi como un vagabundo, y dijo "hola" mientras me abrazaba, lo tomé de la mano y bailamos por horas, Ingrid, mi mejor amiga, nos vio juntos y sonrió (más que nada porque ya estaba muy borracha) y dijo "bésense", y nos reímos. Luego de bailar por un rato más, me dijo "vamos por un agua" y yo lo seguí, en algún punto del camino me detuve y toqué su cara, se río, me reí, y luego lo besé. Óscar es la debilidad más grande que he tenido desde hace años. Sé que no me trae nada bueno, sé que nunca vamos a salir, sé que nunca será algo serio por más que me guste, pero no puedo evitar verlo y pensar, "dios, qué irresistible es", ¿alguna vez te ha pasado algo así?

Es como si todo mi peso de repente saliera de mi cuerpo y entonces soy capaz de flotar, pero el aire no me deja volar libremente, sino que me lleva siempre directo a él.

Entonces, esta mañana, mientras salía de casa de Oscar con el maquillaje corrido y el pelo alborotado, pensé, ¿Qué rayos está pasando?, y, ¿por qué las cosas no pueden ser constantes.

Debes darle tiempo a las cosas para que cambien:

como una flor que esperabas que floreciera por meses, como el pastel que se mete al horno y de repente, las horas de esfuerzo están ahí: frente a ti, como años de estudio, como sinapsis en las neuronas, como ejercicio todos los días, como el polvo en los zapatos, como cortarse el pelo y luego verlo crecer, como mensajes que llegan meses después.

Todo pasa cuando debe.

Al menos eso he escuchado una y otra vez, sin parar, en repetición. Y yo me pregunto, ¿será que en la espera se me irá la vida?, ¿será que debo simplemente hacer que las cosas pasen?, y, ¿cómo?

muchas preguntas y pocas respuestas, al menos, hoy no las hay.

viernes, 1 de enero de 2021

Bye 2020

 El mundo cambió por completo: ya no más viajes, ya no más amoríos. Me enamoré de Alex, de Ricardo. Me desenamoré. Perdí amigos, gané una mejor amiga. Perdí un trabajo, gané libertad y tranquilidad. Perdí un amor, gané paz. Me encontré otra vez. Volví a leer. Perdí mis ahorros, luego los volví a recuperar. Vi a Alex de nuevo. Regresé a casa y todo cambió: jarana, portugués, ir a la playa, leer, el curso de escritura, finalmente aceptar que vivo aquí y está bien. Pensar en otras maneras de amar, quizá la monogamia está obsoleta. Mi psicóloga se fue. Casa es casa otra vez. Mis papás y yo mostrándome vulnerable ante ellos. Mucho alcohol, luego cero alcohol. Tratar de encontrar un balance. Mucha música de HAIM, mucho tiramisú, pasta y pizza. Los 26 fueron increíbles, me enseñaron bastante. Me siento bien, vista, amada y feliz.


Adiós 2020.