lunes, 21 de febrero de 2022

odio a las gaviotas

Era un día nublado, se supone que yo y mi hermana iríamos a la playa, pero parecía que en cualquier momento comenzaría a llover, así que decidimos quedarnos en casa, ella podando las plantas del jardín, con sus tijeras color naranja, y yo, tratando de arreglar el buggy que mi papá me había heredado en mi cumpleaños 18.
Nunca habíamos sido particularmente unidos, yo estaba quedándome en su casa porque apenas acababa de terminar la escuela, y aún no encontraba un trabajo, ella se ofreció y yo dije que sí porque no había una mejor opción.
No es que odiara vivir con ella, no tenía nada en particular de lo que pudiera quejarme, a veces era bastante desordenada, pero en general, su comportamiento relajado me gustaba. Se dedicaba a los bienes raíces, la mayor parte del tiempo no estaba en casa, sino en su coche, manejando a un lado y otro, encontrándose con sus clientes millonarios y mostrándoles casas.
Yo pasaba los días buscando empleos en línea, jugando videojuegos y leyendo novelas que ella tenía en el estante de la sala.

El novio de mi hermana llegó a la casa como a eso de las 3pm, podía oler su aliento a distancia, estaba crudo como cada fin de semana que se aparecía, era sábado y habíamos planeado el viaje a la playa durante unos días: teníamos una casa de campaña grande que compartiríamos, ella había comprado alcohol y botanas, yo había organizado un montón de juegos y me encargaría de la música. Ella nunca mencionó a su novio. Yo lo soportaba, pero no me agradaba en absoluto.
“Creí que ibas a ir a la playa” - le dijo a mi hermana, yo pude escucharlo a pesar de estar a bastantes metros de él.
“Es un viaje con mi hermano” dijo ella.
“No empieces”, dijo él y luego me miró, entró a la casa.
Mi hermana volteó a verme y aunque no dijo palabras, supe lo que su mirada decía.
“Podemos ir a la playa si quieres”, le dije.

Y así, una hora después estábamos en camino a la playa, el novio de mi hermana en el asiento del pasajero, y yo atrás, con mis audífonos puestos.
Llegamos e instalamos la casa de campaña, un trueno sonó a lo lejos, los miré con cara de “se los dije”, el novio de mi hermana se río.
“¿Te asusta la lluvia?”, me dijo. Yo lo ignoré.
Escuchamos música, jugamos juegos, y platicamos mientras mi cuñado bebía todo el alcohol que teníamos, no pude tocar ni una cerveza.

La lluvia llegó antes del anochecer, pero solo por unos minutos, luego se quitó, el cielo se despejó y logramos ver la puesta de sol. A pesar de estar en una playa bastante concurrida, el novio de mi hermana insistía en querer desnudarse y nadar, estaba bastante borracho. Mi hermana se reía incómoda, y yo me hacía el que no lo escuchaba.
Cuando oscureció y apenas distinguimos a las demás personas, finalmente se quitó la ropa y fue a meterse al mar.
Mi hermana fue corriendo a tratar de detenerlo pero fue en vano.

Cuando amaneció, salí de la casita y a unos cuantos metros vi que su novio estaba dormido en la arena, aún desnudo. Volví a entrar a la tienda con cuidado, saqué todas las sobras de comida que teníamos y las puse a su alrededor.
Las gaviotas llegaron sin parar, fueron una tras otra, tratando de agarrar algo de comida, mi cuñado estaba vuelto loco, gritaba tan alto que mi hermana se despertó y también los campistas que estaban a nuestro alrededor, él trataba de cubrir su desnudez y al mismo tiempo alejar a las gaviotas. La comida se había terminado pero las aves no parecían estar saciadas, así que empezaron a ir tras de él. Todos se reían alrededor, unos comenzaron a grabar. 

Hoy el video está en YouTube, se títula, "gaviotas tratan de comerse el pene de un hombre", tiene casi quinientas mil vistas.

Durante todo el camino de regreso a casa, todo lo que mi cuñado fue capaz de decir fue: "odio a las gaviotas".

viernes, 18 de febrero de 2022

1

 Tienes que entender que no eres la persona que una vez fuiste,

La Janeth que solía caminar cada mañana con su mamá, 

La Janeth que solía ir al ginmasio todos los días, incluso en domingo,

La Janeth que solía ir de fiesta como un animal salvaje,

La Janeth que se enamoraba de todos al instante,

La Janeth que quería irse de San Pancho a cómo diera lugar,

La Janeth que soñaba con ser famosa,

La Janeth que pensó que un día viviría con su mejor amigo y sus parejas.

Debes entender que aunque compartan el mismo cuerpo, no son la misma persona.

Todo es solo un recuerdo, y necesitas ir a dormir sabiendo que un día olvidarás quién fuiste en este día, 

también. 

martes, 8 de febrero de 2022

El intento de

Hace dos días, es decir el domingo, fui con mi novio y una amiga que nos estaba visitando de GDL a Puerto Vallarta, salimos de la ciudad y luego de unos 10 minutos, nos detuvimos en la carretera donde mi amiga estacionó el carro y nos aventuramos a lo desconocido. 

Íbamos a Palo María, una cascada súper bonita a las afueras de la ciudad. 


Y no es que haya un camino marcado, un sendero bonito y cuidado, sino que es literalmente irte al lado del río. Hay algunas partes que están súper bien y puedes caminar sin problemas, pero la mayoría del tiempo estás caminando entre las piedras y evitando el agua. 
De camino hacía la cascada, todo bien, llegamos 45 minutos después de empezar a caminar, mi amiga se metió a nadar, yo pensé en hacerlo pero luego toqué el agua y no, demasiado fría.
Pasamos unas dos horas ahí, entre la gente que llegaba y se iba, entre la gente que escalaba para poder aventarse clavados, y los que descendían del cerro, quién sabe por qué, pero ahí había gente arriesgando sus vidas.

De regreso, iba yo muy confiada, sentía que nada podía detenerme, que me movía entre las rocas con una agilidad asombrosa, hasta le comencé a ayudar a mi amiga Angie, y como a unos 10 minutos de terminar la caminata, pisé una piedra mojada y al agua, me caí y me golpeé la rodilla. La sangre salió instantáneamente, y el dolor llegó. 

Y me recordó mucho que cuando más confiada me siento, es más fácil que el universo me recuerde que los peligros existen, que el balance es necesario, que aún debo aprender más, que nunca terminaré de hacerlo. Hará falta que me caiga mil veces más, y va a doler, porque siempre duele, pero será necesario para ser más cuidadosa, para pisar con más fuerza y más seguridad. 

En el camino de la vida no estamos exentos de piedras que estén mojadas, que parezcan estables pero no lo sean, depende de nosotros, si las vemos como una bendición o no. 


lunes, 7 de febrero de 2022

La madrugada del 20 de enero

 Era una de esas noches donde estaba aburrida, además, la pandemia no ayudaba. Había pasado ya tres semanas encerrada en mi pequeño departamento a las afueras de la ciudad, y mi única compañía era mi gato, Latte, quien a veces se escapaba por la ventana, en busca de las aventuras que yo no podía tener. 

Estaba aburrida, repito, y a mi celular no llegaba ni un mensaje, ya había acabado todas las series que me interesaban en netflix y ver una película me resultaba tan tedioso que preferiría dormir por una semana entera. 

Y entonces se me ocurrió.  

La. Más. Genial. Idea.

Bajé Bumble, porque ya no tenía paciencia para lidiar con la gente en Tinder, no quería ni podía tener aventuras de una noche, y quería probar algo nuevo. Había estado soltera por más de un año, luego de vivir con mi ex durante dos años y tener una relación bastante tóxica, aún no estaba lista para adentrarme al mundo de la monogamia, pero quería intentar algo nuevo, algo que le diera emoción a mi vida, además de mis visitas semanales al supermercado. 

Bumble me ofreció una prueba gratis donde podía "viajar" alrededor del mundo y conocer personas, no lo pensé dos veces y acepté. Mi perfil era bastante básico, según yo: una foto de mi cara, sin filtros, una foto de cuerpo completo, vistiendo casual, una más elegante, en una boda, y una en un viaje que hice a San Miguel. Listo, no recuerdo al 100% mi bio, pero decía algo como "Hola soy Paula, no busco nada serio, quiero conocer gente. Sí: amantes de los gatos, foodies y nerds de las computadoras. No: obsesionados con el gym y sí mismos, adictos al reggaetón y al café".

Sentía que estaba viajando por el mundo, de verdad. Rusia, Panamá, España, ¡hasta China!, hombres de todos los colores y tamaños, un catalogo mundial. El internet es el universo y yo estaba ahí para recorrerlo con clics. Me divertí mucho, hablé con uno, dos, tres chicos a la vez, pero siempre me aburría, llega un punto en el que la conversación muere y entonces Chau, vamos a ignorarnos mutuamente por la eternidad. Estaba a punto de acabarse mi mes de prueba, tendría que volver a conformarme con un montón de locales, y no quería eso, yo quería seguir probando con los hombres internacionales, agregar sellos a mi pasaporte. Quería desaburrirme. 

Un día antes de eliminar la aplicación empecé a hablar con Andrés. 27 años. Ingeniero en mecatronica. Español pero viviendo en Portugal. Guapisímo. Alto. Nerd hasta los huesos. Le mandé la foto obligatoria a mis amigas para que dieran el visto bueno, como si fuera posible tener una cita con el tipo, como si fuera a conocerlo, me estaba riendo a cada segundo con sus comentarios. "Esta guapisímo, tienes que ir a visitarlo o que él venga, ya amiga, ahí es, te nos vas a Europa". 

Pasamos 4 meses hablando.

Hasta que empecé a hablar con alguien más. Alguien a quien conocí por medio de mis compañeros de trabajo, y ahora que las cosas parecía volver a la normalidad, ya podía salir más de casa, ya no estaba aburrida. Ya sentía que mi vida volvía a parecerse a lo que antes era, y ahí, Andrés no tenía lugar. Así que se lo dije, y él entendió. Después de 4 meses de hablar cada día, de un sinfín de fotos, videos y videollamadas compartidas, se sintió como un rompimiento, como si mi yo de la cuarentena resintiera a la nueva yo por volver a ser quien era. Pero ahí estaba, con el mundo real que ofrecía una relación como posibilidad, y Andrés, que residía en el mundo del internet, se quedaba afuera, lejísimos y yo no podía hacer nada para salvarlo y traerlo de vuelta a mi día a día. 

Duré 1 año sin hablar con Andrés.

Y fui feliz, compartiendo mi vida con amigos, familia y en una relación donde podía hacer muchas cosas, donde descubrí que me gustaba la nieve y el frío, los gatos y las montañas. Hasta que acabó, me quedé sin trabajo y buscando por ahí, oh, destino, oh casualidad, hay una vacante en Portugal. Escuché a Walk the Moon por un día entero, en repetición, hasta que me armé de valor y envié mi currículum. 

Volví a enviarle un mensaje a Andres cuando me dieron el trabajo. 

Él no me respondió y lo interpreté como que había vuelto al mundo real también. Compré mi vuelo, vendí muebles y ropa, ahorré por 3 meses. Y el 18 de enero tenía todo listo para irme. Mi vuelo era directo, llegaba a España y de ahí tomaría un tren a Portugal. 

Andrés me mandó un mensaje el 19 de enero. 

Estaba por abordar mi vuelo. No podría creerlo, el celular se me cayó de las manos y todos me miraron como si fuera la idiota más grande del mundo, lo que no sabían, es que me sentía la chica más suertuda del mundo en ese instante. Andrés me había respondido, estaba soltero aún, en Portugal, hablamos en lo que mi vuelo despegaba. Lo último que supe antes de quedarme dormida en el asiento 3B, es que despertaría en otro país, a un tren de distancia de una nueva vida.

Es el 20 de enero, son las 3:33am.

Salgo del tren que va de Madrid a Lisboa. Han sido horas durmiendo y despertando, entre sueños veo la cara de Andrés. A veces la veo al otro lado de la ventana, como un poema de amor que me acompaña en el viaje. Estoy borracha, o quizá estúpida. No lo sé. Pero cuando pongo un pie afuera del tren, luego el otro, camino unos 10 pasos y ahí está. Viste una camisa blanca, pantalones de mezclilla y tenis negros. Sonríe y me dice hola con una sonrisa. 

Conozco a Andrés.

Pasamos de Blumble, del internet, del mundo de fantasías y promesas, al mundo real, y me sorprende lo rápido que nos adaptamos al otro. En 3 meses me mudo a su casa. En 10 meses viajamos a México para que conozca a mi familia y a mis amigas que no pueden parar de decirle cómo ellas sabían que terminaríamos juntos. Me recuerdo en mi casa, con mi gato que ahora vive en casa de mi abuela, aburrida, descargando una aplicación de citas. Y luego vuelvo al presente. 

Sonrío.

viernes, 4 de febrero de 2022

I know we're cool

 Ayer por la noche tuve una pequeña reunión con mi amigo Roberto, al que no había visto en bastante tiempo, también se nos unieron nuestras parejas: Tay y Era. 
Mi historia con Roberto es una que siempre me da, no sé si risa, pero si como sentimiento.
Ya la he contado antes, en el Love Club, pero la quiero contar de nuevo, porque hoy es un día importante, hoy le va a pedir a su novia que se case con él. 

Robert y yo nos conocimos en el kinder, literalmente nos hemos conocido toda la vida, y siempre hemos sido buenos amigos. Cuando entramos a la primaria, no sé ni cómo explicarlo, pero me enamoré de él, tengo recuerdos de mirarlo y pensar, "wow, cómo te quiero", a la tierna edad de 6 añitos.  Él por supuesto no me correspondió, y así empezamos un baile que duró bastantes años (hasta que cumplí 15). 

En la primaria fuimos novios en 5to, pero por supuesto, que ser novios significaba prácticamente nada, solo vernos y decir "él es mi novio", y te mando cartas diciéndote cuánto te quiero, y ya está...
Luego pasamos a la secundaria y ahí sí que fue un shit show. Porque cuando a mí me gustaba él, él no quería saber nada de mi, y cuando yo le gustaba a él, a mi ni en cuenta. Así pasamos 3 años, hasta que me mudé a Vallarta a los 15 y bye bye, no más pensar en estar juntos.

Nos volvimos muy buenos amigos, él me contaba sus penas y yo las mías, y vaya que fueron bastantes, hasta que finalmente formalizó su relación con Era, y hace unos días quedamos de vernos y finalmente me dice:
-Janeth, ya le voy a dar el anillo.
-Oh, wow.
Siento que ya estamos llegado a esa etapa de nuestras vidas donde todo parece tan real, tan formal, tan irreversible. 
Estoy feliz por él, estoy feliz de que después de bastantes años, nos reunimos con nuestras respectivas parejas y nos reímos y todo estuvo bien, y hoy en la noche vamos a ir a celebrar su compromiso. 

Wow, la vida, qué vueltas da, y cómo nos hace estar arriba, abajo, al lado...
y al final siempre nos deja donde debemos estar. 

miércoles, 2 de febrero de 2022

Libros que leí en enero 2022

 Decidí que este año quiero hacer un resumen cada mes, bueno, una mini reseña tal vez, de los libros que leo por mes. Ya se acabó enero -finalmente, y es hora de mirar atrás y ver qué leí. También tengo un instagram desde el año pasado donde pongo los libros que voy leyendo y las frases o cosas que me van gustando de cada uno. Me pueden seguir ahí si quieren: clic.

1. Se regalan dudas


He sido fan del podcast de Se Regalan Dudas por, no sé, quizá años, antes, cuando iba a caminar a la playa por las mañanas, era uno de mis favoritos para escuchar viendo las olas o a la gente pasar, y mi amiga Ingrid compró el libro el año pasado, yo no estaba muy interesada, pero fui a la feria del libro en diciembre y las autoras iban a hacer una firma de libros, así que, bueno, terminé por comprarlo y lo estuve leyendo en diciembre y finalmente lo terminé. Me gustó sobre todo porque te pone a reflexionar sobre las dudas que ahí vienen, me gustó que es un libro interactivo donde puedes escribir tu respuesta. Encontré que algunas preguntas o temas me gustaron más que otros, pero en general, es un buen libro para reflexionar y conocerte mejor. 
3/5 

2. The midnight library 



Fue el regalo de navidad de mi amiga Ingrid, según ella lo quería mantener en secreto, y yo, ni siquiera había escuchado hablar de este libro, pero me terminó gustando mucho. Trata de Nora, una chica bastante deprimida con su vida que se termina suicidando, o intentando suicidar, solo para descubrir que entre la vida y la muerte existe algo llamado "The midnight library", donde las posibilidades de vivir las vidas que siempre quiso vivir se pueden volver realidad. 
Fue un libro bastante rápido de leer, que disfruté mucho porque me puso a pensar en las leyes del universo y cómo puede ser posible que en realidad haya una Janeth que sea médico, una Janeth que esté casada... etc, las posibilidades son infinitas.
3.5/5

3. Ami regresa


Este libro me lo prestó -también Ingrid, y después de haber leído el primero, este también me gustó pero no tanto como el primero. Trata de un niño extraterrestre, que como el nombre del libro lo indica, vuelve a la tierra para encontrarse con su amigo Pedro, y mostrarle aún más cosas sobre el universo y su ley universal: el amor. Es un libro muy bonito, pero creo que hasta cierto punto se siente repetitivo. 
2.5/5

4. La rebelión de la granja 

Este libro lo compré también el la feria del libro y estaba en mis libros de "quiero leer pronto", así que cuando tuve un viaje largo (de 2.5 horas de ida y regreso), aproveché para comenzar a leerlo y lo terminé súper rápido. Es una lectura bastante ligera, pero su contenido vale mucho la pena. Después de haber leído 1984, volver a leer a Orwell fue muy satisfactorio, siento que su mensaje es el mismo: aquellos que tienen el poder harán lo que sea para explotar a los que no lo tienen. Pero esta fue una versión mucho más light, y que aún así disfruté bastante. 
4/5

martes, 1 de febrero de 2022

 Tu verdadero hogar es el universo,

tu verdadero objetivo es ser tú mismo,

tu verdadero amor es el amor a la vida,

tu verdadero poder es tu poder de ayudar,

tu verdadera felicidad es disfrutar lo que haces,

tu verdadero trabajo es crear belleza,

tu verdadera magia es desarrollar tu atención,

tu verdadera acción social es liberar conciencias,

tu verdadera disciplina es dominar tu ego,

tu verdadera verdad es: "los otros también son yo".