jueves, 2 de mayo de 2024

Las hijas no deseadas

Wendy les mandó un whatsapp un viernes en la mañana: “ya estuvo, mi vida se puso patas para arriba y necesito quedarme en casa de alguna de ustedes por un tiempo”
Xithla respondió primero: “¿de qué hablas?, ¿todo bien?”
Dana: “????”
Wendy empezó a escribir pero después de un minuto, decidió que sería mejor enviar un audio, y a mitad del audio comenzó a llorar con fuerzas, ¿a dónde había llegado su vida?
“Tengo 30 años” comenzó de nuevo, “y no tengo nada, todo lo que había construído se fue de la noche a la mañana porque ya no podía más, no era feliz con Fausto y no podía callarlo ni un segundo más, y finalmente me decidí a terminar una relación de seis años y ahora no sé qué voy a hacer; no tengo casa, no tengo trabajo y no tengo ni puta idea de quién soy sin él”

*


Al día siguiente las seis estaban reunidas en el restaurante donde siempre se reunían para todas las ocasiones posibles: cumpleaños, bautizos, jueves de chicas, anuncios de compromisos y ahora, rupturas amorosas.

-Mi amor, cuando tu veas que ya no hay sangría en la jarra, tu la vuelves a llenar, ¿ok? -le dijo Dana al mesero. 

-Ahora sí, ¿qué pasó?, ¿por qué cortaste con Fausto?, si yo los veía súper felices -dijo Pao.

Todas miraron a Wendy al mismo tiempo, ella las miró de vuelta y sonrío con tristeza en sus ojos. 

-¿Me creerían si les digo que hace mucho la decisión estaba tomada, solo no me había animado a completarla?

-Pero, ¿qué pasó? -repitió Pao.


*


Las chicas se conocieron 15 años antes. Wendy se mudó de un pueblito costero a la ciudad más cercana para estudiar la prepa porque sus papás querían que tuviera la mejor educación posible y la metieron a una escuela medio privada, no tan cara pero no tan barata como para que todos pudieran entrar. En el primer día, Wendy se sentó hasta el frente, porque era lo que siempre hacía, porque toda su vida había sido la niña con mejores calificaciones, la cerebrito a la que todos admiraban y la vez odiaban. Al final de la primera clase su maestro había dicho:

-Ahora, formen equipos de cuatro. 

Wendy entró en pánico porque no conocía a nadie y no quería ser el bicho raro y no ser elegida, pero para su sorpresa, una chica a su lado la volteó a ver y le dijo:

-¿quieres estar en nuestro equipo? -había dos chicas más a su lado y todas le sonrieron. 

Resultó que dos de ellas; Xithla y Pao vivían súper cerca de la casa de la tía de Wendy, y entonces, decidieron que todos los días iban a encontrarse a las 6:30am y caminar juntas a la prepa.


*


Xithla creció en Ciudad de México hasta que cumplió 6 años y sus papás decidieron mudarse a la costa, había sido una niña promedio en muchos aspectos; sus calificaciones, en los deportes, en la gimnasia, en el ballet, hasta que un día cuando estaba en la secundaria su papá le dijo que debía empezar a trabajar para que así pudiera empezar a ahorrar dinero, y la mandó a un despacho contable con uno de sus amigos cercanos para que le ayudara a limpiar la oficina. Xithla odiaba ir cada tarde a las 3pm solo para agarrar una escoba y un trapeador y fingir que disfrutaba limpiar, hasta que un día el contador le dijo “¿sabes usar excel?”, ella fingió que sabía y él empezó a darle más y más tareas: pon estos números aquí, organiza estos datos. Xithla había encontrado al fin algo en lo que era buena, algo que disfrutaba: los números. Decidió ahí, en el despacho un lunes por la tarde, que quería ser contadora. 


*


-Debes tener una razón más profunda que “ya no era feliz”  para haber cortado con él y haber decidido que su vida juntos ya no era suficiente -dijo casi gritando Fátima. -¿Qué pasó?, tenían un negocio juntos, tenían una casa, y ahora, ¿vas a dejar que él se quede con todo?

-¡Eran sus cosas! -gritó de vuelta Wendy - sí, yo estuve involucrada en el proceso de obtenerlas, pero él puso el dinero, él hacía los planes, yo solo decía que sí. 

-¿Y ahora qué vas a hacer? -preguntó Brit.

Wendy solo se encogió de hombros. 

-Sabes que puedes quedarte en mi casa por el tiempo que necesites -respondió finalmente Pao - pero debes tener un plan, él no se puede quedar con todo y tú solo cruzarte de brazos y aceptarlo.


*


6 años antes Wendy se había rendido en su búsqueda del amor; había salido con todo tipo de chicos: mayores, menores, de su misma edad, con trabajo estables, sin motivaciones, celosos, egocéntricos, que la adoraban y la aburrían, pero hasta entonces nada parecía llenarla, simplemente pensaba que no había encontrado al indicado. 

Había empezado a ir a terapia porque en algún lugar leyó que primero hay que amarse a uno mismo y de ahí surge el amor hacía los demás. 

-Estoy lista para encontrar el amor, pero no sé por dónde empezar -le dijo a su psicóloga. 

Ella le sugirió que siguiera viviendo su vida normal, que hiciera las cosas que más le gustaban y en algún punto encontraría una cita. Pero eso no estaba funcionando. 

Le pidió a sus amigas que pensaran si había algún amigo que pudieran presentarle, y así fue como conoció a Fausto. 


*


Brit era la bonita del grupo, la que siempre tenía pretendientes y hombres rindiéndose a sus pies, ofreciendo pagarle viajes y llevarla a donde ella quisiera, pero ella estaba aferrada a un hombre casado que siempre prometía que iba a divorciarse para estar con ella, y nunca cumplía. 

-¡Tengo al hombre para ti! -le dijo un día a Wendy. - Es amigo de un amigo, súper inteligente como tú y seguro que te gusta también físicamente.

Y una semana después se encontraron en un restaurante a la orilla del mar, con velas, con pétalos de rosa, con vino y comida elegante.

Wendy se sintió fuera de lugar en todo momento, no pensó que aquel hombre era el indicado para ella: porque para empezar, no sentía química, no tenían mucho en común: él era un abogado, ella era escritora, él no leía libros y ella termiaba uno cada semana, él solo iba a la playa dos veces al año y ella iba casi todos los días de la semana, él escuchaba música de banda por placer y ella sólo escuchaba pop. Wendy se dijo que iba a disfrutar la cita de todos modos, a fin de cuentas ya estaba ahí. Pero una hora después, no podía esperar para volver a su casa y abrir un libro y perderse en el mundo de la fantasía. 

Eso, hasta que lo vió.

¿Cómo no lo había visto hasta entonces?, si estaba justo frente a ella; era alto, tenía el pelo negro y de un largo que no la molestaba, con pequeños rizos cayendo al final, ojos negros y aunque no lo había considerado antes, su bigote no la molestaba en absoluto, al contrario, lo encontraba fascinante. Él también la vió y le sonrío, ella se sonrojó, ¿de verdad le había sonreído?, su cita dijo algo pero ella no estaba escuchando, solo asintió, él se levantó y fue al baño. Entonces, él salió de la cocina y fue hasta ella, viéndolo de cerca, era aún más guapo de lo que ella había pensado: con su uniforme de chef y sus pecas en las mejillas. Sintió que el estómago le daba vueltas, se sintió como en una escena de una película. Él le pasó un pequeño papel.

-¿Cómo estuvo la cena? - le dijo, y ella no pudo pronunciar palabra, solo lo miró con ojos llenos de fascinación. Él se volteó y regresó a la cocina, a lo lejos, vió como su cita salía del baño, así que se apresuró y tomó el pequeño papel en la mesa, lo abrió rápido.

“Llámame” decía, con un número de teléfono y firmado como Fausto. 

miércoles, 1 de mayo de 2024

Mayo

 Maya trae consigo un montón de posibilidades: dos mudanzas, y ¡vacaciones!, por alguna extraña razón tengo nervios, nervios al cambio, a lo desconocido, ¿será que todo sale de acuerdo al plan?, ¿o habrá por ahí desperfectos y segundas opciones?
Nunca se sabe.

Estaba escuchando un podcast hace días que decía algo como: el destino está en el pasado, en las acciones que nuestros ancestros tomaron y con ellas decidieron qué es lo que vamos a vivir hoy, y pensé "¿será que por eso soy tan preocupona? sí, claro"
A veces es fácil echarle la culpa a otros por nuestros defectos, a veces es fácil decir; esta soy yo, quiéreme así o vete, pero el verdadero trabajo es verse a uno mismo y decir "¿cómo puedo mejorar?"

Hoy empiezo terapia otra vez, porque ya eran muchas cosas que no me dejaban dormir en paz, o más bien estar en paz, y cuando hay demasiado ruido en mi cabeza es el momento para pedir ayuda. 
Terapia es algo que conozco y disfruto hasta que se pone difícil porque realmente tengo que trabajar en mí, es entonces que pienso en renunciar y mi psicóloga me recuerda por qué estoy ahí, y entonces viene la transformación.

Mayo es un mes de muchos cambios, y yo estoy lista para ellos (creo).

sábado, 27 de abril de 2024

Corriendo por la vida

 Esta es la historia de cómo empecé a correr:

En mayo del año pasado para el día del psicólogo se organizó una carrera en Vallarta de 5k, una amiga la vió y me invitó, yo pensé "no puedo correr 5k, pero ok, vamos a ver qué pasa". Me inscribí y entrené como por 2 o 3 semanas hasta que corrí 5k y me sentí medio lista. El día de la carrera era un domingo, yo me quedé en mi pequeño pueblo y tomé el camión como a las 6:30 y tenía que llegar a Vallarta en una hora; misión imposible. Pero de alguna manera lo logré (con la ayuda de un taxi a medio camino), en fin, llegué, vi a mi amiga, medio calentamos juntas y empezamos a correr, mi meta era correr sin parar los cinco k y lo logré con un tiempo de 32:30min


Fue una carrera tranquila, pero si me esforcé y después de eso me olvidé por completo de correr. 
Hasta que 6 meses después por alguna extraña razón dije quiero volver a correr 5k, y lo intenté y esto pasó:


Solo pude correr 4.15km: fail. Pero por alguna razón no me desaniméy al contrario al principio de este año, me dije "si ya pude corer 5k claro que puedo correr 10k, me inscribí a una carrera antes de poder cambiar de opinión y empecé a entrenar con app de nike, y 4 meses después corrí mi primera carrera de 10k y la disfruté tanto que ahora ya me inscribí a un medio maratón para mi cumpleaños en noviembre.


Supongo que la vida es extraña y a veces terminas haciendo cosas que nunca pensaste y corriendo distancias que nunca pensaste correr, y lo más raro de todo: ¡lo disfrutas!

viernes, 26 de abril de 2024

Historias I

Cuando era niña, mi mamá iba por las tortillas a la tortillería y esperaba su turno en una pequeña fila, las cosas no eran lo que son ahora, y no había quién repartiera las tortillas, tampoco las vendían en todas las tiendas, la única opción era formarse en la fila y esperar su turno para decir "me das medio kilo, me das 5 pesos", me pregunto cuántas tortillas se podrán comprar con 5 pesos hoy en día, ¿dos?, quizá.
Cuando era niña mi mamá me cuidaba; me llevaba al kinder y me recogía, luego me miraba jugar mientras ella cocinaba la comida y de vez en cuando me dejaba ir a casa de mis amigas a jugar con ellas, siempre prefería que ellas vinieran a nuestra casa. 
Un día me tocó ir por las tortillas con ella; en ese entonces parecía que mi mamá tenía un unifome para andar por la vida, no éramos una sociedad consumista como lo somos ahora así que no importaba si repetías tu outfit una, dos o hasta tres veces. Mi mamá siempre usaba camisas dos tallas más grandes, súper holgadas, y con shorts de licra que apenas y eran notorios asomándose por la parte de abajo de la camisa, y una cola de caballo en la parte superior de su cabeza. Ahora que tengo la edad que ella tenía cuando me llevaba a la tortillería, a veces me encuentro por casualidad viéndome en el espejo y a veces me da risa ver cómo es que me parezco a ella, y más aún cuando me visto como ella solía vestirse. En fin, para ya no desviarme tanto de la historia que quería contar; el día que me llevó con ella por las tortillas mi mamá se formó en la fila como siempre conmigo de la mano, luego me distraje con alguna cosa, seguramente jugando conmigo misma cerca del árbol que estaba afuera de la tortillería. Me di cuenta en algún punto de que tenía que volver al brazo de mamá, así que corrí y la abracé, ella me abrazó de vuelta pero algo se sintió raro en nuestra interacción así que volteé a verla y para mi horror, estaba abrazando a una desconocida. Me reí tratando de disimular mi vergüenza, luego vi que mi mamá estaba dos lugares adelante, corrí hasta ella y nos miramos divertidas, me tomó de la mano y ya no la solté jamás.

*

Tenía apenas unas semanas de nacido cuando me adoptó una familia en un pequeño pueblo, con un patio grande donde había una alberca inflable a la que siempre querían meterme a pesar de mis esfuerzos por mostrar que el agua no me interesaba. La pequeña niña era mi humana, o al menos eso entendí, porque ella era la que siempre me daba de comer zanahorias en las mañanas y me cambiaba mi pequeña cama y siempre la dejaba muy cómoda. La pequeña niña tenía un hermano aún más pequeñín que ella, que siempre la seguía a todos lados y quería todo lo que ella tenía. Disfrutaba mucho mis tardes con ellos, saltando en el jardín o solo tirados en el pasto mirando al sol.  Aprendí con el paso del tiempo que mi nombre era Rabito Conejito, me causaba tanta gracia cuando me llamaban para que los siguiera, porque aunque lo intentaba, siempre terminaba distrayéndome con algo. En las tardes me sacan al patio para que jugara en el pasto y brincara sin parar, ellos se emocionaban co cada uno de mis pasos y a mi me daba mucha risa, en una tarde cuando los hermanos estaban distraídos, descubrí un pozo no muy profundo donde dormía una creatura que jamás había visto, la llamé y la llamé e hice todo tipo de sonidos, pero parecía estar dormida, los hermanos me descubrieron y los guié hacia la creatura, ambos gritaron asustados cuando la vieron.

-Es una rana muerta -dijo la niña

Yo no sabía que era una rana pero sabía lo que significaba estar muerto. Los niños fueron a buscar a sus padres y sacaron a la pequeña rana, pude oler su putrefacción y me dió mucha lástima.

-¿Qué le pasó? -preguntó el niño a su padre.

-Se cayó y ya no pudo salir.

-Pero las ranas son buenas saltarinas -dijo la niña

Yo me asusté mucho, porque sabía que también yo era un buen saltarín, ¿qué significaba aquello?, ¿que un día caería a un pozo y no podría salir hasta morir? Corrí a los brazos de mi niña, y ella me abrazó con fuerzas, sentí sus lágrimas cayendo en mi espalda.

-Todo va a estar bien Rabito Conejito -me dijo una y otra vez. 

Al día siguiente salimos al patio y el pozo estaba tapado con tierra, no había rastros de animales muertos. Poco a poco todo volvió a la normalidad hasta que todos nos olvidamos de la rana.

*

Crecí en un pequeño pueblo a las orillas del mar, donde las abejas eran felices de flor en flor, llevando el polén a todos lados, y las flores sonreían al verse rodeadas de tanto amor. Todas las mañanas se levantaban y abrían sus pétalos hacía el sol que les daba sus rayos con fuerzas. Los árboles danzaban al sonido del viento, sus hojas verdes por la lluvía que nunca tardaba en llegar, los ríos llenos de agua que venía de las montañas, los niños jugando en la orilla, descalzos, a veces sin ropa, con cacharros que juntaban de la basura y usaban como juguetes. Los hombres pescando en el mar o en el río, con la piel dorada gracias a los rayos del sol, decían una oración antes de entrar al agua y antes de partir a los peces con una navaja aflilada.

"Gracias por esta ofrenda, gracias por un día más con comida en nuestros platos y gracias por todas las creaturas que habitan en esta tierra."

Crecí con mi hermano pequeño al lado, siempre siguiéndome a donde fuera, con sus pequeños pies pisando en donde yo había pisado, imitando mis pasos. Subiendo árboles tan arriba como nos era posible, cortando la fruta, poniéndola en nuestros bolsillos o haciendo una bolsa con nuestras camisas, luego repartiendo nuestro motín con nuestros primos. Riendo porque una guayaba tenía gusanos, o porque el mango estaba aún sazón, o las ciruelas demasiado maduras.

Crecí en un pequeño pueblo donde lo único peligroso eran las espinas, los jaguares si de adentrabas demasiado en el monte.

Crecí bendecida, entre la naturaleza y mi familia.

lunes, 8 de abril de 2024

Pajarito colibrí

Vine al mundo en forma de una pequeña pájarita indefensa, a la que su mamá no abandonó por completo pero sí descuidó poco a poquito. Vine al mundo con un montón de miedos: miedo a volar principalmente, a dejar el nido que mi madre construyó con mucho esfuerzo.
Ella y mi abuela me enseñaron que en cualquier momento todo podría derrumbarse, que los peligros estaban por todos lados y luego me dijeron: “es hora de abrir tus alas y salir a ver el mundo”, y por supuesto que tuve pesadillas en las noches.
Vine al mundo a sufrir, o al menos eso creí por mucho tiempo.
Con mis alas débiles y mi miedo a mirar abajo para ver qué tan alto estaba.
Con mi eterno anhelo por un amor que me viera por mí y todos lo que acepté con tal de tener algo. “Aunque sea poquito es mejor a nada”
Con mis ganas de cantarle al mundo mi historia pero con temor a que nadie me escuchara.
Con mis sueños que no se volvieron realidad por miedo al fracaso.

Vine al mundo a sufrir, o eso escuché y viví por mucho tiempo, y sé que también mi mamá y mis abuelas tuvieron este pensamiento recurrente.

Así que un día decidí acabar con mi sufrimiento: ya no quería seguir viviendo con las migajas del amor de los demás, ya no quería seguir escuchando “no eres suficiente para mí”, “no puedes”.
Volé lo más alto que pude, al árbol más alto que encontré y me lancé en picada, sin abrir mis alas ni mis ojos.

Todo pasó rápido, sentí mi último suspiro, y todo se volvió negro.

Desperté en un lugar que no conocía, desperté y me cegó una luz, luego que mis ojos se adaptaron logré ver la silueta de una mujer muy muy cerca de mí, me espanté mucho y traté de escapar rápido pero me estampé contra una especie de malla.

“¿Dónde estoy?” grité una y otra vez. La mujer me miró y me mostró sus dientes. Me asusté tanto que traté de escapar de nuevo, pues presentía que esa mujer me iba a comer. La mujer en vez de hacerme daño me dio agua y alimento cada día, y así, poco a poco me di cuenta de que no estaba en peligro. Todos los días al amanecer me cantaba una canción que siempre me hacía sentir mejor, decía algo así:

Todo va a estar bien, pajarito colibrí
Ya no tengas miedo de vivir
Todo va a estar bien, pajarito colibrí
Tú llegaste al mundo para ser feliz


Así, un día decidí contarle mi historia y todo lo que vi hacer a mi madre y lo que ella vio hacer a mi abuela:
Todos los días se arrancaban plumas de todos lados y me decían que eso era lo que un día tendría que hacer cuando tuviera una pareja: porque es más fácil no abandonar de esta manera, sin plumas en las alas que les permitieran volar. Yo las vi destruirse a sí mismas con convicción, todo con tal de seguir en el mismo lugar, aceptando todo sin cuestionar.

La mujer me escuchó con cariño y me dijo que nadie, nunca debía sufrir por amor, que el amor verdadero estaba dentro de mí, y que cuando lo encontrara, vería al mundo de diferente manera.

Lloré mucho entendiendo todo lo que venía cargando por generaciones. ¿Cómo no iba a sentirme vacía y sin sentido? Con ganas de dejar todo atrás y no volar jamás.

Poco a poco empecé a volar de nuevo, la mujer tenía un jardín hermoso donde podía jugar y bailar. Empecé también a cantar con ella en las mañanas y un día supe que estaba lista…
Para salir y conocer el mundo, para dejar los miedos atrás y amarme a mí primero.
Di las gracias a la mujer, ella me dio un pequeño beso y me dijo que siempre podría regresar a su hogar.

El día que decidí que no quería seguir viviendo me cambió por completo. No estaría aquí ahora, quién sabe por qué cosa estaría sufriendo al lado de mi madre, ambas cómplices en nuestro dolor.

En cambio, ahora canto todos los días, y le enseño a todas las criaturas que conozco sobre el amor propio que todo lo cura.

jueves, 4 de abril de 2024

Lo que pasa en mi cabeza

 He sido una mala bloggera, lo sé. Y no es que no tenga tiempo para escribir sino que tengo tiempo y lo desaprovecho. Creo que hay años para todo, y siendo honesta creo que este no es un año para escribir, en cambio es mi año de correr.
Nunca pensé que iba a ser una corredora, el simple hecho de pensar en correr me hubiera hecho reír hace unos años:
¿Yo?, ¿corriendo porque quiero? No puede ser...
Pero sí lo es, desde que empezó al año me inscribí a mis primeros 10km, ahora que ya corrí 10km solo entrenando me arrepiento de no haberme inscrito a un medio maratón, quizá a finales de año o el próximo.
Pensar en correr un medio maratón no me asusta, pensar en correr un maratón entero me aterra. ¿Correr por más de 4 horas? no gracias.

Así que este es un pretexto para decir: no he estado escribiendo porque he estado corriendo. Quizá no es el mejor de los pretextos pero es el que tengo; es la verdad. 

Aún así quiero volver a escribir más seguido, mi carrera es el 21 de abril, quizá después de eso pueda enfocarme de nuevo en mis palabras, ya veremos. Mi vida es una constante rutina que gira en torno de correr en estos momentos. Mis piernas son fuertes y el gimnasio a las 6am no me aburre. 
¿Quién es esta persona en la que me convertí? a veces me pregunto, cumplí 30 años y de repente quiero estar en la mejor condición física de mi vida. Quiero correr y quiero ser capaz de hacer una lagartija, tengo 1 año yendo al gimnasio y aún no lo logro.

Lo que pasa por mi cabeza en estos días se relaciona a: deporte, mudanzas que pasarán en el próximo mes, compras de amazon relacionadas a correr y pensar en que quiero meditar pero no lo hago.
Y ustedes, ¿cómo han estado?

jueves, 14 de marzo de 2024

No lo sé, tal vez estoy alucinando en el salón de uñas

 Tengo una vida que amo: con una familia que he aprendido a aceptar y que me ha aceptado también, con un círculo de amigos que cada vez se hace más pequeño pero que me hace feliz, con un novio que me recuerda todos los días que la vida es buena.

Por la mañana me levanto y hago un té que me tomo lentamente, agradeciendo siempre por un día más jugando en este plano. Tengo todo lo que un día soñé, un trabajo que disfruto, puedo comprar lo que necesito y un poco más, quisiera tener un perrito, quizá pronto.

Aún así, no puedo evitar preguntarme a veces si me estoy perdiendo de algo.

El otro día iba al camino al trabajo y me encontré con mi ex al que no veía desde hace años, nos sonreímos y dijimos adiós y pensé en lo tonto que me parece ahora haber sufrido tanto por su amor, y en las muchas entradas de este blog que están dedicadas a él pidiéndole a universo que me lo devolviera. Ahora entiendo esa historia que termina en "ahora no lo entiendes pero un día lo harás"

Pienso en todos los hombres a los que les envié mensajes a altas horas de la madrugada diciendo "aún te quiero", solo para no recibir ninguna respuesta. Tantos años que pasé queriendo ser amada, pensando en cómo podía hacerme más atractiva, no para mí, sino para ellos.

Qué tontería.

Porque todo esto que soy un día se terminará. La belleza que hoy logro ver cuando veo al espejo cambiará, solo quedarán pequeños rastros de lo que hoy soy. 

Y estoy bien con eso. 

Podría sentarme días enteros leyendo lo que mi vida solía ser, pero hoy puedo decir que no lo extraño, no quiero volver a repetir las mismas historias, quiero pensar que estoy escribiendo en un nuevo camino desde hace tiempo, uno que ninguna mujer en mi familia ha recorrido, y eso me llena de emoción.

Porque no puedo seguir siendo la niña que fui cuando empecé a escribir aquí, que con 16 años pensó que iba a cambiar al mundo, hoy y todos los días me quito la piel que había usado el día anterior y me preparo para ser mejor, o eso quiero pensar. 

Si estoy dando vueltas en un carrusel, esta es la parte en la que me acostumbro, me relajo y comienzo a disfrutar del paisaje.


No lo sé, tal vez solo estoy alucinando en el salón de uñas, otra vez...

sábado, 9 de marzo de 2024

Ailyn

 Conocí a Ailyn porque era novia del mejor amigo de mi novio. Llegó una tarde al bar con unos más de 1.80m de estatura, con su risa tan de ella y su sentido del humor al que nadie le agarraba la onda, y pensé "nunca vamos a ser amigas"
Pero a la vida le gusta reírse de mis predicciones y por eso después de como dos semanas terminamos siendo uña y mugre. Todo empezó porque un día le pregunté si quería ir al gym conmigo y aceptó y el resto es historia. 

Se supone que aún debería estar aquí, siendo mi vecina, viviendo con su novio, pero a la vida (como ya había mencionado antes) le gusta reírse mucho de mí y pues aquí estoy contando esta historia. 

Ailyn se fue hace exactamente una semana a la ciudad de méxico, porque terminó con su novio y le dijo "chau, ya me voy y tú vete mucho a la versh", y pues tomó un avión y no vio atrás. 
Pero, ¿por qué terminó Ailyn con su novio?
Por las típicas cosas que una chica termina con su novio.

1)porque su novio le fue infiel con otra chica mientras estaba en otra ciudad a menos de una hora de distancia. 
2)porque se enteró de que su novio le fue infiel
3)porque se pelearon y en medio de la discusión Aylin se fue a llorar al baño y él no hizo nada.

Así que Ailyn se fue.

Y aquí es donde las cosas se ponen locas. Porque yo tengo un amigo que 
1)es gay
2)trabaja en un bar

Y un día me lo encontré de casualidad por la calle y comenzamos a platicar porque descubrimos que íbamos para el mismo lugar y como ambos trabajamos en bares comenzamos a compartir historias sobre nuestros clientes enfadosos. Entonces él me contó sobre una pareja que un día fue al bar y se estaban peleando en la barra y estaban literal terminando frente a él y ella le dijo que se iba a ir a ciudad de México, y entonces, lo paré en seco y le dije "creo que los conozco y son mis amigos, ¿ella es súper alta y rubia y él también?" mi amigo me confirmó que sí y nos reímos.

Y esta hubiera sido una historia sin sentido de no ser porque Ailyn se fue y al día siguiente mi amigo me manda un mensaje 
"Hey, ¿este no es el novio de tu amiga?" con una captura de pantalla del perfil del susodicho en Grindr, que es una app para encuentros gay. Yo me quedé con la boca abierta y claro que en 5 segundos ya se lo había envíado a Ailyn, ella me llamó histérica. 

"¡¿Cómo que este idiota está en Grindr?!, o sea además de engañarme con una chica también me ponía en cuerno con hombres, qué descaro"

Las dos nos reímos bastante. Y pensé que ese sería el final de la historia hasta que hoy me volvió a llamar solo para contarme que su ex va a ir a visitarla porque la convenció que el perfil de Grindr era falso...

No cabe duda que a veces no entiendo a la gente. 

viernes, 23 de febrero de 2024

Cuando salí con la versión masculina de mi amiga lesbiana

 Ayer en la tarde estaba recostada en mi cama viendo videos o algo en mi celular y por alguna extraña razón recordé el momento de mi vida en el que estaba haciendo servicio social y comencé a salir con este chico al que llamaremos José, que era de mi edad pero estaba estudiando diseño gráfico y era músico y yo iba a verlo a sus "tocadas" y me sentía tan cool por salir con un músico, hasta que me di cuenta de que en realidad este chico no me gustaba lo suficiente como para ser su novia así que dejé de responderle los mensajes y chau.

Bueno, pues ayer mientras estaba en mi cama viendo mi celular, recordé a este sujeto y por alguna razón mi cerebró formó una nueva conexión o unió dos puntos, no sé cómo explicarlo, pero ahí estaba: una imagen de comparación entre mi mejor amiga de la prepa a la que llamaremos Beatriz, y José, lado a lado, y wow, son la misma persona.

¿Cómo no me di cuenta antes?

Estuve saliendo con la versión masculina de mi amiga que es lesbiana. 

¿Eso me convierte en lesbiana?, ¿será que en realidad quería salir con mi amiga pero no me animé y por eso salí con este tipo?, ¿hubiera funcionado salir con mi amiga sino funcionó con este tipo?

Todas estas preguntan rondaron en mi cabeza por un rato que se sintió eterno. Luego me reí de mí misma por sobreanalizar algo que pasó hace más de 8 años, le mandé un mensaje a Beatriz preguntándole cómo estaba y ella me respondió casi al instante con una de sus historias de cómo un tarotista la había estafado. Me reí y me sentí normal de nuevo.

sábado, 10 de febrero de 2024

Acepto

 Acepto el abuso en mi infancia que no recuerdo

pero que de alguna manera se quedó grabado en mi cuerpo

y hay días en que todo se siente pesado,

pero acepto que debo recordarme que yo misma creo mi realidad.

Acepto mi pasado, acepto mi infancia que recuerdo con amor

aunque tenga capas de dolor, que a veces visito sin querer.

Acepto haber tenido unos padres ausentes la mayoría del tiempo,

porque ellos eran jóvenes, porque seguramente no sabían ni lo que estaban

haciendo.

Acepto que mi mamá me rechazaba abiertamente, alejándose tanto física como

mentalmente de mí: no debió ser fácil para ella ser mamá a los 18 años.

Yo ahora tengo 30 y no puedo imaginarme teniendo un hijo.

Mamá, te aceptó y te agradezco haberme traído a este mundo aún si saber lo que

ello significaba: que renunciarías a tu vida y a tus sueños.

Espero que sepas que aún hay tiempo de sobra para ti y que mi más grande deseo

es verte feliz, disfrutando la vida.

Papá aceptó que crecí en un hogar donde no estabas, y cuando te hacías presente

era borracho, maldiciéndonos por estar en tu vida.

Sé que quizá no te diste cuenta de la cantidad de responsabilidad que es tener

hijos, sé que cambiaste y hoy te esfuerzas por recuperar el tiempo perdido.

Acepto que mis padres solo me vieran a través de mis logros,

que no se dieran el tiempo de conocer a la verdadera yo.

Acepto que me tomó mucho tiempo encontrarme después de esto: fui invisible

por mucho tiempo y me refugié en mi mente, en los libros, en mis diarios.

Acepto que aún me cuesta trabajo,

y está bien.

No pretendo ser lo que nunca fui: una niña perfecta y complaciente, ahora me doy

a la tarea de darme mi espacio, de buscar maneras de recordarme que vivo esta

vida para Mí.

Acepto que viví mucho tiempo para los demás, a veces me cuesta aún trabajo

decir que no. Pero soy consciente.

Acepto que veía al amor como un escape, como una manera de evadir la realidad y

como un mecanismo de defensa que me permitía seguir viviendo el dolor de no

ser vista.

Acepto que mis relaciones han cambiado debido a ello: ya no busco personas que

me pisoteen, busco personas que caminen a mí lado, me escuchen y me vean tal

cual soy; y aún con las partes feas se queden.

Acepto que me abandoné de muchas maneras a lo largo de mi vida: no

comía bien o no comía en absoluto cuando tenía el corazón roto, dejaba

que los hombres utilizaran mi cuerpo aunque sabía que no querían nada serio,

decía que haría una cosa y terminaba haciendo lo contrario o nada en

absoluto.

Acepto que mis amigos han cambiado también; que son poquitos y contados pero

que los aprecio porque estamos en la misma sintonía.

Acepto que mi mejor amigo de toda la vida ahora se siente como un extraño y me

duele.

Porque acepto que no me gustan las despedidas, terminar ciclos, cerrar la puerta

y trato

de alargarlo

lo

más

qué

puedo.

Acepto que las despedidas me dan pánico

y qué a veces no sé cómo salir de relaciones o situaciones que me hacen mal.

Acepto que estoy trabajando en ello

día

a día

un pie tras el otro.

Me acepto con el camino que me ha llevado a escribir estas palabras.

Me acepto con el coraje que tuve para reescribir mi historia.

Me acepto con los ojos de niña triste que se han convertido en ojos de esperanza.

Me acepto.

Siempre.

viernes, 26 de enero de 2024

¿Qué es real?

La tierra es plana

O vivimos en un domo sin darnos cuenta

El vecino está más cerca de lo que creemos 

Nos mienten sin parar 

Que si Jesús, que si buda, que si la religión solo es control, eso no se puede negar. 

¿Esto es un sueño?, ¿Una proyección de mi cuerpo que en realidad está en otro lado?

Hay reptiles entre nosotros que sacrifican niños y se alimentan del miedo

Hay aliens riéndose de mí en este momento porque me creo tan sabia

Apenas y entiendo el 0.01% de todo, y aún así, no estoy segura de que sea verdad. 

El feminismo no es más que una estrategia 

Los hombres han perdido su poder (o eso intentan los que controlan al mundo) y ahora todos quieren ser gays, o cambiar de sexo o decir que el amor está pasado de moda y es mejor ser poliamoroso. 

La música te controla el cerebro, el celular te espía, el wifi te hace enfermar. 

En todos lados hay químicos, no somos más que zombies

Que bailan al ritmo de un mundo controlado por papelitos sin sentido cachin- chachin. 


¿Qué es verdad?

¿Cuándo podré despertar para darme cuenta de la realidad?

¿Cuándo?

jueves, 25 de enero de 2024

Mi pelo negro

 Mi abuela tenía un pelo negrísimo, nunca se lo tuvo que pintar, sí le salían canas de vez en cuando pero su pelo era tan negro que era raro que se las notaras. Mi mamá también tiene pelo negro y ya tiene cada vez más canas, ella sí se lo pinta desde hace años porque no le gusta que se le vean, aunque hace un año tomó la decisión de no pintarselo más porque quiere aceptarse tal cual es.

Aceptarse tal cual es.

Qué fácil de escribir y qué difícil aprender la lección, especialmente cuando somos bombardeados desde pequeños con mensajes como "debes tener el pelo súper lácio y brillante, siempre debes verte presentable, no te descuides y te dejes crecer la lonja, haz ejercicio y pintate el pelo y las uñas y sácate las cejas y depílate las patas"... la lista es interminable. En fin, a lo que quiero llegar es a contar la historia de mi pelo.

Mi pelo y yo hemos crecido juntos desde que nací, fui una niña medio peloncita hasta eso de los tres años, luego tuve una melena indomable, nunca hubo un punto intermedio. Mi mamá tiene el pelo tan grueso como una caña de pescar y vaya que lo heredé de ella, mi pelo es grueso grueso, se tarda horas en secar y es moldeable, eso sí. Cuando era niña mi mamá me dejaba el pelo larguísimo y me hacía toda clase de peinados: trenzas y colas y coletitas. Cuando cumplí 12 años le pedí que por favor me dejara cortarmelo de honguito y ella aceptó, yo fui la niña más feliz del mundo hasta que mi abuela me vió y me dijo "¡¿Qué hiciste?!"
Aprendí que las niñas deben tener el pelo largo y cuidado.
Pero a los 14 años me enamoré fervientemente de Hayley Williams que tenía el cabello pintado de colores rojo, amarillo y naranja y yo también quería tener el cabello rojo, o al menos naranja, así que cuando cumplí 15 años pedí de regalo de cumpleaños que me dejaran pintarme el pelo naranja y para mi sorpresa mis papás accedieron. Me sentí genial y fui la adolescente más feliz del mundo hasta que llegué a la escuela al día siguiente y el prefecto me dijo "¡¿Qué hiciste?!"
Aprendí que las mujercitas deben tener el pelo de colores no extravagantes.
Por un tiempo me dejé el pelo de mi color original: negrito. Hasta que entré a la prepa y tuve más libertades porque ya no vivía con mis papás así que regularmente me lo pintaba rojo o castaño. Era feliz, y no tenía a nadie diciéndome que lo que había hecho estaba mal.
Hasta que me obsesioné con la idea de ser RUBIA.
Sí, rubia. Yo, una morena que jamás en la vida hubiera nacido rubia porque NADIE en mi familia lo es. Pero yo quería ser rubia a toda costa así que fui al salón de belleza (qué estúpido no, que un lugar se llame salón de belleza, jaja), y le pedí a muchas, muchas chicas que me pintaran el pelo rubio y siempre salía decepcionada con el resulado, ¿y cómo no iba a estarlo?, si a mí no me queda el rubio, porque simplemente no nací rubia.
En fin, hace unos años, decidí hacer las pases con mi cabellera y dije "ok, no más pintarme el pelo", aunque me lo pinté una última vez; de negro porque quería regresar a mi color natural. Regresé a casa y lo primero que me dijo mi cuñada fue "como que el negro no te queda"
¿QUÉ?, ¿cómo no me va a quedar mi propio color de pelo, mi color original.
Ese comentario se quedó en mi cabeza ahí flotando y un buen día regresé al salón de belleza a que me hicieran unas mechitas más claras y de nuevo fui feliz.

Eso fue hace un año y medio más o menos, la última vez que me pinté el pelo. Y desde entonces el negro h estado creciendo y creciendo, un día en el trabajo me vi al espejo y me dije "wow, otra vez tengo el pelo completamente negro, debería pintármelo" y me detuve a mí misma, y me pregunté "¿y por qué?"

No tengo respuestas, ¿es porque prácticamente me lo he pintado más de la mitad de mi vida?, ¿es porque está normalizado que las mujeres no nos gustemos a nosotras mismas y debamos cambiarnos lo más posible?, ¿es porque en todas las series y películas que veo abundan las rubias?
No lo sé.
Lo que sí sé es que quiero ser un poco más como mi mamá y aceptarme tal cual soy, con mi pelo negro, súper negro, con canas apareciendo. Aceptarme tal cual. Poquito a poquito.

viernes, 12 de enero de 2024

Yo no me quiero ir de aquí

 


Esta es una foto de mi pequeño pueblo en 2013, cuando la playa aún no estaba llena de turistas, de sombrillas que rentan para pasar el día, de mesas, sillas y camastros de los restaurantes y de vendedores ambulantes.
Han pasado casi 11 años, yo pasé de tener 20 años a tener 30, y el mundó cambió. 
Sé que es imposible que el mundo no cambie, que las cosas no evolucionen, es la menra en que el mundo funciona, pero quisiera pararlo de alguna forma, quisiera que hubiera una manera de proteger esto que tanto amo y guardarlo del resto de la gente.
A veces pienso que México solo se está convirtiendo en un estados unidos pero donde en vez de dólares ganamos en pesos y aún así servimos a los gringos. Que vienen y se quejan de que todo está tan caro, pues cómo no iba a estarlo cuando ellos vienen y se adueñan de todo: de las casas, de los restaurantes, de las calles y las tradiciones. Ahora, es imposible vivir de la manera en que vivíamos 10 años atrás, claro. Pero me pone a pensar hasta dónde llegarán las cosas. Es importante para mí que sepan que mi pueblo es una parte que se entrelaza con la persona que soy: aquí está mi historia, aquí nací, crecí y vi todo cambiar. Solía odiarlo con todo mi ser y solía querer irme lo más lejos que me fuera posible, y hace unos años todo cambió, más gente empezó a llegar, y yo empecé a ver la magia que había en los lugares que antes no había logrado ver. Es mucha gente la que viene y dice que se enamora del pueblo por su gente, por su energía, por su playa.
Hoy en día es imposible rentar un lugar a un precio razonable, debido a la alta demanda y la poca gente que está dispuesta a rentarnos a los locales, termino pagando un precio elevado por una casa que no vale ni la mitad, pero es la única manera de vivir, incluso, tanto restaurantes como viviendas ya están poniendo anuncios en dólares, yo tuve un argumento con una señora que estaba bastante ofendida porque en mi tienda no tomamos dólares, y es aquí dónde me pregunto, ¿acaso esta gente que viene y se adueña de todo se da cuenta de dónde está y del daño que están causando?

Yo no me quiero ir de aquí,
que se vayan ellos.
Lo que me pertenece a mí,
se lo quedan ellos,
que se vayan ellos.

jueves, 11 de enero de 2024

Vianey

 Hace tres días estaba en mi cama viendo videos o algo así cuando mi novio entró al cuarto y me sururró "creo que algo pasó", yo me le quedé viendo y siguió "la esposa del rentero está llorando y también su hermana", pausé mi video y confirmé que sí, por mi ventana podía escuchar a varias mujeres llorando. ¿Qué pasó? me pregunté e hice lo único que se me ocurrió pero que sabía que me daría respuestas: entrar a facebook, porque vivimos en un pueblo pequeño y donde los chismes siempre se publican primero en facebook.

Para mi sorpresa, lo que encontré no fue ni un chisme, ni nada chistoso: la hija de mi rentero, Vianey, había fallecido. 

Salí de la casa para encontrarme con su hermana llorando, no sabía ni qué decir, solo se me salió un "lo siento mucho", pero no me animé a preguntarle qué pasó. Durante toda la tarde fui recopilando extractos de lo que había pasado: era lo único de lo que se estaba hablando ese día. 

Vianey no murió, se suicidó. Porque su novio la engañó con otra chica y esa chica le envió un montón de videos y fotos de ellos teniendo sexo. Vianey fue a buscar a su novio para reclamarle, y también a la chica, pero ambos no dieron la cara. Así que en su casa, sola, se terminó  ahorcando.

Escribir esto me parece irreal. Vianey tenía menos de 25 años, una vida por delante y mucho que descubrir aún. Vivir en un pueblo tan pequeño a veces es como vivir en una burbuja, donde por ejemplo, hablar de salud mental es un tabú, a veces parece que vivimos 50 años en el pasado para muchas cosas. Se me parte el corazón pensar en lo mucho que habrá sufrido, en lo que sus papás sufren ahora, y en qué se pudo haber hecho para evitar que muriera. 

Vianey siempre tenía una sonrisa para regalar a todo aquel que cruzara en su camino, y así quiero recordarla. 

jueves, 4 de enero de 2024

Cuando pase el temblor

En marzo de 2020 mi padre subió al techo a revisar su antena de televisión, porque pensó que había algo mal con ellas, debido a que desde hacía ya días el cable no servía y solo había estática en su tv. Para su mala suerte, no encontró nada anormal, así que tuvo que regresar tristemente a su sala donde se sentó en su sillón blanco y esperó a que la cena estuviera lista. Era su costumbre: regresar del trabajo y sentarse a ver lo que fuera: una película, las noticias o el partido de fútbol, mientras esperaba a que mi madre terminara de cocinar y finalmente anunciara: ¡la cena está lista, apaga esa tele y vente a comer!

Mi padre se preguntó qué podría hacer en vez de mirar la tv, ¿qué hacía la gente antes?, ¿limpiar? miró a su alrededor y la casa estaba bastante impecable, y es que mamá tenía un raro miedo a los gérmenes y jamás dejaba pasar un día sin sacudir, barrer, trapear y pasar un trapo con cloro y pinol por toda la casa. ¿Qué podía hacer?, ¿leer el periódico?, demasiado aburrido, ¿ayudar a mamá con la cena?, ni hablar, eso solamente lo dejaría con dolor de cabeza. Así que optó por hacer lo que solo hacía en caso de total emergencia:

-Vieja, ¡voy con José a ver las noticias, me echas un grito cuando la comida esté lista!

Nada nuevo en el mundo: robos y asaltos por doquier, politicos haciendo de las suyas, niños cantando y bialando, pero pronto notó que había algo de lo que no paraban de hablar: un virus raro apoderandose del mundo, con un nombre aún más raro y amenazando con dejar a todos en casa. 

-Seguro no pasa nada - dijo José y cambió de canal.

Pero ahí estaba de nuevo: el virus esparciéndose, el miedo también.

Papá volvió a casa antes de que mamá tuviera lista la cena, prendió el estereo y subió el volumen. 

-¡Bájale! estoy hablando con tu hijo.

-Pásamelo.

Entonces papá y yo hablamos de cosas generales: cuándo sería mi próxima visita a casa, para cuándo iba a proponerle matrimonio a Mónica, cómo iba el trabajo.  

-Parece que este virus es en serio. En la última semana ya despidieron a seis de mis compañeros. 

-Nunca pasa nada hijo, tú tranquilo.

-¿Estás escuchando a soda estereo?, ¿cuántas veces al día escuchas las mismas canciones papá?

-Ya sabes que son mi banda favorita, ok, hijo, tengo que irme porque tu mamá ya me está haciendo señas de que es hora de ir a cenar, nos vemos cuando pase el temblor.

-Adiós papá.

Yo estaba viviendo en Indio, California, trabajando como programador para una empresa gigante, y yo paraba de escuchar los rumores: pronto todos estaríamos desempleados, sin dinero y sin papel de baño. 

Para abril el mundo ya no era el mismo que antes, apenas y podía conseguir salir de casa una hora al día, hablaba con mi papá a diario, siempre con música de Soda Estereo de fondo y mi mamá cocinando. Por suerte ya había comprado otra antena y ahora podía ver la televisión, pero según él se había acostumbrado a ir a casa de José, luego regresaba a casa a hablar un rato conmigo y a cenar. 

"¿Cuándo vas a venir a casa?" me repetía una y otra vez, y aunque yo había mirado constantemente vuelos, no me había decidido aún. 

En junio mi papá se enfermó, lo noté cuando un dia no paraba de toser y mi mamá tuvo que gritarle para que dejara el celular y tomara su medicina. Un día simplemente ya no me respondió y después de varias llamadas a mamá, finalmente me dijo que mi papá tuvo que ir a que lo checaran al hospital, pero que ya estaban en casa. Me lo pasó y pude hablar un poco con él.

-¿Seguro que estás bien papá?

Me aseguró que se sentía bien y no era más que una tos común, pero yo estaba preocupado. Terminó su llamada con "nos vemos cuando pase el temblor", y colgamos. 

Esa fue la última vez que hablé con él. Al día siguiente mamá me llamó desconsolada y yo no lo podía creer. Compré el vuelo más cercano y finalmente volví a casa.