martes, 28 de abril de 2015

Electra: Parte 1

1

Él estaba cómodamente mirando su computador como todos los días: su trabajo era simple y siempre se iba a casa con la seguridad de que había salvado al mundo un día más. "No hay caos" pensaba, "no hay caos es en este mundo al que yo no pueda poner orden". Le habían asignado ese mundo hacía ya 2015 años y a pesar de que a veces parecía que las cosas ya no tendrían solución, él siempre las encontraba. "Nada es tan fácil, creo que no pude haber conseguido un empleo mejor" se dijo a sí mismo.
Ya antes había trabajado en 23 mundos diferentes, y siempre estaba buscando uno más complicado que el anterior. Cuando le hablaron de la Tierra, se quedó boquiabierto. 
-No sabes la que te espera, hay catástrofes todos los días, las personas ahí son egoístas y siempre buscan solo su beneficio, no respetan nada: harán lo que sea por quedarse en ese mundo, aún cuando saben que lo están destruyendo. Tú has trabajado en mundos insignificantes comparados con este, todos los cuidadores han renunciado o sido despedidos con anterioridad.
Sabía que arriesgaba demasiado, tenía un trabajo estable: su mundo vivía en armonía y tranquilidad gracias a él. 
Nunca lo habían despedido, él siempre renunciaba, por aburrimiento sobre todo, por tedio, por querer siempre retarse a sí mismo. Después de todo, era el cuidador más famoso en el universo.
-Quiero trabajar en la Tierra -dijo con seguridad. 

2015 años habían pasado desde que pronunció aquellas palabras y justo ese día, en que comenzaba a pensar que tal vez ya era hora de retirarse, de ir a buscar un nuevo mundo aún más salvaje y aún más peligroso y difícil de cuidar, apareció Él.

-¡Blue! -gritó, tenía puesto un traje color marrón, una corbata roja, y era bastante gordo, no podía sentarte en las pequeñitas sillas azules que había en el cuarto, así que se mantuvo de pie, apenado cuando vio que Blue estaba sentado y era tan flaco como una de sus piernas. -Tenemos un problema.
-¿Qué pasa? -Contestó Blue inmutado.
-¿Acaso no te has dado cuenta? -Inquirió, quería retarlo. Quería probar si su reputación de ser el mejor cuidador del universo era en realidad merecida o si solo se trataba de pura suerte hasta entonces. Cuando vio que Blue seguía sin inmutarse, y parecía no tener respuesta, una sonrisa se asomó de su rechoncho rostro y continuó: -Hay una chica, y está causando problemas.
-No sé de qué me está hablando.
"¿Me está diciendo la verdad o solo se está burlando de mí", pensó Él, "Si es en verdad el mejor cuidador del universo, ¿por qué no se había dado cuenta?, ¿por qué no reportó algo antes?"
-Hay una chica, en Gales, búscala ahora mismo en tu computador, se llama Electra Diamantes. -hizo un gesto retador, Blue sabía que a Él siempre le gustaba ocasionar problemas, se creía el dueño del universo y era reconocido por haber despedido a 439 cuidadores de sus respectivos mundos, seguramente quería hacerle lo mismo. 
-¿Qué quieres que haga con ella? -preguntó Blue. Lo que escuchó a continuación, lo dejó sin aliento.
-Borrarla.

2

En el universo había dos clases de personas: aquellas que no tenían nombre y las que se ganaban uno, Blue era del segundo grupo.
Cuando apenas comenzaba a trabajar, el desorden de los mundos lo agobiaba, era apenas un niño y su padre había muerto demasiado joven, por lo que tuvo que trabajar aún si saber nada de los  mundos. Tomó apenas un curso intensivo y en poco tiempo estaba listo.
Aprendía rápido y eso era algo que emocionaba a sus maestros, especialmente a uno llamado Froot, que siempre al término de sus clases le comentaba por lo bajito “Vas a ser el cuidador más famoso de este universo algún día”.
Froot le enseñó todo lo que sabía, y pronto el alumno superó al maestro. Blue desarrolló una técnica especial para controlar a las personas de los diferentes mundos: era infalible.
Cuando recién comenzó sus clases lo confundían todos aquellos colores en las computadoras, todos los habitantes de los mundos representados en gráficos, todo el movimiento: “las personas nunca están quietas, siempre están cambiantes y siempre pasan de un color a otro” pensaba.
Pasaron años antes de que empezara a entender que no se podía controlar a las personas, que en un día podrían pasar por todos los colores del arcoíris y siempre estaban de un lado para otro. Blue no podía modificar los movimientos de las personas, ni siquiera podía influir en ellas, no podía meterse dentro de su mente, no podía encerrarlas para que dejaran de cambiar. Un cuidador, aprendió, solo tiene dos funciones: borrar o cambiar los colores de las personas.
Blue nunca había recurrido a borrar a alguien, a alguna creatura, nada. Blue creía firmemente que cada habitante de los mundos estaba ahí por alguna razón. Sus amigos cuidadores se burlaban de él constantemente “eres un romántico” le decían, y él solo agachaba la mirada, como buscando esconderse.

Blue se ganó su nombre un día que llegó corriendo a la escuela, para hablar con su profesor Froot acerca de una idea que había tenido la noche anterior, mientras dormía.
-Creo que ya lo tengo. –Dijo entusiasmado.
-¿Qué tienes muchacho? –Preguntó con curiosidad el profesor, siempre le había maravillado aquel joven, y ahora estaba seguro de que su profecía se haría realidad: aquel chico sería el mejor cuidador del universo.
Entonces le explicó su método: pensaba que el problema con los mundos era que los cuidadores no podían hacer nada, de vez en cuando cambiaban los colores de las personas: si veían que estaban rojas (lo que denominaba que estaban furiosas y probablemente causarían algún estrago) las cambiaban a blanco (lo cual era paz), si veían que muchas personas en cierta área estaban verdes (lo que quería decir que probablemente había una enfermedad propagándose por el mundo), los cambiaban a rosa (que representaba salud).
Eso es lo único que hacían, y de vez en cuando, si es que tenían el valor, borraban a aquellos que estuvieran causando demasiados desastres a su paso.
Entonces, su método consistía en dejar a las personas de los mundos siempre en azul. Azul, el color de la tristeza, el color que significaba que las personas estarían en calma, que no causarían demasiado caos.
-¿Me estás diciendo que quieres hacer que las personas estén permanentemente deprimidas? –inquirió el profesor, tan intrigado como asustado a la vez.
-Así es –respondió.

A pesar de que su método provocó la risa de más de algún cuidador al principio, todos callaron al observar cómo funcionaba a la perfección: las personas estaban azules siempre, tristes, siempre llegando a casa esperando que el día siguiente fuera mejor que el actual, y cuando eso no sucedía, se resignaban: vivían en la resignación. Blue se ganó su nombre a pulso, y su trabajo consistía en que cada mañana, ingresaba a su computador y pintaba, pintaba a poblaciones de millones de personas de Azul, las impregnaba de tristeza, y de vez en cuando, cuando alguna se salía de su estricto orden y cambiaba de color, Blue pacientemente la pintaba de nuevo. “Las personas son muy simples: mientras haya tristeza no habrá caos”, pensaba.

lunes, 27 de abril de 2015

La sonrisa

Tuve un sueño y quiero hablar sobre él, tuve un sueño donde estaba comiendo mi comida favorita y de repente llegaba él y me miraba como si nada hubiese pasado. "Hola", y una sonrisa, esa sonrisa que no he visto desde el 5 de enero y que extraño tanto. "Hola", respondí, y trate de ver si alguien estaba atrás de él, traté de descifrar que era aquella muestra repentina de amistad después de meses de silencio. Pero ahí estaba él, hablando conmigo: sonriéndome, tomándome de la mano y de vez en cuando, quitándome mi comida y llevándola a su boca. La mesera, que me parecía muy familiar pero jamás logré reconocer, nos hizo el comentario que cambiaría todo: "se ven muy felices juntos". 
Y yo respondí automáticamente, "solo somos amigos". Y lo miré, esperando a que me corrigiera, esperando que me besara en cualquier instante, pero nada pasó, solo seguía sonriendo. Y yo me di cuenta entonces, de que atrás de aquella sonrisa se escondían meses de sufrimiento, meses de pensar que las cosas cambiarían, pero siempre despertaba para encontrar todo en el mismo sitio. 
No quise decir nada, no quise preguntar nada, después de todo, ¿Qué podía decir para hacerlo sentir mejor? 
Así que me levanté, dejé el dinero en la mesa y no lo miré ni dije adiós. Después de todo...
Yo no puedo hacer sentir bien a alguien que no me quiere en su vida. 

sábado, 25 de abril de 2015

James Dean

Es medianoche, pasas por mí, las luces del coche apagadas.
Es un largo viaje, podríamos terminar en llamas o en el paraíso.
Se desvanece todo a mi alrededor, ha pasado mucho tiempo desde que había escuchado de ti.
Debería solo decirte que te vayas porque yo sé exactamente a dónde va esto,
pero nos he visto dar vueltas en círculos cada vez.

Así son las cosas.
Él no puede mantener sus salvajes ojos en la carretera.
Me lleva a casa.
Las luces apagadas, se está quitando su abrigo.
Digo: he escuchado que has estado saliendo con otra chica.
Él dice: lo que has escuchado es verdad, pero no puedo dejar de pensar en ti.
Y yo digo: he estado en esa situación un par de veces.

Justo cuando estamos a punto de chocar, retrocedemos cada vez...

Llévame a casa.
Solo llévame a casa.

martes, 21 de abril de 2015

Mi nebula



Un día simplemente me descubrí con un agujero en el corazón. No le di importancia, creí que se me pasaría con el tiempo: estaba pequeñito a fin de cuentas.
Pero el tiempo pasó y el agujero creció: ya no disfrutaba haciendo las cosas que antes hacía, ya no tenía ganas de nada, ya no me sentía yo misma. Así que traté de remediarlo, intenté de todo: cocerlo, ponerle pegamento, ponerle cinta, todo con tal de tapar el agujero que me estaba consumiendo. Pero nada funcionaba, y comencé a tener miedo, ¿qué pasaría cuando se hiciera lo suficientemente grande?, ¿me destruiría?
Dejé de pensar con el tiempo, ya no me miraba el corazón, pues así no tendría que ver aquel hoyo en mí. Dejé de vivir, me la pasaba en sueños. Comenzó con un hueco en el corazón que pronto se convirtió en un hueco en el alma.
Estaba vacía: el agujero se hizo grande y fuerte, pues yo no había hecho nada por erradicarlo. Y con el paso de los días había consumido todo a su alrededor, se convirtió en un agujero negro que a su paso me arrancaba emociones, me quitaba esperanzas y me estaba consumiendo.
Y cuando estás vacía nada parece tener sentido. Intenté llenar ese vació con un montón de cosas, pero al final del día siempre terminaba sintiendo nada, llorando por no encontrarle sentido a las cosas y maldiciéndome por haber dejado al agujero crecer hasta tal punto.

El vacío no se llena, yo sigo aquí, intentando reparar el daño que está causando en mí. Las palabras me suenan vacías, los sonidos no tienen significado, las imágenes  no me dicen nada, Nada. Mi vida esta llena de nada. Palabras, sonidos, imágenes, personas, objetos.

Como una nebula que no tiene forma y que no tiene principio ni fin, así está mi corazón, mi mente, mi alma.
Como un año lleno de silencios disfrazados con palabras sin sentido.

sábado, 18 de abril de 2015

La agonía y el ex-tasis

Acabo de ver un episodio de Sex and the city que realmente me llegó a lo profundo de mis sentimientos y me hizo llorar. Es uno donde Carrie cumple 35, le organizan una cena y nadie se presenta: ella se queda sola, esperando a que alguien aparezca, y cuando resulta obvio que nadie va a llegar, decide irse.
Cualquiera que me conozca sabe que no me gusta esperar, soy una persona que se desespera muy fácil, y cuando la gente llega más de 20 minutos tarde comienzo a enloquecer. No podría pasarme a mí algo como lo que le pasó a Carrie porque seguramente me iría a la cama llorando sin parar. Y no se trata de eso solamente, en el episodio también tocan el hecho de que ser una mujer de 30-y-más y estar soltera pareciera un pecado. ¿Dónde está el hombre ideal?, ¿se está escondiendo?, ¿y si en realidad no existe?, ¿y si no hay almas gemelas?
Veo como todos a mi alrededor parecen encontrar cosas que llenan sus vidas y los hacen felices: pero aquí estoy yo, sintiéndome vacía. Todas las mujeres en mi familia se casaron jóvenes, no hubo alguien que siguiera soltera o sin hijos después de los 20 años...hasta que llegué yo.
Y seguramente esto suena ridículo, porque, en nuestros tiempos, ¿quién quiere ser madre antes de los 20?, ¿quién quiere casarte antes de esta edad?
Yo.
Yo quería por lo menos haber encontrado a mi -alguien- especial antes de cumplir los 20, pero ese tren ya se fue hace año y medio casi, estoy en mis 21, y en un dos por tres cumpliré 22.
No sé por qué me siento ridícula diciendo esto, pero es verdad; yo quería saber quién sería esa persona con la que pasaría mi vida entera desde hace unos años. Pero las circunstancias son más grandes que yo, todo parece ser más grande que yo en este mundo.
¿Y si nunca encuentro a alguien?, ¿y si nadie puede querer a esta chica con serios problemas? Dicen que tus defectos seguramente le van a parecer encantadores a tu persona ideal, yo ya no creo tanto en eso. Nadie encuentra la ansiedad peculiarmente encantadora, nadie lo hace.
¿Y si son nuestras amigas nuestras almas gemelas? Entonces creo que yo las encontré a muy temprana edad. 
Hay algo muy profundo, un hoyo en nuestra sociedad, que nos empuja y nos hunde y nos hace creer que nunca estaremos completos a menos que encontremos con quien casarnos y formar una familia. ¿Y si no quiero eso?, ¿y si lo quiero pero nunca sucede?
¿Quién va a venir ahora a darme miradas de compasión?, ¿a quién le tengo que dar explicaciones?
No soy mayor ni soy menor, solo soy. Y si a los 35 años me encuentro a mí misma llamando a media noche a un viejo amor, diciéndole, "sé que tal vez estés en los Ángeles, pero es mi cumpleños y..."
Sabré entonces que tal vez, después de todo, sí soy Carrie, y tal vez, después de todo aún hay esperanza de que Mr. Big regrese a mí.

jueves, 16 de abril de 2015

Bienvenida a la adultez, me dijeron cuando cumplí 18 años. Pues bien, tengo 21 y no me siento de esta edad, me sigo sintiendo de 15-16. Los mismos problemas de chicos, las mismas amigas a las que amo, el mismo mejor amigo, el mismo color de pelo (después de haber pasado por 50 sombras de rojo), el mismo corte de cabello.
Hace poco, subí una foto a facebook y me pusieron un comentario diciendo "no haz cambiado nada", y me  reí un poquito, pero luego reflexioné y me dije, "claro que he cambiado". No sigo siendo la misma que hace apenas 3 minutos. Me molesta que la gente insista con que los cambios en su mayoría son para mal. Yo creo que uno debe cambiar, o el cambio simplemente viene y te toma. Simple.
Soy una combinación de un montón de rasgos de diferentes trastornos mentales: obsesiva-compulsiva, pasivo-agresiva, dependiente, esquizoide, paraoide, etc.
Estoy bien, de verdad. No porque falte tan poco tiempo para que sea 5 de mayo me voy a poner mal. Estoy bien, voy a estar bien. Ese día voy a fingir que es hace CUATRO años y voy a ir a visitar la banca donde cambio mi vida.
Es gracioso, porque nunca he contado la historia, y pensé que un día lo haría, y le pondría un final feliz, pero ahora sé que nunca voy a escribir esa historia porque tendría un final horrible, y yo ni siquiera sería capaz de cambiarlo. "Y entonces, él la dejó por otra...FIN".
Dicen que te toma la mitad de tiempo que estuviste con una persona para superarla, ¿entiendes?, ¿quiere decir que me va a tomar casi dos años?, ¿o solo dos?
Porque en septiembre de 2013 todo se acabó, solo que yo no quería verlo. No quería, hasta que tuve nuestra historia en frente de mí, hace unos días, es que lo comprendí todo: qué estupidez.
No quisiera que ninguna otra chica pasara por lo mismo que yo, nadie debería sufrir: por ninguna causa, pero al parecer es el dolor lo que nos mantiene vivos. El dolor de saber que la otra persona nos está dando migajas de lo que un día nos perteneció por completo.
Ya aprendí, y no pienso cometer los mismos errores de nuevo. Perdí, claro que perdí, sobre todo mi capacidad para confiar en los demás, perdí mi capacidad para siempre esperar cosas buenas de los demás: ahora solo espero lo peor. Necesito ir a terapia otra vez, ¿pero cuándo? no tengo tiempo ni para dormir. Perdí el hábito.

miércoles, 8 de abril de 2015

Cliché - Cliché

Estoy arrepentida por haber pensado que alguien ahí afuera podía ser especial, es como si de repente toda la esperanza se hubiera ido de mi cuerpo, y ¿sabes? lo peor es que me sentía bien hace apenas unas horas. Estoy atrapada en esta mente que no deja de pensar en el pasado, estoy atrapada en este cuerpo que me pide a gritos que vaya a buscar a alguien que sé bien que no me quiere ver, estoy atrapada en este corazón que no logra olvidar.

Justo ayer pasé todo el día con dos personas que conocí apenas hace unos meses y que no creí que se fueran a convertir en mis amigos, pero creo que lo son ahora, los dos se parecen en varios aspectos pero son diferentes en muchos más, los conocí y pensé "Qué interesante", y luego mi mejor amigo (que fue el que me los presentó) me miró con cara de "No te atrevas" y yo le contesté con un "¡No!".
Estoy cansada, muy cansada, ¿sabes? Son las 8.28 pm y estoy aquí en mi cuarto llorando como una tonta que se merece que alguien la sacuda de los hombros y le diga "reacciona". Quiero simplemente acostarme y dormir pero sé que no lo haré, quiero salir y olvidarme de todo, quiero tomar el primer camión que pase por esa carretera y no mirar atrás. Estoy cansada de esperar.
Salí ahí afuera y me encontré con un hombre que me prometió un montón de cosas que luego no cumplió, y me hizo sentir como si yo fuera la culpable de todo, qué tontería. Necesito que alguien venga, y me abrace porque siento que me voy a desmoronar.
No puedo hacer esto más veces, no puedo ponerme a mí misma ahí afuera, en medio de la calle solo para saber si funcionará o no. Lo hice una vez y me destrozaron, lo hice una más y esa vez yo fui quien destrozó, pero la tercera fue la peor: me mataron.
Sé que estoy en problemas porque no puedo dejar de pensar en las cosas que me llevaron a este lugar, a esta isla donde estoy solamente caminando en círculos. Sé que estoy en problemas porque sigo cometiendo los mismos errores. Mi mejor amigo me miro hace unos días con cara de "Por favor, no te hagas esto de nuevo", pero no le hice caso, lo hice de nuevo, y aquí estoy llorando. "Dime si algún día te vas a fijar en alguien que no sea un chico malo" me dijo, y yo solamente me encogí de hombros y ni siquiera pude sonreír.
Chico malo. Chico que me trata mal, chico que me hace sentir cosas bonitas un día y luego al siguiente me ignora completamente, chico que tiene tatuajes por todo el cuerpo, chico que miente, chico que habla de otras chicas delante de mí, chico que es infiel, chico mayor, chico menor, chico alto, chico con kilos de más, con kilos menos. No importa... Chico malo.
Estoy cansada, de quejarme porque nada me sale bien pero seguir haciendo lo mismo. Estoy cansada de los chicos malos...
Pero es que los buenos me aburren.

lunes, 6 de abril de 2015

Sobre-pensar

Hago esta cosa cada que estoy nerviosa. Es inevitable en mí: trato de callar a esta voz que se encuentra dentro de mi cabeza (y que no es la mía), y por más que intento no lo consigo. Trato de empujarla para que se vaya a un lugar profundo y escondido de mi mente y tampoco funciona: la sigo escuchando. Trato de encerrarla junto todos los restos de mi pasado, atrás de esa puerta donde está todo el contenido reprimido…tampoco funciona. 
Desde anoche he estado pensando en una sola cosa, y no puedo parar. Tengo experiencia en esto, tengo experiencia en arruinar mis oportunidades debido a que me saboteo a mí misma. Dejo ir las cosas que quiero, no digo lo que pienso y por el contrario termino riendo nerviosamente para ocultar mi vergüenza. 
¿Qué está ocurriendo ahí adentro? Dopamina, serotonina y oxitocina otra vez haciendo de las suyas. "No eres tú, son sustancias químicas las que te hacen sentir estas cosas" me digo, pero es que no funciona. 
Después de haber visto una y otra vez un video me dispuse a pensar positivamente, pero por mas que intento no parece que vaya a funcionar. 
Estoy nerviosa. Estoy en pánico. Esta no soy yo. 
Mi estomago me duele, la voz me susurra que son mariposas atrapando a mis sentimientos, haciéndolos subir en ellas para que puedan llegar a cada parte de mi cuerpo. Yo le digo que se calle, que la ultima vez que sentí esto pasé un año entero triste y necesité terapia. 
"Todo va a estar bien, voy a estar bien, no son más que sustancias químicas, él no es más que un montón de átomos que se juntaron para hacerme sudar". 
Reacciones, tiempo, reacciones, más tiempo.
Una hora más. 
Reacciona, cerebro, reacciona y vuelve a como eras antes de haberlo visto. Tú no eres el cerebro que quiero dentro de mí en estos momentos. 
Sé tanto y no sé nada a la vez. Una vez que pasa…no hay como detenerlo. ¿O sí? 

domingo, 5 de abril de 2015

Tengo este sentimiento de que la vida se pasa demasiado rápido dentro de mí en este preciso instante. No sé por qué o cómo pasa, pero puedo estar muy feliz en un momento y al siguiente la ansiedad se instala en mí. Estaba buscando algo en medio de un montón de gente desconocida y lo único que pasaba por mi cabeza era "¿Dónde está?, ¿por qué no lo encuentro?" tantas personas en este mundo y yo topándome con las equivocadas.

En fin, no quiero que este sea un post triste porque en realidad este última semana he estado muy feliz, bueno, sí, feliz de verdad, feliz como no había sido en el último año y medio. Y eso es raro, es como si mi mente ya se hubiera acostumbrado a aceptar lo peor de esta vida, como si desde momentos antes de hacer algo ya estuviera preparada para que todo salga mal, pésimo. Pero me encontré a mí misma con mis mejores amigas el miércoles y me divertí tanto que seguramente no olvidaré ese día en mucho tiempo. Cada que nos juntamos creamos memorias que van a durar por toda mi vida, ellas son las personas más increíbles y con las que puedo simplemente ser yo misma sin que me importe nada más. Comimos, cantamos, bailamos hasta que se hizo bastante tarde y llegué a casa cansadísima.