jueves, 31 de octubre de 2019

Ciudad a medianoche


Estaba perdida en las calles de la enorme ciudad a la que había ido a pasar sus vacaciones, era la primera vez que viajaba sola y con tan solo 27 años se sentía emocionada y a la vez asustada, había escuchado todo tipo de historias acerca de las chicas que iban a la ciudad y no regresaban. Quería encontrar un bar en particular que había visto en instagram y no quería perder la oportunidad de tomarse una foto en sus paredes color rosa decoradas con millones de pedazos de cristales. Aún no era muy tarde, pero sabía que ahí oscurecía más rápido que en su pueblo natal, así que apresuró el paso, era malísima para seguir instrucciones y orientarse, incluso con el GPS en la mano. Así que le preguntó a unas chicas que estaban paradas esperando al autobús.
-Disculpen, ¿saben cómo llegar a este bar? -y señaló una foto en su teléfono. Ellas compartieron una mirada como burlándose, supieron de inmediato que se trataba de una de esas turistas pretenciosas que solo quería tomarse la foto del recuerdo e irse. Le indicaron por dónde ir, ella dijo que sí con la cabeza, dio las gracias y se fue. No había entendido muy bien pero al menos se sentía más segura ahora que tenía una idea acerca de hacía dónde ir. 
5 cuadras después y supo que no estaba yendo en la dirección adecuada, sentía que las calles de la ciudad se burlaban de ella, escuchó la voz de su madre en su cabeza diciéndole “Estás loca, ¡cómo vas a ir a la ciudad sola!”.
Decidió entrar al bar que estaba cruzando la calle, no era lo que estaba esperando pero estaba muriendo de sed y hambre. Se sentó, miró de nuevo su atuendo, una falda negra hasta las rodillas, blusa blanca de holanes y una chaqueta café oscuro. Se sentía bien, sabía que toda su cara gritaba turista pero no le importaba, estaba feliz, después de haber pasado más de un año ahorrando para poder pagarse esas vacaciones, escuchando las quejas de su madre y  trabajando turnos extra, no permitiría que nada le arruinara el viaje. 
Un chico entró al bar mientras la miraba. Ella le sonrió. No recordaba cuándo había sido la última vez que un chico lindo le había sonreído, mucho menos recordaba la última vez que había tenido sexo. Mientras pensaba en todas las cosas alocadas que quería hacer, el chico se acercó:
-Hola -le dijo con una seguridad que jamás había visto en un hombre -¿Puedo sentarme? -y jaló la silla aún sin haber obtenido una respuesta - Soy Antonio -se presentó -y por lo que puedo ver, no eres de aquí. Ella sonrió tímidamente, quería parecer menos pueblerina y más citadina pero no le salía.
-Soy Karla -sonrió también.
Hablaron por bastante tiempo de cosas banales, hasta que Antonio dijo que tenía que irse pues su hora de comida había terminado. Karla se sintió de repente triste de que su nuevo compañero la abandonara así.
-Si quieres podemos vernos más tarde -dijo Antonio antes de irse y la cara de Karla se iluminó por completo.

Después de haber pasado la tarde comprando un montón de cosas que sabía que no necesitaba, de nuevo se sentía exhausta, así que pasó a una cafetería y se compró un café latte carísimo, quería tener energías para su encuentro en la noche. 
Había caminado tanto que ya ni siquiera tenía idea de qué tan lejos estaba de su hotel. Decidió pedir un Uber, era la primera vez que usaba la aplicación pero estaba segura de haberlo hecho bien. Miró hacía arriba y se maravilló con la vista: miles y miles de edificios y sus luces neones brillando como si de estrellas se tratara. Quería llorar de felicidad pero se aguantó las ganas. Se sentó al borde de un carro mientras seguía esperando. Miró el teléfono y vio que aún faltaban 7 minutos para que su auto llegara, se preguntó por qué tardaría tanto.
Comenzó a sentirse extraña, pronto las luces de colores empezaron a dar vueltas, todo giraba demasiado rápido a su alrededor, se puso de pie pero el equilibrio le falló por completo y cayó al sueño aterrizando en el montón de bolsas que traía en las manos.
Un chico salió de la nada y se acercó a ella.
-¿Estás bien? -le preguntó, ella dijo que no con la cabeza así que él aprovechó para encaminarla hasta su coche, la subió con cuidado, cerró la puerta y sonrió. Minutos después el Uber llegó y al no encontrar a Karla, decidió irse.

-Es gracioso cómo funciona el universo, ¿no lo crees? -le dijo el chico cuando finalmente despertó. Quería creer que estaba soñando, pero al mirar alrededor y darse cuenta de su estado, quiso gritar pero de su garganta no salió ningún sonido. -¿Te acuerdas de mí Karla?, soy Joel, de la prepa 83, ¿recuerdas cómo me humillaste cuando te pedí que salieras conmigo?, todas tus amiguitas y tú se rieron de mí por mi aspecto, pero mírame ahora, estoy totalmente cambiado, ¿verdad?, me metí al gym, hice esas dietas estrictas y luego me corte el pelo. Las chicas aquí me encuentran atractivo, espero que tú también -y le acarició la cara. Karla estaba llorando de desesperación, estaba amarrada a la cama de las muñecas y por más que pataleaba no lograba zafarse, su boca estaba atada con un pañuelo que olía horrible y sentía que si no se lo quitaba pronto iba a vomitar. -Tienes que tranquilizarte Karla, porque si t vomitas, te puedes ahogar, y no quieres eso, ¿verdad? -le sonrió y entonces Karla pudo recordar quién era. 10 años atrás, cuando apenas y tenía 17 el chico más asqueroso y maloliente de la escuela se le había acercado en una hora libre con una carta en la mano y una sonrisa en los labios. “¡Estás loco!, le había gritado ella, ¡Nunca saldría contigo!, ni aunque me pagaran.”
-Seguro debes estar arrepentida -ella dijo que sí con la cabeza muchas veces, él sonrió. -Es muy tarde Karla, es muy tarde, pero ¿sabes?, fue una coincidencia encontrarte, nada de esto estaba planeado pero el karma sí que funciona después de todo, ¿no?, cuando te vi en el bar te reconocí inmediatamente, ¡no has cambiado nada!, ese pelo castaño y tus ojitos verdes que se cierran mientras hablas emocionada. No fue difícil drogarte, un billete al bartender y mira, aquí estamos. ¿No te parece gracioso cómo todo funciona?

Una semana después un niño estaba a punto de tomar un baño cuando gritó:
-¡Mamá!, el agua apesta.
Su madre fue corriendo a ver qué pasaba, tiró de la cortina y casi cae desmayada por el olor, ambos se taparon la nariz y salieron de la casa.
-Mijo, ¿y ese olor a qué se deberá? -el niño tan solo se encogió de hombros. -Vamos a tener que revisar el tinaco, háblale al vecino mientras saco la escalera de la bodega.
El vecino llegó malhumorado y no tardó en comentarle al oído "este es otro favor que me debes" y sonrió. Subió la escalera, quitó la tapa y lanzó un grito tan agudo que los demás vecinos se asomaron para ver qué estaba pasando. 
-¡¿Pero qué pasa?! -preguntó el niño que lo único que quería hacer era bañarse para después ir a la central de autobuses y recibir a su hermana. Nunca olvidaría la cara del vecino al voltear y decirles:
-¡Es Karla!, ¡Karla!, ¡Karlita está muerta y alguien la metió al tinaco!
El niño sintió entonces cómo todo se movía a su alrededor y apenas pudo poner los brazos para agarrar a su madre cuando cayó desmayada. 

miércoles, 30 de octubre de 2019

Meat is murder


Estoy enojada, maldita sea estoy muy enojada. Toda mi vida no he sido más que su esclava y lo he soportado absolutamente todo, abusos, maltratos de todo tipo, golpes, violaciones, todos los hijos que he perdido porque me los quitan en cuanto han nacido. Y ahora esto, son unos malditos, quisiera matarlos, quisiera soltarme de estas cadenas que no me dejan moverme e ir a su encuentro, estoy tan gorda que podría simplemente sentarme en sus debiluchos cuerpos y asfixiarlos.
Quiero hablar con mis compañeras de celda pero no me escuchan, están tan acostumbradas a las drogas que nos dan que apenas y reaccionan. 
-¡Van a matarnos pronto! -les grito, pero siguen tan adormecidas, quisiera patearlas para que despierten.
Hace mucho dejé de tomar las drogas, el encargado no se da cuenta, es tan estúpido como flaco. Y cuando intentó inyectarme lo golpeé tan fuerte que creo que estuvo desmayado por más de una hora. 
-¡Conmigo no vas a poder! -le grité al despertar y él solo río. Soy su favorita, lo sé porque a pesar de sus maltratos, siempre me sirve de comer primero, una vez incluso me permitió pasar más de un día con uno de mis hijos. Sé que me quiere y a la vez me odia y sé que disfrutará con todo su ser matarme. He visto cómo lo hace con las demás: a veces un disparo en la frente, a veces un corte en la garganta, a veces golpes y golpes hasta dejarlas inconscientes, una vez incluso colgó a una de una sola pata y la dejó ahí semanas hasta que no resistió más. Sé que disfruta su trabajo, lo puedo ver en sus ojos, y esta mañana, cuando me miró diferente al  traerme la comida supe que había llegado mi turno. ¡Maldita sea estoy furiosa! Nunca podré salir al exterior, nunca podré respirar un aire que no apeste a mierda, nunca podré pasar un día sin ser explotada y nunca podré conocer a mis hijos. Tuve una compañera por un tiempo y me contó que antes vivía en una de esas granjas orgánicas de las que tanto hablan. "Es la misma violencia, pero por lo menos podía salir de vez en cuando al campo", me dijo. "los hombres tienen una manera extraña de amar: porque cuando menos te lo esperas ya te tienen en su plato y te comen sin remordimientos".
Traté de imaginarlos comiendo unos tacos con mis tripas en ellos y un montón de lágrimas salieron sin querer. La mamá de mi madre vivió 25 años, y yo, que apenas cumplí 5 años, estoy a punto de ser asesinada para consumo de los hombres. 
Intento de nuevo soltarme, jalo las cadenas con todas mis fuerzas pero no funciona. Quiero morir antes de que él me mate. 
Cierro los ojos, los imagino de nuevo comiendo mi carne y quiero vomitar, los abro y entonces lo veo asomarse por la esquina con una sonrisa y la pistola en la mano.

martes, 29 de octubre de 2019

Cuando el estómago habla


4.11.19

¡Abuela!
No puedo dormir, lo he intentado de verdad, he contado ovejitas como me enseñaste, incluso puse uno de esos discos con sonidos ambientales e intenté meditar pero nada funciona, el perro se metió a mi cuarto y comenzó a dar vueltas persiguiendo su propia cola, de verlo tan fijamente pronto comencé a sentirme mareada y el sueño se escapó por mi ventana. ¿Crees que puedas hacerme una de esas bebidas fuertes que me ponen a dormir? color verde y con un sabor a humedad que aún no logro descifrar, no sé qué les pones pero prefiero sentir que me desmayo y que estoy dando vueltas a pasar otro instante sin conciliar el sueño. 

5.11.19

¡Abuela!
Mi estómago está hablando de nuevo, se despertó la noche anterior enojado debido al sabor del menjurje que me diste. Y me dice cosas que no quiero escuchar, me habla de los campos de girasoles y cómo un día me encontraré con los chicos ahí. Te juro que no tengo intenciones de hacer nada malo.
Abuela no puedo dormir, mi estómago no se calla, necesito que prepares ese remedio en el que extraes la pulpa de las frutas  y la pones afuera de mi ventana, solo así el sueño finalmente encontrará el camino hasta mi cuerpo.

6.11.19

¡Abuela hay aire abajo de mi cama!
Y me está susurrando cosas mientras intento dormir. Pronto mis sueños se volverán pesadillas si sigo escuchando su sonido. Me tapo las orejas pero no funciona. ¿Puedes hervir agua con vinagre y sal para luego humedecer un trapo y ponerlo bajo mi cabeza? Solo entonces el aire se irá de nuevo por donde llegó dejándome en silencio y permitiéndome descansar.

7.11.19

¡Abuela!
Tres días seguidos consumiendo tu bebida verde y ahora mi cabello también se vuelve de ese color. Empezó con en las raíces y ahora me llega a las orejas, pronto mi cabeza parecerá un campo donde los girasoles van a florecer y con ello mis sueños finalmente no serán pesadillas. Me estoy acostumbrando a no poder dormir, a sentirme mareada todo el tiempo por la falta de sueño.
Abuela, el aire se fue pero le dejó su espacio al agua para instalarse en mi cuarto y sé que pronto todo estará inundado.
Sacaré mi pequeño trompo color morado del buró solo para intentar hacer que gire en el suelo lleno de agua mientras lo veo hundirse, al igual que yo me hundo en la cama sin conseguir que mis ojos se cierren por completo.

8.11.19

¡Abuela te he desobedecido!
Pasé la noche hablando con el monstruo que vive en el agua debajo de la cama y le he contado acerca de mis poderes, acerca de mi estómago que me habla a veces diciéndome cosas que aún no pasan y luego se hacen realidad. 
Mis pies y manos están tan débiles, sé que dijiste que fuera a dar un paseo para así cansarme y llegar directo a dormir, pero nada funciona.
Abuela saca el cuadro donde tienes guardada a la voz de tu estómago y guarda ahí también la mía, así mientras no pueda hablar no tendré motivos para permanecer despierta. 

9.11.19

¡Abuela estoy lista!
Hoy es mi cumpleaños, así que toma un cuchillo con el que partiste el pastel y haz los huecos en mis parpados.
Sé que mi estómago no me hablará más, mi intuición está guardada junto a la tuya y mi cuarto está sellado: ni el agua ni el aire podrán entrar.
Abuela dile al perro que deje de dar vueltas tras su cola, pues cada que lo veo me mareo y no puedo dormir. 

*Basado en Belispeak - Purity Ring

viernes, 25 de octubre de 2019

Muy tarde y de noche


Sé lo que todos dicen de mí: que soy un asesino, y ni siquiera pueden escribir mi nombre bien, he visto las noticias y casi estoy seguro de que el 50% de las veces lo han escrito incorrectamente. Está bien, no los culpo, la mayoría me conoce como el asesino del río rojo y me gusta, además, todo es culpa de mi madre por ponerme un nombre tan estúpido como Cariann. 
No voy a explicar mis crímenes porque todo el mundo los conoce, están por todos lados y si no sabes quién soy te recomiendo que salgas de la maldita cueva en la que vives y huelas el aire exterior para variar, y verás cómo todo el mundo está hablando de mí.
No, no quería que me atraparan, pero después de un tiempo todo se vuelve aburrido: plantar evidencia, cambiar las llantas de mi auto cuando descubrían las anteriores, subir prostitutas a mi auto solo para que me vieran como un hombre amigable y le dijeran a sus compañeras que no corrían ningún peligro andando conmigo. 
Todos son tan estúpidos, todos creen lo que yo les hago creer, incluso fueron a mi casa, me llevaron a la comisaría y me hicieron una prueba para detectar si mentía. Por supuesto, la pasé. Yo no soy estúpido, soy bueno en lo que hago y por eso hoy estoy durmiendo en prisión.
Pero estoy harto de que todos hablen de mí sin antes pensar en qué fue lo que me llevó a convertirme en lo que soy ahora. No quiero justificar mis actos, maté a muchas mujeres, sí, pero al menos quiero contar el por qué desde mi punto de vista.

Mi madre siempre fue una mujer que a falta de adjetivos voy a describir como una maldita dictadora. Cuando mi padre estaba en casa lo golpeaba hasta hacerlo llorar, a mí me humillaba en cualquier oportunidad que se le presentaba, al igual que a mi hermano.
Cuando tenía 6 años y era muy tarde y muy noche, tuve una pesadilla y mojé la cama. Ella jamás me lo perdonó, me hizo lavar las sábanas desnudo al amanecer, luego me llevó a la tina y me bañó tallando fuertemente mis genitales, era como si quisiera arrancármelos. A partir de ese día no pude dejar de mojar la cama, por más que intentaba, y los baños con mi madre pronto se convirtieron en la rutina del día a día.
Mi padre tampoco ayudó mucho, trabajaba en la morgue de la ciudad y cuando apenas tenía 8 años me contó historias acerca de cómo tenía sexo con los cadáveres que tenía que abrir. 
Crecí confundido, veía a mi madre los sábados a mediodía en su bikini tomando el sol y solo podía pensar en ella y nuestros baños, luego pensaba en mi padre y su necrofilia. Traté de quitarme todo esto de la cabeza, de verdad lo intenté, pero no podía y entonces me sentía completamente enojado, y la rabia dentro de mí crecía más y más.

Tuve mi primera esposa al cumplir los 19 años, pero me enlisté en el ejército así que tuve que irme lejos por meses y meses, no tenía otra opción más que recurrir a las prostitutas, es decir yo tenía necesidades y mi esposa estaba lejos, ¿qué más podía hacer?
Pasé mucho tiempo lejos de casa, acostándome con mujeres cuyo trabajo solo era complacerme, pero en vez de eso, un día en la revisión médica de rutina me informaron que tenía gonorrea.
No puedo explicar la furia dentro de mí, quería ir hasta donde estaban esas sucias mujeres y matarlas una por una, desgarrarlas, cortarles la garganta, hacerlas pagar por lo que me habían hecho.
Si les soy sincero no recuerdo a quién maté primero, todo es un recuerdo borroso, todas esas mujeres no significaron nada, para mí era divertido burlar a la policía, a mis conocidos, a mis novias. Todos son tan estúpidos, incluso me preguntan si me arrepiento.

Yo solo quiero decir que todos mis actos no son más que el reflejo de las huellas que mis padres dejaron en mí. No sé si dios existe, pero si lo hace, me gustaría preguntarle, ¿por qué?, ¿por qué darme a unos padres tan desgraciados?, ¿por qué torturarme todos los días que pasé con ellos?

Ahora la pena de muerte me espera, al menos sé que pronto podré descansar.


*basado en la historia del asesino del río verde.

jueves, 24 de octubre de 2019

Hanna


I

La vi justo al bajarse del metro. Juro que nunca había visto una chica tan linda. Yo no soy uno de esos tipos que pueden simplemente acercarse a una mujer. Mido 1.65 y siempre he estado acomplejado por mi baja estatura, tengo orejas grandes, una nariz que no se puede describir de otra forma más que peculiar y la piel tan pálida como la de un vampiro. Yo nunca he sido de los chicos que se acercan a las mujeres en los bares e inician una conversación, mucho menos en el transporte público, así que cuando la vi bajando del metro, luego pasar a mi lado y comenzar a alejarse, no supe que hacer, me quedé completamente congelado y luego tomé del hombro al hombre que estaba a mi lado, él reaccionó moviéndose rápidamente y haciendo cara de enfado.
-Perdón –le dije –pero es que acabo de ver a la chica más linda del mundo y creo que nunca la volveré a ver.
Él hombre ni siquiera me miro, no le importaba mi historia. Algo dentro de mí me dijo que corriera a alcanzarla, pero si lo hacía iba a perder el próximo tren y entonces sí que llegaría tardísimo a la universidad. Pensé en la clase que tenía a primera hora: Religiones y con el maestro más puntual del mundo, “¿Qué más da si me pierdo una clase?”, me dije y comencé a correr en dirección a la que se había ido la chica. Subí escalones, bajé escalones y no la encontré por ningún lado, estaba casi por llegar a la salida cuando la vi, pero estaba a punto de subirse a un camión, quería gritarle, pero, ¿qué podía decirle en realidad?, “hey tú ya chica de vestido azul, pelo negro y ojos hermosos, espera que si no mi corazón se rompe”, me vería patético. Así que finalmente me detuve y tomé un respiro, me dolían las piernas ya que casi nunca las usaba y mucho menos para correr de aquella manera. Justo en el momento en que vi el camión alejarse supe que nunca la volvería a ver, así que preferí irme a casa. Un día no podía comenzar de aquella manera tan deprimente y luego ponerse bueno, mejor ir a dormir.


Semanas después yo seguía pensando en la chica del metro. Así la bautizó mi mejor amigo ya que al parecer yo no podía dejar de hablar de ella. Lo había intentado de verdad, me despertaba extra temprano para llegar a las 6:45 a la estación y esperar en el mismo punto donde la vi bajar, pero nada, ni un rostro parecido, ni un vestido azul y unos ojos hermosos.
Hasta que un día mí mejor amigo Chris tuvo una idea.
-¡Ezra!, -llegó gritándome como loco: -¡Ezra tengo una idea! – y vi sus ojos brillar como  nunca. –Hay una chica en sexto semestre de medicina y es toda una artista, deberías ver sus dibujos, parecen fotografías –yo no entendía nada pero me estaba contagiando de su entusiasmo –tienes que ir a hablar con ella y decirle los rasgos de la chica del metro para que la dibuje y así…
-¡Así podré encontrarla! –terminé su frase con una sonrisa estúpida en la cara.
Chris me dio el nombre de la chica de medicina y pronto fui a buscarla, era una chica bastante rara y maquillada como una gótica pero no me importaba, solo quería que hiciera mi dibujo. Pronto acordamos que nos veríamos por la tarde para que ella pudiera hacer el boceto, y yo estaba que no cabía de la emoción.


-¡Estás loco amigo mío! –Me gritó Chris al día siguiente cuando nos vimos para desayunar –El dibujo está por todos lados, de verdad, ¡por todos lados!
Yo le sonreí, estaba feliz y emocionado, me había pasado la tarde y noche anterior pegando el dibujo por toda la universidad, y sobre todo, me había levantado temprano para ir a la estación y también pegar dibujos ahí.
-¿Y bien? –Preguntó Chris curioso -¿has sabido algo?
Yo miré a la pantalla de mi celular, y no, ninguna notificación a la vista, así que negué con la cabeza.
-Bueno, no te desanimes, ¿ok?, vas a encontrarla.
Luego caminamos a clases y mucha gente volteaba a verme, no estaba para nada acostumbrado a la atención así que solo sonreía de vez en cuando.
-Ezra –me detuvo una chica a la mitad del pasillo –sé que no soy la chica del tren pero si quieres podemos salir un día, me llamo Hanna y tenemos clase de religión juntos –y sonriendo se alejó. Yo miré a Chris con cara de “qué acaba de pasar” y él no pudo contener una carcajada.
-Bueno, creo que ahora eres popular.


Dos días más y ninguna respuesta acerca de la chica del metro. Estaba comenzando a darme por vencido, también estaba volviéndome más y más conocido en la escuela, sabía que muchas personas estaban hablando de mí y eso me causaba una mezcla entre gracia y asombro.
Hasta que un día por la tarde, me llegó un mensaje de un número que no conocía: “Sé quién es tu chica pero no te va a gustar” decía, yo marqué rápidamente al número para saber quién era pero la llamada mandaba a buzón, intenté otra y otra vez y nada. Un rato después me llegó otro mensaje, “no te voy a contestar pero te diré esto: tu chica trabaja en la zona Azul.”




II
He estado enamorada de Ezra desde la primera vez que lo vi en la universidad, con sus ojos verdes que destacan entre su piel casi blanca y sus orejas grandes. Me parecía sorprendente que nadie notara lo lindo que era, así que pacientemente traté de acercarme a él una y otra vez, pero nada. Ezra vivía completamente atrapado en su mundo donde solo existían él y su amigo Chris. Me sabía por completo sus horarios, sabía que a las 7am tomaba el metro así que siempre lo tomaba junto con él, pero jamás me notaba. Estaba comenzando a desesperarme cuando todo el alboroto sobre la chica del metro pasó. Me enojé bastante, ¿cómo se suponía que Ezra se fijara en mí si tenía todas sus energías puestas en esa mosca muerta?, además yo era la que siempre estaba al pendiente de él, ¿por qué no podía más bien enamorarse de mí?, incluso fui a decirle, en medio del pasillo, que aunque yo no era la chica del tren estaba interesada en él, y ni siquiera así se dignó en darme atención.
No tuve otra opción, hice lo mejor que sabía hacer: investigar. Así como había investigado cada detalle de la vida de Ezra, iba a investigar cada detalle de esa chica y aunque fue difícil encontrarla, no resultó imposible, incluso me pareció patético que Ezra no la hubiera encontrado. Solo tuve que pasar frío, eso sí, pero el haberme parado durante 3 días seguidos a las 4 am para rondar la estación del metro valió completamente la pena.
La chica se llamaba Diana y tenía 21 años, 2 años más que Ezra y que yo, estudiaba arquitectura al otro lado de la ciudad, así que tenía que pararse temprano para alcanzar el tren, el día en que Ezra la vio, simplemente se le había hecho tarde, y es por eso que por más que Ezra la buscó a las 6:30, no pudo encontrarla, ya que ella tenía que irse a las 5 máximo.
Tuve que hacerme pasar por una estudiante de su universidad, tuve que faltar a mis clases, pero aun así todo valió la pena, porque Diana pronto se sintió en confianza conmigo y me contó un montón de cosas que no me interesaban, la muy tonta pronto me llamó su amiga.  Compré un chip de telefóno, de esos que cuestan apenas 40 pesos, y le mande un mensaje a Ezra, para ese entonces ya me había encargado de quitar todos los papeles con la cara de Diana del metro. Ella, tan estúpida, había visto esos letreros durante más de una semana y ni siquiera se había dado cuenta de que era ella.
La zona azul es la zona de la ciudad donde las chicas van a prostituirse. Yo le pedí de favor a Diana que me encontrara cerca de ahí un viernes a las 8 pm, le dije que me quedaba de pasada a mi casa, que solo se anduviera con cuidado. Habíamos quedado de ir a uno de esos antros nuevos que abren cada fin de semana, ella aceptó pues nunca había ido a uno, yo le sonreí mientras le prestaba “uno de mis vestidos” que en realidad había comprado en el tianguis y parecía de prostituta.



III
Ezra fue a buscar a su chica a la zona azul el viernes a las 8, la vio parada en una esquina esperando a alguien y vestida en un diminuto vestido negro de encaje, sintió como su corazón se rompió otra vez. La chica del metro no era más que una ilusión que se había tomado demasiado en serio.
Quería ir a hablar con ella pero pensó que lo mejor sería irse, se dio la vuelta y justo en ese momento le llegó un mensaje a su celular. “Hola, soy Hanna, quizá no te acuerdas, pero vamos juntos en la clase de religión, hace unos días te saludé en el pasillo y me preguntaba si quieres salir uno de estos días”. Erza sonrió, su corazón ya no se sentía tan roto después de todo.

miércoles, 23 de octubre de 2019

Estrés postraumático

Debo dejar de llorar y levantarme de la cama. Pero es que no puedo, un momento creo tener fuerzas y al siguiente las lágrimas llegan. Es fácil decirle a alguien "no estés triste", lo escucho todos los días, como si esas palabras mágicamente pudieran hacerme olvidar, sacarme de este letargo, revivirme. Pero debo dejar de llorar y salir ahí afuera, quizá el día sea brillante y hermoso, como solían serlo antes del accidente.

Pasó en nuestro viaje a San Francisco, lo habíamos planeado con meses y meses de anticipación, íbamos a cumplir tres años juntos, tres años de amor incondicional, de tardes viendo atardeceres y películas absurdas donde intentábamos no reírnos. 

Esa mañana me desperté aún más contento de lo normal, le di un beso en la frente y le dije que se alistara, porque teníamos que salir antes de las 10 para llegar a tiempo. Juntó un montón de ropa del suelo, porque la casa siempre estaba hecha un desastre, y la puso en una bolsa, tomó sus tenis favoritos y me sonrió, yo me reí mientras alistaba mis camisas.

Durante el camino nos detuvimos a comer unas cinco veces, ella siempre decía que estaba hambrienta y terminaba comprando más galletas y agua, entonces vimos una tienda de antigüedades y vi cómo sus ojos brillaron, le pregunté si quería que me detuviera para que pudiera comprar algo y sonrió. Entramos y me sentí en un mundo completamente nuevo, ya no estábamos en el 2011, habíamos retrocedido unos cien años por lo menos. 

-¡Mira esto! -me dijo mientras me mostraba una corona de flores, una de esas que se volvieron a poner de moda hace poco y las chicas las usaban en la cabeza. Yo le dije que sí mientras la veía brincando de emoción por su hallazgo y luego fuimos a la caja registradora, estaba tan feliz, sonreía como una niña pequeña a la que le acaban de comprar su dulce favorito un domingo por la tarde. Me revisé los bolsillos para encontrarlos completamente vacíos.

-Olvidé la cartera en el coche, voy por ella -le dije y luego cometí el error más grande de mi vida, por el que aún estoy pagando acostado en esta cama, sin poder parar de llorar, sin poder comer, sin encontrarle un sentido a lo que todos llaman vida y para mi acabó aquel día.

A veces sueño con ella en el infierno, porque siempre se la pasaba diciendo que el cielo seguro sería un lugar aburrido, que prefería con todas sus fuerzas arder por siempre. Me la imagino a un lado de algún demonio, sosteniendo la corona de flores en sus manos, tratando de ponérsela solo para hacerlo enfadar. 

A veces intento salir de nuevo pero aún es demasiado, se siente tan reciente. La gente piensa que estoy loco pero es que cada que veo a un carro pasar, la veo a ella, siendo arrollada por un imbécil que iba demasiado rápido, y ella tan inocente que solo iba a recoger mi cartera al carro, que solo quería comprar ese adorno, que solo quería ser feliz y ahora ya no está.

miércoles, 16 de octubre de 2019

9 de copas invertida.

A veces creo que yo misma me causo los problemas que me aquejan día con día. "Todo estaba bien hasta que conocí a un chico..." sería el título del libro de mi vida. Pero, es que de verdad, todo estaba bien, este chico parecía verdaderamente interesado, hasta que ya no lo estuvo y ahora me estoy quebrando la cabeza tratando de descifrar qué fue lo que hice mal.
¿Habrá sido aquella vez que salí de la casa sin maquillaje y toda despeinada, probablemente con mal aliento?, ¡pero es que él tiene la culpa!, no me avisó que vendría a verme, de lo contrario hasta me hubiera levantado temprano para arreglar todo lo que está mal conmigo.
¿O será que esto es un mal karma que estoy pagando?, ¿qué hice?, ah, bueno, he rechazado a chicos un montón de veces, claro. ¿Es este mi karma?
Recuerdo que tengo una baraja de tarot que me regaló un amigo y la saco del closet, pongo las cartas en mi desordenada y sucia cama, las barajeo, prendo un incienso, y lanzó una pregunta al aire: "¿Qué está mal?, ¿por qué no puedo ser feliz?", luego cierro los ojos y tomo una carta, 9 de copas invertida
Busco en internet qué significa y casi quiero llorar. "El nueve de copas a la inversa señala insatisfacción, codicia, materialismo, dar cosas por sentado, deseos negados, sentirse triste. Situaciones exageradas en cuanto al apetito y el alcohol." 
Dejo de leer, y me río a modo de burla, ¡maldita carta!, yo no quiero eso, quiero que el universo me diga que todo estará bien, quiero que mi amor me corresponda, quiero que mi vida esté en orden de nuevo. Pero en vez de hacer algo, me quedo en la cama, tirada y con lágrimas secas en las mejillas. 

La situación se pone peor cuando mi jefa me encuentra llorando en el cubículo, me apresuro a secarme las lágrimas pero es muy tarde, me pregunta si estoy bien y le invento que una tía acaba de fallecer, me dice que me tome el día libre pero le digo que no es necesario. Soy una mujer fuerte, me repito, no puedo seguir llorando porque un chico no me responde los mensajes. Pero cuando el turno se acaba y a mi teléfono le queda el 3% de batería y con ninguna notificación a la vista, prefiero pasar al super a comprar una botella de vino, de esa manera no tendré problemas para conciliar el sueño. Llego a casa y lo primero que hago es conectar mi celular a la corriente. Abro instagram y publico una foto solo para ver si me da un like por lo menos, pero me quedo dormida a media botella de vino y cuando despierto a las 3 am me doy cuenta que el maldito sí me dio un like, tiene el descaro de darme likes cuando no puede ni siquiera mandarme un mensaje. Lloro de la desesperación. Busco entre el montón de cosas regadas en el suelo el 9 de copas y la la rompo lanzando gritos que más bien parecen alaridos. "Me rehúso a creer en ti", le grito a los pedazos de papel ahora regados por el piso. 

Al despertar por la mañana borro instagram y borro facebook y quiero aventar mi celular por la ventana. Me miro al espejo y la imagen que veo me asusta: no recuerdo si me bañé en los últimos 3 dias, dientes amarillos, pelo alborotado, granitos por la barbilla. Esta no soy yo, me repito. Y luego, el timbre, debe ser el paquete que encargué hace dos días, ya se había tardado, abro la puerta y ahí está, con un ramo de flores baratas en la mano y un montón de excusas en la otra. "Había estado ocupado", "muchísimo trabajo", "apenas y tengo tiempo para pensar". Le sonrío con todo y mis dientes amarillos, mi pelo alborotado. "¿Sabes qué?", le digo, "me importa una verdadera mierda", y le cierro la puerta en la cara, escucho como toca y toca de nuevo pero pongo música a un volumen bastante alto, luego llamo a la oficina y digo que hoy no iré a trabajar. Limpio rápidamente mi cama y por primera vez en semanas, logro dormir plácidamente sin tener que tomar alcohol. 

Hallowen 2064

Lindsey, Adriane y yo, Sandy, iremos disfrazadas de brujas este año. Mi abuela me contó una historia que me hizo pensar bastante acerca de esta celebración y me convenció por completo acerca de nuestro disfraz.
Me dijo que hace más de mil años, las mujeres que eran consideradas brujas eran quemadas en hogueras gigantes en medio de los bosques. Ellas ni siquiera tenían oportunidad de explicarse, simplemente eran señaladas, arrastradas e humilladas sin piedad. Pero la abuela dice que en Halloween la muerte –que tiene forma de una mujer delgada, con el pelo ondulado, largo y plateado, sale a pasear buscando a mujeres jóvenes para intercambiar sus almas con las de las brujas que fueron quemadas hace muchos, muchos años. La abuela dijo ce que para darle consentimiento a la muerte de tomar nuestras almas, debemos vestirnos como las brujas.
Yo les conté esto a mis amigas y estuvieron completamente de acuerdo. Fuimos a las tiendas de antigüedades de la ciudad, buscamos entre las prendas más viejas y encontramos vestidos, zapatos y accesorios que más bien parecían sacados de una película de terror. La abuela sonrió cuando le mostramos nuestro aspecto. “Ahora solo tienen que salir, vayan cerca del bosque y justo a las 12 con 12 minutos, la muerte se mostrará ante ustedes, sabrán que es ella por la corona con rubíes rojos que porta”.
Sabía que Lindsey y Adriane tenían miedo pero aún así harían lo que yo dijera, así que estuvimos en el bosque a media noche. Nos miramos divertidas, en el fondo, queríamos que la historia fuera real, además la abuela siempre estaba inventando cosas. Nos sentamos y yo les pasé una pequeña botella de agua que había rellenado con vodka antes de salir de casa.
Pronto se hicieron las 12:30 y nada pasaba.
-Si nos apuramos aún podemos llegar a casa de Rachel, según dicen su fiesta este año será la mejor -dijo Adriane, yo la miré y volteé los ojos, claro que sería ella la primera en acobardarse e irse.
-Váyanse si quieren -les dije, y aunque dudaron, al final decidieron quedarse, preferían eso a perder mi amistad. Yo también quería irme, estaba muy aburrida y prefería irme a la fiesta, pero sentía que alguien me pedía que me quedara. "Sandy, tú sabes que hacer", escuché la voz de mi abuela y asentí.

-¿Estás segura de esto Sandy? -me preguntaron y yo asentí mientras todas acarreábamos madera y hojas e intentábamos construir una hoguera.
-¡Pero yo no quiero morir aún Sandy!-dijo Lindsey con lágrimas en los ojos.
-Ay ya, no seas tan tonta, entiende que no vas a morir, solo vas a reencarnar, ¿ok?
-Ok.

Al día siguiente, en casa de Sandy, su mamá la llamó sin recibir respuesta y comenzó a preocuparse así que bajó a la sala. 
-¡Mamá!, ¿dónde está Sandy?
-Fue al bosque con sus amigas.
-¿Al bosque a qué?, no les habrás contado alguna de tus locas historias mamá.
-¿Pero qué dices si yo he estado viendo la televisión y me quedé dormida aquí, apenas me desperté.
Encendieron la televisión y ambas se quedaron con la boca abierta al ver la noticia principal: "Tres chicas fueron encontradas muertas esta mañana en el claro del bosque, al pareces construyeron una hoguera y se suicidaron, la policía trabaja arduamente para identificarlas.
-¿Mamá? -dijo al borde de las lágrimas - ¿con quién estaba Sandy ayer?
-Con sus dos amiguitas esas de las que nunca se separa. Hija, ¿pero qué te pasa por qué estás llorando? -en ese momento el teléfono sonó y el identificador de llamadas se pudo ver que era la policía. Mientras su hija contestaba y daba gritos al teléfono, la anciana subió hasta su cuarto, se sentó en el borde de la cama y sonrió. Había una caja a su lado, la abrió y de ella sacó una Corona con rubíes rojos que resplandecieron con la luz. 

martes, 15 de octubre de 2019

Nevada

A veces quisiera no tener que pensar en todo dos veces, quisiera ser normal, como mi hermana o como mi padre. Pero en vez de eso, paso los días pensando: cualquier cosa, por más mínima que parezca. Fui al supermercado porque mi padre pensó que sería buena idea ponerme a hacer algo, me dijo "trae unas galletas", y yo lo obedecí, pero justo al llegar al pasillo correcto me vi abrumado por la cantidad de opciones. Con pasas, de avena, suaves, con chocolate, rosas, cafés, con 100 calorías, con 300... Los estantes me miraban y yo sentía que se reían de mí. Traté de acordarme cuáles eran las galletas preferidas de mi padre pero mi cerebro estaba en blanco. Pensé, pensé, quise agarrar cualquier caja pero no pude, solo salí corriendo de la tienda y completamente agitado y sudando frío me senté en la banqueta a llorar. No me importaba que la gente me viera, aquello era demasiado para mí y sabía que mi padre seguro me gritaría que era un bueno para nada. Pensé en mis posibilidades y las voces pronto aparecieron:
a) regresar a casa para ser reprendido.
b) quedarme afuera del centro comercial hasta que alguien me pida que me vaya (probablemente un policía).
c) Ir al bar.

Cuando pienso demasiado siento que mi cabeza me va a explotar, cierro los ojos y me digo "no pienses", en balde. A veces no duermo porque las voces en mi cabeza no se callan, hice cuentas y en último mes solo he dormido aproximadamente 90 horas.
Mi padre me lleva con la psicóloga a veces, ella me enseñó que yo no tengo ningún problema, que las voces en mis cabeza son pequeños demonios (así las bauticé) y que debo combatirlas. Pero es que ellas ganan siempre.
Y por eso vengo al bar. No tengo amigos, de vez en cuando viene una chica pelirroja a sentarse conmigo, siempre trae minifaldas y me deja que la mire, eso me divierte hasta que empiezo a pensar en cuáles serán sus verdaderas intenciones y entonces prefiero irme.
Cuando pienso bebo y cuando bebo también fumo. Mi padre no lo sabe, escondo cajetillas de cigarros por toda la casa, es mi pasatiempo favorito. A veces creo que me va a descubrir y me echará, pero sé que en el fondo es muy blando y no podría abandonarme.

La chica pelirroja llega.
-¿Qué te dicen hoy tus demonios?, cuéntamelo todo -me susurra al oído. Yo le sonrío a medias, no quiero hablar de eso, ella lo sabe, pero le gusta molestarme. -Tengo un regalo para ti -continúa y saca un sobre del bolsillo de su abrigo.
Esa es la cosa con ella, sin importar qué tanto frío haga, ella siempre usa minifalda, y no, jamás la he visto con medias. Hoy está vistiendo un abrigo de piel falsa, así que le pregunto cómo está el clima afuera.
-¡Estás bromeando! -se ríe -No ha parado de nevar desde hace una hora.
Me preocupo, no traje una chaqueta apropiada y si está nevando ahora probablemente siga haciéndolo por un buen rato. Miró al reloj, son las 5 de la tarde, si no llego a casa antes de que el sol se meta mi papá llamará a la policía y entonces estaré en problemas, en verdaderos problemas.
-Debo irme a casa -le digo y ella se ríe, me dice que soy su loco favorito pero no me dejará ir en medio de la nevada. -Mira, si no llego papá llamará a la policía y me enviarán de nuevo a la institución.
Le digo eso sin pensarlo y me arrepiento al instante. Pero ella no hace ningún gesto, apenas y me mira, tiene la mirada fija en la televisión, están pasando un juego de fútbol. A mí me sorprende que le interesen esas cosas.

Pasa una hora más, no puedo aguantar más. Quiero llamarle a mi padre y pedirle que por favor venga a recogerme, pero si le digo que estoy en el bar, será él quien se vuelva loco pero de rabia.
La pelirroja me mira mientras se pasa las manos por el pelo. "¿Estás listo para tu regalo?" me pregunta y yo intento sonreírle. "Mira, si quieres irte a casa, quizá esto te ayude", y de nuevo me mostró la bolsita que contenía un polvo blanco adentro.
Mi padre siempre me advirtió sobre las drogas y yo jamás había probado una, pero ella se veía tan convencida, tal vez tendría razón.
Me dijo que saliéramos un momento, yo sabía que esa era una pésima idea pero la seguí y salimos por la puerta de atrás. En cuanto sentí el frío hasta los huesos, di pequeños brinquitos y me froté los brazos para calentarme.
-No te preocupes -dijo sonriendo -pronto no sentirás nada.
Tomó una tarjeta y puso un poco del polvo blanco en ella, como todavía nevaba, la nieve se confundió con el polvo blanco y me hizo mucha gracia. Me miró feliz después de dar una gran aspiración por su nariz
-Tu turno –dijo entonces.
 Estaba a punto de hacerlo, tenía la tarjeta en mis manos y entonces mi padre abrió la puerta abruptamente.

-¡Nathe! -me gritó y abrí los ojos de par en par, otra vez me había quedado atrapado dentro de mi propia mente, estaba en el sillón de la sala y mi padre recargado en la puerta -Ve por las galletas rápido que va a nevar.

lunes, 14 de octubre de 2019

Wanda y Arizona


 I

-Mamá, esto es ridículo, ¿por qué tengo que casarme con un Dragón?
-Wanda, deja de quejarte, ya te lo he explicado un montón de veces: es una tradición familiar, cada niña de la quinta generación debe casarse con uno.
-Mamá, entiendo que así haya sido antes, pero, puedes ver que en pleno siglo XXI eso es una verdadera estupidez, ¿no?
-¡Wanda!, no me importa lo que pienses, ¿ok?, vas a casarte, y sí, vas a casarte con un Dragón así que hazte a la idea.

II

-¿Papá?
-Dime, pequeña Wanda.
-¿Podrías matarme?
-Pero, ¿qué dices?
-Prefiero morir antes que tener que casarme con ese estúpido dragón. Y antes de que me interrumpas con uno de tus tontos sermones acerca de lo importantes que son las tradiciones familiares, déjame decirte esto: ¡me importan un bledo sus tradiciones!, ¡no me voy a casar! Y mucho menos con un Dragón, y hagan lo que quieran.

III

-Abuela, dime que tú sí me entiendes.
-Te entiendo perfecto niña pero tú también debes entender.
-¿Entender qué?, ¿qué no voy a ser capaz de tener una vida normal?, ¿Qué todo el mundo se va a burlar de mí por ser la esposa de un ridículo Dragón?, abuela apenas tengo 12 años, no puedo casarme, mi vida ni siquiera ha empezado.
-¿Al menos has ido a conocerlo Wanda?

IV

Así que aquí estás, encerrado en un garaje, tan medieval como lo imaginé. Quisiera hablar contigo pero ni siquiera vas a entenderme, además, alguien te puso un bozal como si fueras un vil perro. Te miro a los ojos y puedo ver que también estás triste. Te entiendo, ¿quién quisiera casarse con una niña siendo tú?, yo no.
Me pregunto si tus padres te dieron la noticia como a mí.
-Wanda, ahora eres toda una señorita, y estás lista para casarte, ah, pero no te vas a casar con un humano, ¡no!, te toca cumplir con una apuesta que la familia perdió hace muchos pero muchos años y por eso tienes que casarte con un Dragón.
Perdón, ni siquiera sé cómo te llamas y todo este tiempo te he estado llamando Dragón. Te lo preguntaría pero no vas a poder responderme. Ah, ya veo, tu nombre es Arizona, me gusta, va con tu color de piel rojizo. Bueno, Arizona, tú y yo por el resto de la eternidad, ¿cómo suena eso?, ¿has podido dormir últimamente o al igual que yo te quedas con los ojos abiertos toda la noche pensando en lo que le espera a las futuras generaciones?
-Tenemos que acabar con esto Arizona, ¿estás de acuerdo?
Veo que asientes y me sorprendo por completo. ¿Puedes entenderme?, quizá estoy alucinando, sí, solo fue una alucinación, pero para asegurarme, pregunto de nuevo:
-Arizona, ¿puedes entenderme? –de nuevo asientes con la cabeza y yo abro la boca debido a la sorpresa.

V

-Wanda, ¿Por qué de repente estás tan calmada con respecto a tu boda?
-Mamá, simplemente no te entiendo, primero qué por qué estaba tan terca en no querer casarme, ahora, qué por qué estoy tan tranquila. ¿Puedes dejarme en paz?, voy a ponerme mi vestido.
Ayer fui a ver a Arizona de nuevo, lo he estado viendo todos los días últimamente y me alegra saber qué ambos pensamos igual. Nos entendimos tan bien, que pronto ideamos un plan para nuestra boda. No quiere decir que de repente me enamoré de él, eso jamás, a fin de cuentas es un Dragón de sabe cuántos años y yo apenas soy una niña de 12 años. Le pregunté si estaba listo para el gran día antes de irme y cuando asintió, supe que nada podría salir mal.
Mamá se aseguró de que toda la familia estuviera reunida, la boda en el bosque, banquitas por doquier y un altar con rosas blancas en el centro. Me asomé por la ventana, la familia de Arizona también estaba ahí.
-¿Estás lista?
-Claro papá.
Y me toma por del brazo, caminamos por lo que se siente como una eternidad. Veo a Arizona al final del camino, esta vez no tiene bozal y está sonriendo, o al menos eso creo, yo también sonrió al verlo. Llegó hasta él y le doy un beso en la mejilla a papá, luego todo pasa muy pero muy rápido. Le doy la señal a Arizona y lo único que puedo sentir es calor, y solo escucho gritos, gritos por doquier. Arizona me pasa una espada, pero no sé si seré capaz de usarla, aun así la sostengo en alto y todo el tiempo me mantengo a su lado, a fin de cuentas él se está haciendo cargo de todo.

VI

-¿Crees que es lo correcto? –le pregunto un día antes de la boda, y aunque él no puede hablar sé que está de acuerdo.
Pienso en los hijos de mis hijos, pienso en sus hijos, en mis bisnietos, en mis tataranietos. Ellos no merecen esto, así que será mejor acabar con todos de una vez.
-Ya no más Arizona, tú y yo nos haremos cargo de que nadie en nuestras familias vuelva a sufrir.