miércoles, 2 de octubre de 2019

Randy

Randy estaba en su pequeña cuna, mamá y otra mujer desconocida estaban sentadas muy cerca, sentía mucha calor pero había aprendido que cuando lloraba mamá automáticamente trataba de alimentarlo y él no tenía hambre, así que evitó llorar y solo se dedicó a escuchar.
-¿Sabías que una familia nueva se mudó al vecindario?
-¿Los de la casa azul?
-Ajá, parecen bastante normales.
-Ya.
-¿Quieres ver la televisión?, la novela de las cuatro va a empezar.

Randy prefería volver a la panza de mamá a tener que ver la novela o siquiera escucharla, así que se puso a llorar, fuerte, más fuerte hasta que mamá no tuvo opción más que tomarlo en brazos.
-No sé qué le pasa, cada que son las cuatro se le ocurre llorar.
-Qué oportuno, creo que será mejor si me marcho.
-No, no, espera que ahora se calma, pero voy a tener que apagar la televisión.
Randy sonrió.
-¿Ves?
-Querida, si no veo la novela de qué rayos voy a hablar con mis demás amigas.
-¿De ti y tus problemas?
-No, eso es aburrido, preferiría hablar de cualquier otra cosa.

Randy pensó en la película que su papá había puesto la noche anterior, si bien no estaba seguro, casi podría jurar que se trataba de África. Acerca de unos diamantes, pistolas y mucha, pero mucha sangre. Recordó cómo mamá le gritó de repente a papá.
"¡No dejes a Randy ver esa película!, se va a traumar, pobrecillo", y papá solo rió, él también rió y papá lo encontró como un gesto encantador, pero en realidad Randy estaba riendo porque pensó que mamá era ridícula, ¿cómo podría traumarse con sangre?, ¿acaso ya no recordaba de dónde había salido y la cantidad de sangre que había visto?
La película le pareció entretenida hasta que un montón de niños comenzaron a ser arrebatados de sus madres para ser llevados a la guerra. Eso sí que le pareció aterrador, pero se aguantó el llanto y luego se quedó dormido, se preguntaba entonces cuál habría sido el final, pero ya se lo imaginaba, seguro era como todas esas novelas que mamá veía, con finales cursis y ridículos pero bonitos.

-¿Randy?, creo que se quedará dormido, lo voy a poner en la cuna, ya verás como se duerme y nos vamos a la sala a ver televisión.
-Me gustaría ser como él.
-¿Cómo?
-Ya sabes, no tener que pensar en nada más que comer y dormir para variar.

Randy quería reír pero se aguantó las ganas. A fin de cuentas prefería hacerse el dormido, así ellas se irían y él podría finalmente estar en paz.

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