lunes, 7 de octubre de 2019

Tokyo y Sombra

Otra vez el maldito perro se salió de la casa y otra vez mi hermana comenzó a gritarme como loca que había sido mi culpa por dejar la puerta principal abierta. Yo ni siquiera quería un perro, cuando mamá dijo que sí lancé un quejido porque sabía que estás cosas iban a pasar, mi hermana es una irresponsable, ni siquiera le baja al baño a veces, mucho menos iba a poder cuidar un perro. Le grito una, dos, tres veces y el perro no se ve por ningún lado. Estoy a punto de llegar a la zona más peligrosa del barrio, no quiero entrar, ¿y si me asaltan?, apenas y tengo 60 pesos en la bolsa, ¿qué más me pueden quitar?, ¿el celular?, ¿las gafas?, ¿mi ropa?, eso sería muy loco, ¿no? ir por la calle caminando completamente desnudo, una vez soñé sobre eso y desperté riendo.

Llego hasta un alambrado y vuelvo a gritar, "Sombra no estaba por ningún lado", le diría a mi hermana al regresar a casa y ella lloraría desconsolada. No puedo hacerle eso, odio cuando llora, una vez tocó a mi puerta en medio de la noche y con lágrimas de cocodrilo me pidió que la dejara dormir en mi cama porque había tenido pesadillas, y luego estuvo la vez que el idiota de su ex la cortó, creo que esa vez fueron 3 días sin parar de llorar, no la aguantaba más. Así que no puedo llegar a casa sin el perro. Me pregunto de quién será la propiedad que estoy a punto de traspasar ilegalmente, ¿y si me disparan?, escuché de mis amigos que por aquí matan gente. Bueno, que pase lo que tenga que pasar pero espero no morir y todo por el maldito perro.

Una vez adentro vuelvo a gritar "Sombra" una y otra vez. Nada. Estoy en medio de un montón de ramas, maleza y plantas que me van a causar alergia. Escucho mi nombre a lo lejos, no estoy completamente seguro pero creo que lo vuelvo a oír. Camino un poco y ahí están dos niños con Sombra en las manos, nunca en mi vida los había visto, ¿cómo saben mi nombre?, "Tokyo", vuelven a decir, "este es tu perro, ¿no?", les digo que es de mi hermana y que tengo que llegar a casa rápido. "Espera", me dice el más grande, debe tener unos 11 años, y luego procede a sacar una navaja de sus shorts, ¿estoy a punto de ser asaltado por un niño?, ¿esto está pasando?

"¿Sabes cuánto nos darían por un perro de esta raza?" me dice riendo, "no te lo vamos a regresar", no quiero pelear, mucho menos con unos niños que además tienen una navaja, y es que además nunca he peleado en mi vida. Me imagino a mi hermana llorando y le arrebato a Sombra de las manos, él se queda pasmado, estoy esperando a que haga algo, su amigo también lo espera, pero no pasa nada, se queda totalmente congelado. "¿Qué haces?" le grita su amigo y yo comienzo a caminar, "no dejes que se lo lleve, ¿qué vamos a hacer?, ¿de dónde vamos a sacar dinero para comer esta semana?", pienso en mi hermana llorando y ya no me parece la gran cosa. Volteo atrás y les sonrío a los niños. Mañana voy a volver a dejar la puerta abierta y luego me pondré mis audífonos con la música bien alta, así cuando me griten para que salga a buscarlo yo no escucharé nada.

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