martes, 11 de julio de 2023

Mi mente y yo

 Mi mente siempre ha ido al mil por hora, no hay momento del día en que no esté sobre-pensando, de verdad. Dormir me cuesta un montón, siempre me han dado celos las personas que solo cierran los ojos y automáticamente pueden ir a los brazos de morfeo.
Siempre me he preguntado cómo sería tener una mente más tranquila, una que no se pregunte todo a todas horas, una que no piense en cosas que ocurrieron hace más de 10 años y las traiga a la memoria en los momentos menos deseados, una mente que pueda estar en silencio cuando yo lo deseo.
Una de las cosas más difíciles es meditar.
En mi vida he intetado meditar un montón de veces, solo para terminar frustrada en la mayoría de las ocasiones, creo que sino me equivoco solo he sido capaz de meditar una vez; esa sensación de paz y tranquilidad, de estar elevado. Y en realidad no sé si fue la meditación o si solo estaba medio dormida.
Otra cosa que los demás disfrutan y yo no puedo es recibir masajes. Tuve mi primer masaje hace apróximadamente unos 5 años, y en verdad tenía altas expectativas, pensé que finalmente mi mente podría relajarse y dejarme en paz un ratito, pero oh sorpresa: eso obviamente no pasó. 
Ok, pero no todo es malo, una cosa que realmente disfruto y hasta creo que tener una mente tan activa ayuda es con las visualizaciones. Ya sea con mi psicóloga, en algún curso, o escuchando en Youtube, siempre me ha sido fácil visualizar. 

Mi mente y yo nos llevamos bien la mayoría del tiempo, pero no siempre fue así. Creciendo siempre preferí pasar más tiempo con mis pensamientos que en la vida real, y eso era bueno y malo a la vez, creo que por eso crecí creyendo en los cuentos de hadas y creándome expectativas irreales para todo.
Lo que sí puedo decir con certeza es que mi mente es bastante fuerte y resiliente. Ha habido muchos momentos en los que he estado al borde de rendirme, pero hay una fuerza interior, una fuerza en esta mente que no me deja hacerlo.
Y por eso doy gracias.

Quizá un día aprenderé a meditar, a callar mi mente cuando yo lo decida, a dormir sin pensar tanto y a relajarme. O quizá simplemente nací con una mente especial. Una que me ayuda en momentos difíciles y me saca de quicio más de lo normal, pero a fin de cuentas, es mía; somos yo y ella contra el mundo.

1 comentario:

Henri dijo...

Si algún dia llegas a leer el libro que te recomendé, me cuentas que te aprecio