Estuve esperando también para escribir acerca de esta conferencia a la que fui, porque significó tanto que aún lo estoy procesando.
Me invitó mi mejor amiga de la universidad hace unos meses y no dudé en decir que sí, y cuando finalmente llegó el día, me sentí emocionada, y a la vez extraña.
Siempre -o al menos desde hace algunos años, he dicho que no creo en dios, y esta conferencia es de la religión mormona, así que iba simplemente para conocer y con la mente y corazón abiertos a nuevas experiencias.
Me sorprendí porque desde el primer momento en que llegué a esperar el camión que nos llevaría al hotel donde sería el evento, todo el mundo me trató como si me conocieran de años, íbamos a viajar como 40 jóvenes y todos fueron muy amables conmigo, pero hubo dos muchachos que se ganaron mi amistad y hasta hoy seguimos hablando como si esos tres días hubieran significado una vida entera juntos.
Llegamos al hotel como a las 6:30am y con la sorpresa de que estaba haciendo muchísimo frío, el hotel estaba en medio de un bosque y está hermosísimo. Tuvimos que esperar como dos horas para desayunar y después nos dieron un recorrido por sus instalaciones. Nosotros éramos 40, pero había camiones llegando por doquier, y al final no sé cuántos asistimos a la conferencia pero éramos muchísimos. El primer día hubo una bienvenida, un rally donde tuve que hacer todas las estaciones (y eso es algo nuevo en mí porque a mí no me gusta ni correr), y un baile casual donde me divertí como nunca.
En el segundo día nos tuvimos que levantar temprano después de habernos acostado casi a las 2 am, pero estuvo bien, porque era el día en que íbamos a conocer a David Archuleta, que es miembro de la iglesia para mi sorpresa. Pero primero desayunamos, hubo una color race donde tuve que correr de nuevo pero con muchísimo trabajo, quedamos todos pintados por doquier y así tendríamos que ver a David. Eran como las 10:30 y el evento comenzaba a las 12:30, pero yo y mi mejor amiga nos fuimos a esperar para ganar un buen lugar y verlo de cerca, y como a las 12 nos dejaron entrar y corrimos como locas hasta la primera fila.
David es el muchacho más dulce de este mundo, creo yo. A pesar de ser famoso y tener a un montón de muchachas muriéndose por él, no deja de ser muy humilde y tímido. Su sonrisa de verdad te deja ver que es una buena persona, y tiene la voz de un ángelito. Después de contestar algunas preguntas y cantar como cuatro canciones, se bajó del escenario y se hizo una fila enorme para pasar a saludarlo y tomarse una foto con él, y mis amigos y yo no dudamos en formarnos, aunque nos tocó muy atrás de la fila, esperamos y valió la pena. Conforme me iba acercando pensaba "¿Y qué le voy a decir?", pero cuando al fin fue mi turno tuvimos una pequeñisima conversación:
-Hola hermana, ¿cómo está? -me dijo él.
-Hola, muy bien ¿y tú?
-Muy feliz
*Nos toman la foto*
-Muchas gracias -le dije.
-De nada -y su sonrisa gigante.
Después de ese evento comimos y nos arreglamos porque habría un baile con temática pirata, que fue muy divertido también y David asistió. Bailé muy cerquita de donde él estaba, y mis amigos se estaban muriendo de risas y diciéndo "bueno, al menos podemos contar que bailamos a menos de un metro de él".
Y finalmente llegó el último día, que pasó rápidisimo, porque ya todos estábamos súper cansados pero aún así nos levantamos temprano, arreglamos nuestros cuartos y nos vestimos formales porque tendríamos una charla con alguien importante de su iglesia. Hubo una pequeñíta platica en la mañana, donde me llamaron con malas noticias, y fue ahí donde las lágrimas cayeron y me dije "No sé si esto fue obra de dios o del destino o una simple coincidencia, pero estoy aquí y eso me salvó".
Lloré mucho y agradecí a mi amiga por haberme invitado a esa conferencia, recé por primera vez desde hace años con el corazón.
Luego, cuando me calmé, tuvimos que ir a un festival cultural donde los jóvenes presentaban actos que habían preparado, y uno en particular me hizo volver a llorar.
Pasaron un video con las fotos del evento, fuimos a comer y era hora de volver.
Volver a la realidad después de 3 días hermosos, que me llenaron de una luz que no sabía que existía en mí, que pensé que había perdido. Conocía a más gente de que la que había conocido en años, bailé, canté, me divertí. Y estoy profundamente agradecida por las palabras que se quedaron en mi corazón y no saldrán de ahí.
No sé si dios existe, pero esos tres días, me cambiaron la vida y eso no lo voy a olvidar.
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