domingo, 15 de noviembre de 2020

Cuando no eres la chica de la que las personas se enamoran

El amor lo penetra todo. Tengo una playlist en mi teléfono de canciones que no tienen al amor como motivo central, y tristemente, es muy pequeña. Me han dicho una y otra vez que el amor verdadero es, y debería ser, una prioridad en mi vida. He sido condicionada a aceptar y creer que debo tener amor, pero no soy lo suficientemente buena para él aún. Es por eso que, tengo que cambiar constantemente, alterarme constantemente, todo con la esperanza de tener a alguien que me diga esas palabras mágicas.

Nunca he tenido a un hombre que confiese su amor incondicional. Nunca he tenido el gesto romántico, que me deje desmayada. Como una mujer joven que está bien emocional y físicamente, esto me ha desconcertado por mucho tiempo. Me enamoro. Me he enamorado. Y lo he hecho con todo lo que poseo. Pero ¿por qué nadie se ha enamorado de mí aún?

Me tomó mucho tiempo darme cuenta del porque. Y era simple, casi para reírse. Nadie se ha enamorado de mí porque no soy la chica de la que te enamoras.

Posiblemente soy la mujer a la que respetas. La mujer a la que admiras. La mujer con la que quieres llegar a casa. La mujer que te hace cuestionar perspectivas con las que has vivido por años. La mujer que sacude tus nociones preconcebidas de lo que te gusta. La mujer que miras y te preguntas ‘¿cómo? ¿cómo lo hace?’ La mujer a la que acudes por fuerza y apoyo. La mujer que hace que te des cuenta de lo grande que es el mundo, y lo grande que podría ser. La mujer que te da consejos. La mujer que te hace un hombre.

Pero no soy la chica de la que te enamoras. No soy la chica con la que quieres pasar horas, solo mirándonos el uno al otro. La chica a la que intentas sacarle una sonrisa. La chica que tiene las  manos con las que quieres envolver las tuyas. La chica que es tan hermosa, tan delicada, que te hace querer pelear contra el mundo por ella.

No soy la chica que puedes proteger de ella misma, porque no soy lo suficientemente frágil para romperme a cada paso. Estoy endurecida, y tengo cicatrices de batallas que posiblemente se parezcan a las tuyas. No me avergüenzo de las marcas, y manchas, y los moretones de mi cuerpo y mi mente. Son míos, y ellos cuentan mi historia. No caminaré dócilmente, siempre un paso atrás de ti. Caminaré contigo. Te empujaré, tanto como me empujo a mí misma.

Esto me hace difícil de amar, porque no puedes envolver mi amor a tu alrededor. No. Tendrás que doblarte también, y eso te irritará. Eventualmente, te irás, solo porque encontraste a una chica que te hace feliz, en lugar de una mujer que te hace pensar.

No soy la chica de la que te enamoras. Soy la mujer que aprendes a amar.

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