domingo, 3 de noviembre de 2019

Historias de un sábado por la noche

No he escrito para mí misma en todo el mes, me pasé octubre escribiendo cuentos y aún no acabo Cuentober pero no me he sentido inspirada, además dije que me daría los fines de semana para no escribir. Hoy es domingo y estoy muy cruda, hace muchísimo no me sentía así de mal, anoche celebré mi pre-cumpleaños con mis amigas Sam, Daf e Ingrid. Me sorprende saber que ya tengo un grupo de amigas en el pueblo, y me alegra, porque por más que ame a mis amigos a veces necesito juntarme con chicas para variar.
Me siento tan mal, anoche llegué a casa y dejé las llaves pegadas a la puerta, caminé a mi cuarto y me tire al suelo, me quedé dormida ahí, desperté como una hora después solo para ir a vomitar al baño. Siento que el mundo da vueltas y yo giro con él.
Estoy a menos de una semana de cumplir  26. No me lo creo.
Empecé este blog cuando tenía 16, y 10 años después aquí sigo, contándole mi vida a quien quiera leerla, teniendo decepción amorosa tras otra, enamorándome perdidamente, emborrachándome, teniendo crisis existenciales, viajando. Sigo siendo la niña de 16 años pero con muchas responsabilidades. Soy muchas cosas, creo que mi yo de hace 10 años estaría orgullosa, creo que yo estoy orgullosa. Finalmente tengo mucha seguridad y me acepto, me quiero, trato de respetarme y me trato a veces como a una niña pequeña a quien tienen que regañar por no hacer lo que debe.
Tengo tanto miedo. A crecer, a que este pequeño pueblo ya no tenga lugar para mí, a nunca ser amada, a perderme y no encontrar el camino de vuelta.
En 3 días me voy de nuevo, a una aventura que parece un sueño hecho realidad, porque cuando regresé de Canadá, pasaron solamente 10 días y ya estaba comprando un boleto de regreso. Esta soy yo volviéndome loca, soy yo improvisando en la vida y dándome la oportunidad de vivirla al máximo.

No sé qué va a ser de mi el año que viene. 26 años se sienten como el comienzo de los 30, y pronto mis días de sentirme como eterna adolescente quizá queden atrás. No sé. Ya no me siento con las mismas ganas de antes de salir los fines de semana o de tomar con mis amigos hasta altas horas de la noche. Las desveladas ya no son como antes. Estoy muriendo, un día a la vez, y quiero saber que he aprovechado mi vida al máximo. A veces creo que ya no debería seguir aquí, en el pequeño pueblo que me vio nacer, siempre me he visto a mí misma como una chica de ciudad, cada que viajo y conozco lugares maravillosos quiero quedarme por siempre ahí. Me enamoro a cada paso, sin dudas.
Hay tanto que quiero hacer, tanto que quiero aprender, pero aún no tengo un plan. Hace 10 años creí que estaría siendo completamente independiente, me vi  a mí misma viviendo en la gran ciudad, con un hombre bueno a mi lado.
Hoy, sigo en donde empecé, pero vaya que he cambiado, quiero convertirme en una mujer, en la mujer de mis sueños, y solo me siento invencible cuando estoy viajando. Vivir aquí me ha dado la oportunidad de poder ahorrar, de tener comodidad, pero no sé si quiero eso. Veo la vida de una de mis youtubers favoritas y me digo: yo también puedo. Conseguir un empleo maravilloso y mudarme, ser fabulosa, vivir en la ciudad.
Creo que algo más grande me está llamando, y yo quiero ir a su encuentro.
Los 26 llegan y yo me voy con ellos a los brazos de un ruso al que extraño demasiado. ¿Qué me espera? Solo el tiempo lo dirá.

No hay comentarios: