sábado, 18 de noviembre de 2023

Ser maestra y luego dejar de serlo

 Hace unos meses le mandé un mensaje a mis alumnos y a las mamás de mis alumnitos diciéndoles que finalmente y después de años de decidia, iba a dejar de dar clases para perseguir un sueño que estaba en mi mente también por años: abrir una Thrift Shop en mi pequeño pueblo.
Todo parecía tan en las nubes hace meses: la idea estaba ahí, pero no tenía ni idea de cómo llevarla a cabo. Compré 4 maletas llenas de ropa en USA y así empezó todo.
Poco a poco todo fue tomando forma: limpiar el espacio donde daba clases, pintarlo, poner estantes y un espejo, hacer un "probador", comprar ganchos y maniquís. 
Un día finalmente colgué la ropa y se sintió como un alivio: ahí estaba, mi sueño, había dejado de hacer algo que amaba por esto que tenía frente a mis ojos, ¿valdría la pena?

La verdad es que aún no lo sé.

Contraté a una chica que es hermana de mi mejor amiga porque yo no puedo estar aquí todos los días. Prácticamente me gasté casi todo mi dinero, pero aquí estamos. Ya pasó un mes y todo ha fluido. No ha sido cómo yo imaginaba: con chicas amontonándose por comprar la ropa (jaja), pero ha estado bien. 
Es raro aterrizar una idea en este mundo, sobre todo para mí que soy una eterna soñadora e imagino siempre o lo mejor o lo peor. Una parte de mi mente piensa que de todad formas esto no es un gran riesgo: al final de cuentas siempre puedo volver a dar clases.

Extraño ser maestra, sí, extraño bastante a mis niños y sus bromas y sus risas. No descarto que en el futuro quizá pueda encontrar la manera de hacer tiempo y volver a enseñar, ya veremos. Por ahora, voy a seguir en la realidad.

1 comentario:

Coŋejo pestilente dijo...

¡Qué chido! suerte con su tienda y sí, algún día igual le llega una manada de ñoras a comprarle en montón, ahí sí a ver si pasa la prueba de fuego, luego igual le caigo yo a comrparle unas calcetas largas de mujer, a ver si tiene de las que uso.