domingo, 27 de diciembre de 2020

La felicidad

Hace ya bastantes años, escribí aquí en el blog algo como "ya no creo en la felicidad", y precisamente hace un rato, cuando caminaba hacía la tienda y vi a un señor con dos cubetas vendiendo panela y queso y sonriéndole a todos y cantando, que me dije "wow, qué equivocada estuve", claro que la felicidad existe, solo que entonces tenía esta idea de que uno debía ser feliz todo el tiempo sino algo estaba mal. Y después de años y años de reflexión, de crecimiento y de círculos repitiéndose incansablemente (además de estudiar psicología, claro), me doy cuenta que la felicidad son pequeños momentos, es el camino iluminándose con la luz de luna, son las canciones que me hacen sonreír automáticamente, es el mar que canta una canción sin fin, el sol saliendo a saludarme por las mañanas, echarme un clavado en el agua fría, un mensaje que estuve esperando todo el día, la sonrisa de mis amigos, un abrazo en un día gris, las primeras gotas de lluvia, un perrito que acariciar mientras voy por la calle, pizza, pasta y vino, bailar hasta que los pies duelen, el aliento justo antes del primer beso, amanecer junto a la persona que quieres, terminar un libro, aprender algo nuevo, enseñar algo nuevo, reír hasta que las mejillas duelen, y enamorarse otra vez.

Ah, la vida es tan bonita.

Y por muchos años creí que jamás iba a ser feliz viviendo aquí en el pequeño pueblo. Hasta que pasó: en julio mi vida cambió después de -sí, la visita de alguien especial. Y entonces, un día en la playa me doy cuenta de algo maravilloso, me doy cuenta de lo afortunada que soy de vivir en un lugar tan especial, y las lágrimas que caen de mis ojos son de alegría, y voy hacía el océano y me hago una con él, y le doy las gracias y le digo que finalmente entiendo que la felicidad está adentro, que por más que me vaya al rincón más lejano del planeta, mientras no tenga la paz en mí no podré encontrar nada afuera.

Y apenas me voy de vacaciones a mi ciudad favorita, y mientras viajo en el macrobus de nuevo llega una revelación que me hace pensar "¿qué rayos?", estoy ahí, avanzando y entro a instagram y veo una foto de mí en el mar y me digo: yo pertenezco ahí, ese es mi hogar y cómo lo extraño.

wow

nunca había pasado, y le mando un mensaje a mi mejor amiga diciéndole "ya quiero volver, te extraño", y sonrío porque sé que finalmente he encontrado la felicidad en el lugar dónde nunca pensé hacerlo.

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