miércoles, 28 de mayo de 2014

Ciega del corazón

-Deberías escribir -dijo él
-¿Acerca de qué? -contesté
-Acerca de mí.
-Pero no te conozco.
-¿Y no quieres conocerme?

Tener un corazón sentimental a veces es muy difícil. Soy como una niña pequeña que cuando se asusta se refugia bajo las sábanas o corre a los brazos de mamá.
Tenía tres años cuando me llevaron al doctor por primera vez, los síntomas eran claros: lloraba ante cualquier muestra de rechazo, dibujaba corazones incluso antes de aprender a hacer círculos, y sobre todo, aprendí a decir amor antes de decir mamá o papá. Todo esto suena ridículo, lo sé. Pero es verdad.
Ningún doctor sabe curar corazones, eso lo he comprobado a lo largo de mis 20 años de vida. Porque a pesar de mis constantes visitas al hospital, de los medicamentos, de las intervenciones...nunca me pude curar.
Un día mi abuela simplemente dijo "Esta niña tiene un corazón sentimental; no dejen que se enamore. Su corazón está ciego, por eso cuando crezca creerá que ha encontrado el amor con gran facilidad, verá señales donde no las hay , creerá ser correspondida y los chicos la utilizarán".
Así que pasé mi infancia alejada de los niños. Se podrán imaginar cuanto sufrí la primera vez que fui a la escuela, porque mis padres decidieron que lo mejor sería que entrara a una  exclusiva de niñas. Pero eso no impidió que me enamorara por primera vez a los seis años.
Lo veía todos los días al salir de la escuela, y un día simplemente se me acercó y me susurro "me gustas", y mi corazón, por más que se esforzó, no pudo ver claro, solo distinguió una mancha borrosa y unas palabras bonitas y terminó por caer ante el hechizo de aquel amor.
Por supuesto que aquello no funcionó, un buen día de julio aquel niño no volvió a aparecer. Y meses después escuché que se había enamorado de alguien más.
Mi corazón estaba destrozado, mis padres se dieron cuenta y me hicieron educar en casa desde entonces. Un buen día llegó de visita un extraño, que se presentó con un nombre raro y me dijo que era un oftalmólogo. Me revisó y se sorprendió que que pudiera haber vivido tanto tiempo con aquella ceguera del corazón, así que indicó que a partir de ese momento debía usar unos lentes especiales, que me permitirían distinguir ante el amor verdadero y el amor superficial, ese que solo hace sufrir, dejaría de estar ciega.
Mis padres se sintieron más seguros después de que empecé a usar los lentes, así que me permitieron continuar mi educación en escuelas "normales", donde había chicos y chicas.

-¿Por qué me cuentas todo esto? -replicó
-Quiero hacer que entiendas algo.

Durante toda mi vida he estado ciega del corazón, los lentes se convirtieron en mi caparazón, en la armadura que me protege de salir herida. Pero te conocí y sentí algo que no había sentido antes. Eres diferente a todos los chicos que un día trataron de herirme, pero no se los permití, porque estaba preparada desde antes, porque mi corazón me hizo una advertencia.
La primera vez que te vi, supe que algo había cambiado en mí. Porque mi corazón se exaltó, y sé que me está ocultando algo, puedo sentir que también me harás daño, pero esta vez los lentes no han servido de nada, mi corazón no me ha hecho advertencias, y no logro entender por qué.

-Tal vez lo que sientes es amor. Todo amor conlleva un riesgo, tu lo sabes.

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