viernes, 24 de octubre de 2014

Tal vez en otro universo, te merezco

¿Y si, en otro universo, te merezco?

Escúchame. Está este filosofo de 1890 llamado William James, y él acuñó esta teoría acerca de “el multiverso”, el cual sugiere que un hipotético grupo de múltiples universos abarcan todo lo que puede existir simultáneamente.

¿Me sigues? La totalidad de espacio, materia y energía está sucediendo al mismo tiempo en diferentes líneas: es la idea de los universos paralelos. ¿Correcto? Así que bien, digamos que el multiverso es real.

Bueno entonces, tal vez en algún lugar de esos infinitos universos es uno, o varios en los que te merezco.

Tal vez hay un universo allá afuera –ahora mismo- donde terminamos juntos y cuando cierro mis ojos por la noche, no estoy soñando en la manera que una persona normal lo haría. En lugar de eso estoy viendo flashes de nuestras vidas en el multiverso. No son simples sueños porque te extraño, ¿cierto? Son visiones anacrónicas, científicas.

Por ejemplo:

Tal vez hay un universo donde tomas mi mano mientras doy a luz a nuestra hija en un cuarto de hospital blanco con flores rosas y peludos osos de peluche en la ventana. Donde vayamos de vacaciones familiares y posemos para fotos tontas en nuestros trajes de baño neones en las playas de Los Ángeles. Donde nos acurrucamos para ver una película cursi al final de un largo día en nuestra grande y verde casa una vez que los niños se hayan ido a dormir.

Tal vez hay un universo donde somos de mediana edad y llevamos a nuestra hija a la universidad y discutamos acerca de dónde poner su vestidor o cuáles posters debería colgar. Donde tú la besas en la frente y dices adiós y viajamos a casa en un contento y orgulloso silencio, tus dedos apretando mis nudillos, nuestros anillos de bodas brillando. Donde ambos tenemos cabello gris y nos reímos y sonreímos y nos abrazamos y tomamos limonada en el porche.

Tal vez haya un universo donde esa es la vida que tenemos. Donde no pienso dos veces todo y donde no tengo miedo al futuro o al amor. Tal vez hay un universo sin todos los ruidos de mi cabeza y el orgullo que me vuelve fría del corazón, que puedo prender y apagar como una barda de seguridad.

Tal vez hay un universo donde soy la persona indicada para ti. Donde adoro cada cosa linda que hiciste por mí sin empezar a resentir nada. Un universo donde realmente termines con alguien que te aprecia. Donde nadie se convierte en un tapete. Donde ambos podamos tirar el equipaje y la curiosidad y los problemas. Un universo donde somos felices –sin preguntarnos si la felicidad es un juego de Jenga en mal estado listo para caer al menor temblor. Un universo donde estamos cómodos y seguros, y tenemos perros.

Tal vez hay un universo donde vamos a dormir el uno junto al otro cada noche como cucharas, como dos inocentes conejos –mi cara escondida en tu cuello, abrazándote con calidez – y ambos no queremos nada ni a nadie más. Donde no queremos más, solo nos queremos el uno al otro.

Tal vez hay un universo donde no deseo tantas cosas todo el tiempo y donde estoy contenta y donde no me preocupe por empacar y mudarme sin decirle nada  nadie y donde en este preciso momento, puedo simplemente saber que siempre querré venir a casa y cocinarte la cena.

Tú me encontraste en el universo equivocado. Esto es todo. Esto es, como dicen, la línea del tiempo oscura. En todos los demás, es más, en cualquier momento –nosotros en la Guerra Civil, nosotros en el Antiguo Egipto, nosotros en los 60s- somos felices.

Porque pudiste amarme por siempre. Y tal vez en otro universo, lo hiciste.

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