miércoles, 23 de noviembre de 2016

23 días

Pasaron 23 días y con dificultad supe de ti.
Borré tu número de mi teléfono,
te borré de las redes sociales, pero debo admitir que muchas veces entraba a tu perfil solo para ver si estabas bien, claro que estabas bien, estabas más que bien, siendo feliz.
Mientras yo creí haber cambiado, creí haberme hecho más fuerte, me dije "no lo vas a volver a ver", y eso era lo único que esperaba de mi: la fortaleza que no había tenido antes.
Los dos viviendo en el mismo lugar, recorriendo los mismos lugares, incluso tomando el mismo camión para volver a casa, y sin embargo, en 23 días no te vi ni una sola vez.
Hasta hoy, esta madrugada.
No pude contener mis lágrimas cuando me abrazaste de nuevo y no sé si podré contenerlas mientras escribo esto.
Todo cambió, ¿no es así?
Tú conseguiste un trabajo y yo seguí con el mío.
Tú tienes a alguien en tu vida mientras yo sigo esperando, y la verdad es que ya no sé qué es lo que espero, pero algo sé bien: ya no te espero a ti.
En 23 días tu perro creció demasiado, lo vi y me sorprendió lo gigante que estaba, lo rápido que se lanzó sobre mí, y yo que creí que ya ni me recordaría.
Tu estabas ahí, recostado, casi dormido y tu cara parecía la de alguien demasiado cansado, golpeado por la vida.
Tu rostro ya no parece el de un adolescente.
Te dejaste crecer la barba y el pelo y no sé si lo hiciste porque querías verte mayor o simplemente por flojera.
Te dije "wow" y solo reíste.
Estabas diferente.
Y lo único que pude pensar fue "él ha cambiado tanto en estos días y yo sigo igual."

23 días.
Que lo cambiaron todo y me hicieron ver que en realidad,
nunca podremos decirnos adiós del todo.
No hasta que yo lo decida.

Y es que ese es el verdadero problema, la decisión está en mis manos,
y mientras mi corazón me pide a gritos que siga con esto mi cerebro dice no, y yo no sé qué hacer.
Pero si somos honestos,
creo que tu y yo sabemos bien quién acaba ganando siempre.

No hay comentarios: