domingo, 7 de septiembre de 2014

La interacción padres-lactante

Los datos de la observación directa
Antes el bebé era concebido como un objeto pasivo sometido a la influencia de los deseos y comportamientos paternales. La noción de interacción ha conducido a considerar también los efectos que sobre los padres ejerce el bebé y, en consecuencia, su capacidad de influir en los cuidados que recibe.

La constitución del vínculo madre-recién nacido
Según Klaus y Kennel existe en la madre, inmediatamente después del parto, un estado psicoafectivo particular en forma de un durante el cual la constitución del vínculo madre-recién nacido (o <bonding>) se establece de forma óptima.

La interacción en el momento de la lactancia.
Durante la lactancia se producen diferentes modalidades de comunicación: la mirada mutua, el , el <holding>, el contacto táctil, la palabra y las vocalizaciones, y diferentes experiencias gustativas y olfativas del bebé.
En la lactancia con biberón también se han visto varios tipos diferentes de interacción. I. Lezine describe a madres rígidas y crispadas, que mantienen al bebé a tanta distancia que evitan el contacto. Parecen no darse cuenta de las expresiones de afecto de sus hijos, ni respetar las interrupciones de la succión. Parecen no captar las señales del bebé, o no las tienen en cuenta, o las interpretan de forma errónea.
Un segundo tipo de madres parece percibir las señales del niño pero es incapaz de darles respuesta.
Un tercer tipo de madres adopta una posición confortable; el bebé está acurrucado y el contacto piel a piel es estrecho.

La comunicación a través de la mirada
La comunicación con la mirada, durante la lactancia y en otras situaciones interactivas, tiene, una gran importancia. Durante la lactancia, al pecho o con biberón, los lactantes. desde la segunda semana, fijan los ojos en el rostro de su madre durante fracciones significativas de tiempo. La madre, cuando recuerda sus sentimientos positivos ante sus bebés, los asocian frecuentemente con las miradas.

Los gritos de los lactantes
Los gritos constituyen, para los lactantes, una de las principales formas de comunicación.
Para Bowlby, los gritos son comportamientos que favorecen la restauración de la proximidad y, por lo tanto, el vínculo.
El análisis de los gritos por medio de un espectógrafo sónico permite distinguir tres tipos: el grito fundamental tiene una frecuencia entre 200 y 600 Hz. Y una intensidad regular en el tiempo. Un segundo tipo llamado disfonatorio se caracteriza por su timbre ronco y rudo. El tercer tipo es el hiperfonatorio, un sonido agudo y silbante.

Reciprocidad en la interacción padres-lactante
La calidad de una secuencia de interacción viene determinada no sólo por lo que hace o dice la madre o por los comportamientos del lactante, sino también por el tipo de relación, por la naturaleza del vínculo y comunicaciones. Se distinguen: 1)comportamientos o señales de la madre que están en relación con los del lactante y parecen corresponder a los deseos o necesidades expresadas por el bebé; 2) respuestas que se relacionan con el comportamiento del bebé pero que contradicen los deseos o necesidades que expresa el bebé; 3) respuestas que parecen no tener relación con el comportamiento del bebé.
El juego es una estructura jerarquizada en la que unidades de comportamiento elementales se combinan para formar unidades de nivel superior. Se describen cuatro niveles. El primero es de los <actos> de la madre y del bebé; vocalizaciones, gestos, sonrisas y otras expresiones del rostro.
El nivel de integración inmediatamente superior es el de los períodos de atención mutua. El lactante mira a su madre sin girar los ojos.
El tercer nivel es el de los , comportamientos, con simples variaciones menores a lo largo de cada uno de los episodios de atención mutua;.El cuarto nivel es el del conjunto de las diferentes secuencias de juego.

La interacción afectiva
¿Cuál es el contenido de la comunicación padres-lactante? Este contenido no está formado esencialmente por las emociones y los afectos de los dos miembros de la pareja.
Los gritos y los llantos son el mejor modo de comunicación de sus afectos. A partir de los dos meses y medio aproximadamente se establece una nueva modalidad expresiva: es la sonrisa. Esta que aparece al mismo tiempo que otros fenómenos ha sido llamada por Spitz . La sonrisa induce en los padres la sensación de verse reconocidos y valorados por el niño.
Otra expresión afectiva característica del segundo trimestre de la vida es la sorpresa.
La reacción de angustia frente a la llegada de una persona desconocida se manifiesta entre los siete y los nueve meses.

La interacción padre-lactante
Algunos padres presentan con sus hijos alegría, orgullo, idealización y placer al tocarles. Otros por el contrario, presentan psicosis en la paternidad o depresión paterna en el postparto.
La interacción padre-lactante es, por un lado, directa y, por otro, indirecta a través de la relación entre el padre y la madre.
La interacción se caracteriza por la reciprocidad y la regulación mutua. Pero la interacción padre-lactante es claramente más , más estimulante para el bebé. Los padres recurren, con más frecuencia que las madres, a y no a .
La excitación con los padres se manifiesta a través de los ojos.
Por otro lado, los padres interactúan de manera diferente con sus hijos que con sus hijas. Desde el nacimiento, la interacción es más rica, vocal y táctilmente, con los niños que con las niñas. Los padres estimulan más a sus hijos de entre tres semanas y tres meses, bajo la forma de contactos físicos, miradas y utilización de juguetes.
La interacción padre-lactante favorece el desarrollo cognitivo de los chicos.

Alteraciones en la interacción madre-lactante
Los excesos de estimulación se observan en díadas en las que la madre da la impresión de mostrarse intrusa y no respetar las señales con las que el bebé indica que está excesivamente estimulando. La hipoestimulación se observa en los casos de depresión materna de carácter esquizoide o en la inhibición neurótica.
El bebé prematuro puede con frecuencia dar origen a un sufrimiento psicológico en los padres, ansiosos, culpabilizados y vulnerados en su narcisismo.
Sin embargo, la prematuridad no es más que un factor de riesgo y, en la mayor parte de los casos, la interacción madre-lactante evoluciona armoniosamente.
El factor pronóstico más importante, en el caso de los prematuros, es la calidad de la interacción madre-lactante.



Bibliografía:

  • Lebovici, S; Diatkine, R; Soile., (1989) Tratado de psiquiatría del niño y del adolescente T I. España: Biblioteca nueva.

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