martes, 2 de septiembre de 2014

Rechazo, sobreprotección y perplejidad de la madre

Los investigadores de la conducta parental no deben perder de vista que si el modo característico de acción dice mucho sobre las actitudes de los padres hacia el hijo, no anticipa su desarrollo futuro con ningún grado de certeza, a menudo produce inesperados resultados.
Una delgada linea separa lo normal y necesario de lo patógeno, lo patógeno puede ser rectificado por unas interacciones durante otros períodos del desarrollo; o, a inversa, la actitud positiva puede volverse negativa en condiciones que modifiquen sus sentimientos hacia el hijo o que tengan duradero influjo sobre su personalidad. El rechazo materno es la más de las veces destructivo para el recién nacido, mientras que la cualidad sobreprotectora en pocos casos le infligirá daños. La genuina protección y sensibilidad de respuesta hacia el hijo es una manifestación de la cualidad materna normal.
Perplejidad parental es un síntoma bien definido del progenitor, que a su vez genera un síntoma definible en el hijo. El padre está mejor defendido de la perplejidad que la madre, puesto que no es su función biológica cuidar al lactacte.

El concepto de madre rechazante

Se demostró que todas las ventajas que le procuraría después de gozar de una vida familiar se pueden arruinar si el niño careció de una relación cálida y satisfactoria en su primer periodo. El niño depende de la madre para sus satisfacciones. Si ella demuestra ser una proveedora consoladora y lícita para sus preciosas necesidades, él empezará a amar su persona, y no sólo sus experiencias de cumplimiento de deseo. Él se vuelve capaz de amar, primero a la madre y después al padre y otras figuras importantes de su mundo exterior.

Acerca del concepto de madre rechazante
Muchos lactantes, en lugar de ser mantenidos lo mas cerca posible de la madre, pasan aislados muchas horas al día; otros sufren separaciones traumáticas de su madre; no pocos, al término de la lactancia, tienen buenas razones para sentirse abandonados cuando les nace un hermanito; y los hay también indeseados. No hay un solo tipo de madre rechazante, sino muchos. Están las que se sienten responsables de su actitud rechazante, y es posible entonces exhortarlas, aconsejarlas y ayudarlas; y están aquellas para quienes el rechazo queda fuera de su control.

Rechazo por contrariedad de la madre
La relación de una madre con su bebé es muy exigente. Es de esperar demasiado, entonces, que desempeñe esa tarea si no asumió voluntariamente la maternidad, si se le fue impuesta.
Las razones de la contrariedad de la madre pueden ser externas. muchas mujeres están incapacitadas para la maternidad en virtud de su masculinidad.
Además, están las madres que oscilan entre el rechazo y la aceptación del papel materno. Durante su embarazo una mujer puede mostrarse por completo renuente y ser seducida y tentada luego por el bebé, hasta el punto de entablar una relación tierna; en estos casos, la presencia viva del hijo les despierta lo que solemos llamar el instinto de madre.
No es la madre verdaderamente contrariada la que ejerce el influjo más desastroso sobre el futuro de su hijo. La madre que oscila entre el rechazo y el afán posesivo es la que inflige el daño más irreparable.

Rechazo por anormalidad de la madre
La madre psicótica puede incluir a su hijo en su propio mundo de sentimientos y de reacciones con centro en el sí-mismo (narcisismo)

Rechazo por separación
Puesto que el bebé no puede comprender la razón de la desaparición de su madre, toda separación equivale para él a un abandono. En consecuencia, no distinguirá entre separaciones breves y prolongadas.
El shock de separación suele expresarse en una perturbación de las funciones corporales, como alteraciones en el dormir y el comer o del aparato digestivo; mayor susceptibilidad para las infecciones, muchos bebés retroceden en su desarrollo; el logro más reciente en el desarrollo es el que se pierde primero.
El bebé necesita de una persona viva en el mundo exterior que sea capaz de satisfacer sus necesidades, además de servirle como objeto de amor. No puede vivir sin un sustituto de la madre. Y un repetido rechazo por separación produce individuos insatisfechos, vacíos y, lo peor, dados a la promiscuidad en sus relaciones.

Rechazo por inconstancia afectiva
Son muchos los pequeños que presentan los efectos del rechazo, por más que nunca estuvieron sujetos a una separación física de su madre.
Las madres pueden perder la retención afectiva de sus hijos pequeños; y esto, a su vez, puede inducir al niño a apartarse, perderse, irse lejos.
Las madres pueden sufrir la pérdida de otro hijo o de sus propios padres. Si esto sucede, sus sentimientos se restan al bebé y se empeñan en el duelo. Los bebés reaccionan frente a esas circunstancias como su se tratara de rechazo y abandono o con una mayor desobediencia y agresividad hacia la madre.
El rechazo por abandono parece ser también el factor más poderoso en la conmoción afectiva del niño pequeño cuando le nace un hermanito.

Alternancia entre rechazo y aceptación
Una madre puede ser rechazante hacia s bebé en los primeros estadios de este, y aceptarlo en el período en que es posible enseñarle cosas, etc.
Estas alternancias de rechazo y aceptación anclan en lo profundo del alma de la madre. No puede dejar de reaccionar así frente al niño si la conducta de este le despierta viejos conflictos.

Rechazo a pesar de la devoción
Aunque ningún ser humano es amado totalmente, hay mujeres que llegan muy cerca de esta meta con la relación a su hijo. Son más madres que esposas, y para ellas la posesión de un hijo significa el cumplimiento de sus más profundos deseos.
Cosa bastante paradójica: la madre más devota puede llegar a ser, por esta vía, la más rechazante para el hijo.

El concepto de sobreprotección materna

Se cree, que la actitud materna alterará la concepción del niño en la vida, su postura hacia los demás, su bienestar psíquico y hasta su destino. Dos hijos de los mismos progenitores presentarán diferencias profundas de personalidad si la madre muestra una actitud diversa hacia cada uno de ellos.

El monopolio madre-hijo
Una vez bien desarrollada la actitud e sobreprotección, la madre halla en su hijo la solución de todas sus necesidades afectivas.

Tipos de sobreprotección
Una clasificación clínica de la sobreprotección incluiría los siguientes tipos: 1) no materna, 2) transitoria, 3) atemprada, 4)mixta, 5) provocada por un sentimiento de culpa, y 6) pura.
puesto que tratamos con madres de diversas extracción cultural y pertenecientes a grupos económicos y sociales diferentes, las pautas de conducta materna con los hijos que en un grupo se estiman, correctamente, como sobreprotectoras, pueden ser fenómenos típicos en otro.
El tipo clínico más frecuente de sobreprotección materna se encuentra en el grupo en que la sobreprotección enmascara un fuerte rechazo o es su compensación.

Características de la sobreprotección materna
Sobreprotección materna es sinónimo de cuidado excesivo de los hijos por la madre.
La sobreprotección se puede definir como un proceso en que el poder infantil no modificado, conoce montruoso crecimiento que tiende a yugular a los progenitores.
Las madres de los hijos dominadores son consentidoras; las de los niños sumisos son dominadoras.

Factores maternos y paternos

  1. Anticipación prolongada: Las madres que pasan por las angustias de una prolongada anticipación del recién nacido, de largos periodos de esterilidad relativa, de abortos, es natural que se vuelvan más aprensivas y protectoras.
  2. Desajuste sexual: Una mujer dedicada a su marido no puede ser exclusivamente madre.
  3. Restricción de la actividad social: los padres de los niños sobreproegidos tienen muy escasa vida social compartida.
  4. El hambre de afecto: En las vivencias de la niños de estas madres hallamos algunas pruebas evidentes de privación de ternura parental y de juego infantil. La falta de amor materno es característica en la vida de  estas mujeres.
  5. Cuidados y responsabilidades hogareñas de la madre en su niñez temprana: La mayoría de estas madres han desempeñado un papel maternal, en el sentido de agresivo y responsable, desde su niñez.
  6. Las ambiciones coartadas de la madre: Realización a través del hijo. Compensar en el hijo lo que a ellos se les negó.
  7. Agresividad materna: Las madres sobreprotectoras manifiestan desde su niñez tendencias agresivas y auxiliadoras.
  8. Lactancia: En investigaciones sobre periodos de lactancia prolongados y breves, se descubrió una correlación significativa ente los primeros y la  proporción  de actitudes sobreprotectoras.
  9. Pulsiones masculinas no resueltas en la madre:El psicoanálisis considera que la maternidad es primariamente un retoño del instinto sexual, y el hijo, como objeto de amor, el sustituto del pene añorado.
  10. El padre periférico:Los pares de los niños sobreprotegidos se pueden caracterizar en general como maridos sumisos, estables y providentes, que desempeñan escaso o ningún rol autoritativo en la vida del hijo.
  11. Abuelos entrometidos: Aumentan el consentimiento de la madre oponiéndose a cualquier correctivo que se pretenda aplicar, y sabotean la disciplina de los padres.
El concepto de perplejidad materna

La perplejidad parental es una actitud anímica de desconcierto exagerado, y por ende anómalo en la relación entre el progenitor y el hijo. Desde luego que en todo progenitor se produce alguna perplejidad: es la incertidumbre natural en cualquier individuo que aprende una tarea nueva.
La perplejidad parental es característica, sobre todo, de los padre de niños esquizofrenicos. En el caso de estos padres, las respuestas frente a las experiencias corrientes de la crianza están muy lejos de ser las normales. 


Bibliografía:
  • Anthony, E., et. all. (1970) Parentalidad. Argentina; Amorrortu.

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