lunes, 20 de junio de 2016

Siente

Siente tanto como puedas, sin importar lo que los demás piensen, necesitas sentir, no dejes que el mundo derrumbe o que mande al acantilado tus ganas de amar, de querer, de reír o de llorar. Solo porque los demás tienen miedo no significa que tú debas tenerlo, sí ya sé, estamos en esta estúpida época donde todo parece demasiado artificial, incluso el amor, pero tú no dejes que contaminen a tu adorado corazón, él, tan frágil y tan despierto, no dejes que se endurezca, que se convierta en piedra debido al temor, a los gritos desesperados de todos a tú alrededor que te dicen: "¡No te enamores!, ¡no sientas!, ¡a fin de cuentas vas a terminar sola y con el corazón roto!", ¿acaso vale la pena?, vivir una vida donde todo sea rutinas y monotonía, donde no arriesgues, donde jamás salgas lastimada. Llorar por las noches a veces es necesario, especialmente en aquellas donde la lluvia inunda todo, donde parece que el cielo se hace uno contigo y juntos le lloran a la vida por hacerlos sentir demasiado.
No temas, siente y deja que todo el amor del mundo entre a tus pulmones cuando respires, sabes que vale la pena, y es que aunque a veces pareciera que no hay una batalla que pelear, tú estás luchando contra ti misma, estás al borde del precipicio y quisieras arrojarte, pero solo porque sabes que allá abajo está alguien esperando por ti. Que no te de miedo, agarra una pistola y póntela en la sien, y por favor, si es que has decidido que vas a rendirte y vas a poner un letrero en tu corazón donde se lea "cerrado", mejor dispara, jala el gatillo de una vez y sin pensarlo, porque eso no es vivir, no puedes hacerte ese daño, porque lo sabes: te hace más daño poner las mil barreras que ya conoces muy bien que abrirle las puertas a todo aquello que podría o hacerte feliz o derrumbarte. Pero por favor, siente, siente con cada uno de los poros de tu piel.
En un mundo donde todos se encierran y deciden que van a protegerse, en un mundo donde todos salen a la calle con la armadura más fuerte que tienen, tú sal y permite que todo aquello que te vaya a golpear lo haga con fuerzas.
Siente.
Tanto como puedas.
No hay límites.
Llena a tu corazón con todo lo que deba ser llenado: amor, odio, rencor, alegría, tristeza, emoción. Pero llénalo, ve qué tanto puede crecer. Y el día en que sientas que se ha expandido tanto que ya hasta ha aplastado tus pulmones, el día en que sientas que el aire te falta, que el cerebro no funciona y todo a causa del tamaño de tu corazón, ese día sabrás que ha valido la pena vivir.

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