jueves, 21 de diciembre de 2017

Cuando Miranda encuentra a Steve

Desde que comencé a ver Sex and The City, siempre pensé "bueno, es obvio que soy Carrie", sobre todo porque ella también es escritora y su vida amorosa es su mayor inspiración. Luego, crecí un poquitito y me di cuenta de que podía ser un poco más como Samantha; ir de cama en cama a fin de cuentas no tiene nada de malo, incluso puede ser divertido. Hasta que me enamoré de uno de esos one night stands, y el corazón de nuevo se rompió. Fui a terapia y me di cuenta de que tenía demasiado de Chalotte en mí: siempre creyendo en el cuento del príncipe azul, siempre queriendo ser salvada, y nunca perdiendo la esperanza de que el amor verdadero terminaría por encontrarme.


He estado saliendo con chicos desde que tenía 15, estoy exhausta. ¿Dónde está él?

Siempre creí que Miranda y yo no teníamos demasiado en común. Ya no recuerdo cuándo acabé de ver la serie, pero creo que fue en marzo del año pasado, y desde entonces no la había vuelto a ver, hasta el día de hoy. Estoy de vacaciones y dije, "bueno", puse la tercera temporada y ahí estaba: la prueba contundente de que soy más parecida a Miranda de lo que estoy dispuesta a aceptar.
Miranda se caracteriza por ser la independiente del grupo, la mujer trabajadora y casi masculina, a la que no le gusta que la traten como a una princesa, porque siempre quiere tener el control.
Miranda conoce a Steve y le parece que es demasiado niño bueno para ella, se aburre, termina dejándolo. Pero luego vuelven y es clarísimo que él es -de hecho, demasiado bueno para ella. Ella hace hasta lo imposible para alejarlo de su vida, pero él continúa ahí, siempre a su lado, apoyándola constantemente y demostrándole cuánto la quiere. El hombre ideal, ¿no?


No puedo decir "te quiero". No puedo. No está en mi ADN.

Y si creo que me parezco más que nunca a Miranda es quizá por el hecho de que Steve me recordó demasiado a alguien. Al hombre que apareció por primera vez en medio de un montón de gente, con una sonrisa que no me saco de la cabeza y el corazón más bonito del mundo (sí, el más bonito). Yo, como toda Miranda, quise alejarme, y un día mientras estaba en GDL me puse a pensar demasiado y en mi cabeza la idea de que alguien tan bueno existiera no era posible. Y dije "basta", pero él no se fue. Al contrario, por primera vez alguien venía a llevarme la contraria y a decirme todas las cosas que siempre supe pero que nunca me gustaba escuchar.
Aún estoy exhausta, porque nadie sabe con exactitud qué va a pasar, si mañana todo se acabará o si el destino y la vida nos tienen preparado algo maravilloso. Solo queda esperar, dejar que los días pasen, vivirlos al máximo, con la garantía de que si bien todo podría salir mal, por ahora todo está yendo bien. La Miranda que vive en mí me dice que salga corriendo, que de una vez ponga un punto final, pero es que ya conocí a Steve,
es que ya no hay marcha atrás

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