miércoles, 15 de agosto de 2018

El cielo de Várda

La posibilidad de que un meteorito se impacte con la tierra depende de muchos factores: velocidad y diámetro, por ejemplo.

Así el amor.

Tenemos muy pocas probabilidades en la vida, a pesar de lo que nos dicen.
Salir y descubrir que hay más que simples coincidencias: el universo compuso una canción hace miles de años, y nuestros corazones son tan solo pequeñitas notas en ella, las estrellas dictaron el tempo en que te encontraría.

Aquí en la tierra, hubiera bastado tan solo un parpadeo para perderte, pero no fue así, miré al cielo en el momento preciso y ahí estabas.

En algún lugar del espacio y tiempo estuviste esperando por el rose de mis manos en tus cuerdas, dando vueltas quizá, regresando cada año en forma de una estrella fugaz, y yo deseando encontrarte sin saber que aún no era el momento adecuado.

El que nuestros corazones se sincronizaran fue casi imposible, pero el universo, caprichoso de por sí, así lo quiso, y mira que llevo cargando pedazos del origen del universo desde el otro lado del mundo tan solo para completar esta pieza.

Dime una cosa, aún después de contarte esta historia, ¿es posible que mires al cielo sin encontrar respuestas?

Deja que tu corazón palpitante de amor sea libre, la gravedad no le afecta, al contrario: un día hará que escuches la canción que tanto anhelas y el cielo cambiará, las estrellas no podrán quedarse quietas y te invitarán a bailar.

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