sábado, 18 de agosto de 2018

The Love Club: Paul parte 2


*7 años atrás*

Tefi, Mauricio y Paul estaban en casa de su amigo Beto, celebrando su cumpleaños número 17, como era tradición, siempre iban a su casa, se pasaban el rato en su alberca y hablaban de un montón de cosas.
Era la primera vez que Tefi y Paul se veían y hablaban desde que habían salido de la secundaria, dos años atrás.
-¿Entonces? –Le preguntó Paul a Tefi -¿Cómo has estado?
-Bien, ¿tú?
Y Paul quería decirle tantas cosas, pero no sabía cómo. Había pasado dos años tratando de sacársela de la cabeza, desde que Tefi se había mudado a la Ciudad, las cosas ya no eran las mismas y todo el mundo lo sabía.
-Te extrañamos –dijo él y pensó en todas las chicas que había conocido en la preparatoria y cómo solamente le atraían aquellas parecidas a Tefi.
Pasaron la tarde comiendo, bebiendo el alcohol de los padres de Beto de manera clandestina y contando viejas historias. Habían llegado más personas a celebrar, pero como era costumbre, Tefi siempre estaba rodeada de chicos. Todos le hacían preguntas acerca de su nueva escuela y su nueva vida. En algún momento alguien le preguntó si tenía novio, ella no respondió al instante, se quería hacer la misteriosa, pero finalmente dijo:
-No tengo, pero no tardaré mucho, estoy saliendo con un chico.
Paul la miró a los ojos, tratando de descifrar si aquello era verdad y Tefi también lo miró y le sonrió. Él sintió a su corazón rompiéndose, ella le había dado el golpe final, así que se alejó de todos, tomó su teléfono y marcó el número de una chica, una que sabía que le respondería al instante.

*

-Estoy de vuelta –le dijo a Paul a Mauricio cuando contestó el teléfono.
-¿Qué dices?
-Me deportaron.
Nadie dijo nada por lo que sintió como una eternidad. Luego Mauricio reaccionó y dijo:
-¿Dónde estás exactamente?
-En la Ciudad, pero ya voy camino al Pueblo.
-Ok, nos vemos para cenar.
Mauricio colgó el teléfono y marcó inmediatamente a Tefi, pero mandó directamente a buzón, así que le dejó un mensaje:
-Llámame en cuanto puedas, tengo que decirte algo y no te lo vas a creer.

*4 años atrás*

Mauricio hablaba con Tefi mientras ella se estaba alistando para salir, era un sábado por la noche y el plan era simple: irían a bailar y divertirse.
-¿Estás bien?, ¿segura? –le dijo él.
-Me acabo de enterar que mi novio de toda la vida me estaba poniendo el cuerno, ¿cómo crees que estoy?
-¿Pero no prefieres quedarte y hablar?
Y ella no respondió, sino que tomó un labial rojo que tenía en su bolso y se lo puso viéndose fijamente al espejo, cuando terminó, le dijo:
-Nunca dejes que vuelva a caer tan bajo por un hombre –lo miró -¿me lo prometes?
Y él no respondió pero dijo que sí con la cabeza.
-Yo también tengo algo que contarte –le dijo él después de un rato -¿recuerdas a la chica que te dije que me parecía muy linda? –Tefi abrió los ojos y gritó:
-¡No!
Mauricio soltó una carcajada.
-¿De verdad?
Y Tefi no podía creer que por primera vez, a sus 20 años, estaba viendo a su mejor amigo enamorado mientras ella tenía el corazón roto.
-¡Pues tenemos mucho que celebrar!-finalizó mientras se ponía de pie y lo tomaba  de la mano.

*

-¿Cómo estuvo? –le preguntó Mauricio, y Paul le explicó el proceso: primero lo tuvieron haciendo las mismas preguntas una y otra vez, luego lo dejaron dormir en una pequeña habitación, le quitaron su celular y le preguntaron si tenía algo comprometedor en él, y no le quedó de otra más que decir la verdad.
-Eres un idiota –se río Mauricio.
-¿Hablaste con Tefi?, ¿le dijiste?
-No, le marqué pero no me contesta aún, ¿y tú?
Paul sacó el teléfono y marcó el número de Tefi, esperó en la línea pero nadie contestó.
-Probablemente esté dormida.
-¿Qué más? –lo invitó a seguir Mauricio.
-Básicamente me dijeron que o me metían a la cárcel o me quitaban la visa, ahí fue cuando me puse nervioso.
Sacó una carpeta amarilla de su mochila y se la pasó a Mauricio.
-Ahí está toda la información de por qué me deportaron.
Mauricio no pudo evitar reírse, en la primera hoja que sacó estaba una fotografía de un Paul que claramente llevaba horas sin dormir.
-Paul, el criminal anda sueldo –dijo riendo, y Paul también se río, hasta que comenzó a preguntarse qué haría ahora con su vida.

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